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La segunda venida de Varoufakis: vuelve al ruedo la pesadilla de Bruselas
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SE PRESENTARÁ A LAS EUROPEAS

La segunda venida de Varoufakis: vuelve al ruedo la pesadilla de Bruselas

En un teatro en el centro de Bruselas el exministro griego presentó su campaña y cargó contra todo el mundo. La pregunta es: ¿ante qué Yanis Varoufakis estamos ahora?

Foto: Yanis Varoufakis llegando al palacio del primer ministro griego en motocicleta durante su etapa como ministro. (Reuters)
Yanis Varoufakis llegando al palacio del primer ministro griego en motocicleta durante su etapa como ministro. (Reuters)

Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) no tiene muy buenos recuerdos de Bruselas. En las oscuras noches de la capital comunitaria y las grises salas de reuniones del Consejo vio hundirse sus pocos más de 160 días como ministros de Finanzas heleno con una Grecia al borde del precipicio de la Eurozona.

Nada gustaba a Varoufakis de la ciudad. Según cuenta el propio economista, algunas de las personalidades le tendían la mano en reuniones privadas para después abofetearle en público. Y la prensa de Bruselas bailó, según él, al ritmo de las instituciones, orquestando una campaña mediática contra él y contra Grecia.

Aquellos días de furia y vértigo terminaron con él defenestrado de un gobierno que acabó aceptando el rescate. Traicionado por los suyos y cayendo una especie de silencio cómodo para todas las partes, Atenas decretó un damnatio memoriae en su contra. Su recuerdo se borró. Alexis Tsipras, su amigo, el que le convenció de dejar la academia para hacerse cargo de las negociaciones con los acreedores, acabó codeándose con las personas más odiadas por Varoufakis. En cierto modo, la cabeza del ministro y el posterior rescate, abrieron a Tsipras las puertas de la aceptación social por parte del resto de líderes europeos.

placeholder Varoufakis escucha a Tsipras en el Parlamento griego durante su etapa en el Gobierno. (Reuters)
Varoufakis escucha a Tsipras en el Parlamento griego durante su etapa en el Gobierno. (Reuters)

Y es por eso que llame todavía más la atención que al economista griego le haya quedado el más mínimo apetito de seguir participando en política. Pero esta semana Varoufakis volvió a saltar definitivamente al ruedo de Bruselas para presentar su campaña para ser eurodiputado en la próxima legislatura. El griego se presentará curiosamente en una lista por Alemania, y no por Grecia.

Eso sí, se presentó este lunes a su manera. Porque hay dos Varoufakis: el serio y capaz economista, con propuestas valiosas y con ideas interesantes, y el tipo narcisista y con un ego difícil de gestionar, en el que todo el mundo menos él es culpable de los desmanes del pasado.

El lunes por la noche tocó este segundo. En un teatro en el centro de la ciudad el exministro presentó su campaña y cargó contra todo el mundo, especialmente contra el “establishment” europeo. No dejó títere con cabeza y se rodeó de personajes variopintos durante las varias horas que duró el evento. Desde Benoît Hammond, el que fuera candidato socialista a la presidencia francesa, hasta la actriz Pamela Anderson, pasando por personajes como Neil Harbisson, un británico que se considera cíborg con una antena insertada en su cabeza, y que defendió que los europeos tienen derecho precisamente a ser cíborgs.

Foto: Yanis Varoufakis, candidato al Parlamento europeo por la lista internacional Movimiento Democracia en Europa, pronuncia un discurso en Berlín, el 24 de junio de 2019

El martes tocó la otra cara de Varoufakis. La del economista con ideas y con iniciativas, aunque ya ligado de forma inconsciente con su otro perfil, con su propio personaje. En un evento de uno de los think-tanks económicos de referencia para el “establishment” que tanto criticó y coordinado con uno de los periódicos a los que el griego acusó de una campaña contra su persona, el economista presentó a la burbuja de Bruselas algunas de sus propuestas y su visión de Europa.

Transición ecológica

Varoufakis defendió la que es la idea central de su propuesta, un plan de inversión financiado por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y respaldado por el Banco Central Europeo (BCE) 500.000 millones de euros, con el objetivo de que sirva también para impulsar la transición ecológica.

En 2015, cuando era ministro, puso la propuesta encima de la mesa del BEI, que no rechazó la propuesta, pero que según Varoufakis no despegó porque el Consejo no apostó por ello. No es la única propuesta que el griego puso sobre la mesa y que fue desdeñada por sus colegas solo para ser rescatada como una idea aceptable poco tiempo después.

La iniciativa de un plan impulsado por el BEI no es la única idea del griego, que se muestra muy escéptico respecto a la posibilidad de un presupuesto para la Eurozona porque considera que la propuesta francesa es “insignificante” y pide empezar la casa por las bases: pide un Constitución europea con el objetivo de alcanzar una Europa federal pero que sea democrática y transparente.

placeholder Varoufakis durante la presentación en Bruselas de su plataforma política. (Reuters)
Varoufakis durante la presentación en Bruselas de su plataforma política. (Reuters)

El Varoufakis que está por venir

Pero si algo demostró Varoufakis en su libro 'Adults in the Room' no fue solo su choque frontal con la cúpula de la UE. Las más de 500 páginas que ocupan las memorias de sus poco más de 160 días como ministro son una auténtica oda a la candidez política, una apología total de su ingenuidad. Un amauterismo político que a ese máximo nivel tiene consecuencias. Ahora, como futurible eurodiputado, puede permitirse ese tipo de deslices sin más consecuencias, pero llama la atención que una persona machacada por su falta de comprensión sobre la realidad política haya decidido continuar en el ruedo.

En la obra se reflejan otras cosas. La idea de que era un pulso entre él y el resto del mundo, o de que todas las demás personas le traicionaban mientras él seguía defendiendo sus principios dejan ver que el ministro de Finanzas sabía de cuentas pero no tenía ni idea de política. El único que no comete errores es él, y eso refleja el enorme ego que le acompaña en todo momento y que, años después, no le ha abandonado.

placeholder Rueda de prensa con con su homólogo alemán y rival Wolfgang Schäuble. (Reuters)
Rueda de prensa con con su homólogo alemán y rival Wolfgang Schäuble. (Reuters)

No le falta razón a Varoufakis en algunas de las críticas que se señalan en 'Adults in the Room' y que son claves para entender la visión del griego de la UE. Una buena parte de la cúpula europea ha admitido ya que con Grecia se equivocaron. Pero para él, el hombre al que directamente expulsaron de una reunión en la que se decidía el futuro de Atenas, eso no es suficiente.

La gasolina del motor político de Varoufakis se encuentra en esas 500 páginas. La idea de que procesos oscuros y sin rendir cuentas a instituciones democráticas decidían el futuro de un país queda perfectamente reflejada en su obra, lo mismo que ahora en su programa político. Si bien su libro consiste en una exoneración de sus responsabilidades, puestas sobre los hombros de los burócratas europeos que se encarga de deshumanizar y también en los de sus excompañeros de gobierno, muchas de las críticas que refleja el exministro deben tenerse en cuenta.

Foto: Varoufakis, durante su visita a Barcelona. (EFE)

La cuestión estará en ver si este segundo Varoufakis ha perdido la candidez política del primero, del que se dejó controlar por el aparato de Syriza sin ni siquiera caer en ello. Un ministro incapaz de manejar a un equipo de asistentes y de ayudantes que le traicionan y le quitan cualquier autoridad interna sin que él tome ninguna medida.

Ahora Varoufakis intenta seguir defendiendo su visión de Europa, y seguir predicando su versión del rescate griego, pero lo quiere hacer desde la seguridad política que ofrece el burladero del Parlamento Europeo. Sin el riesgo político que implicaba los altos vuelos de un gobierno, el griego quizás tenga ahora la oportunidad de aportar su perfil positivo en la próxima Eurocámara.

Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) no tiene muy buenos recuerdos de Bruselas. En las oscuras noches de la capital comunitaria y las grises salas de reuniones del Consejo vio hundirse sus pocos más de 160 días como ministros de Finanzas heleno con una Grecia al borde del precipicio de la Eurozona.

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