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Un ojo en las armas, el otro en la industria: las claves del nuevo modelo de seguridad de la UE
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"¿Industria de la defensa? Por supuesto"

Un ojo en las armas, el otro en la industria: las claves del nuevo modelo de seguridad de la UE

La guerra en Ucrania ha roto el gran tabú del envío de armas por parte de la UE, un proyecto nacido para la paz. Aunque la defensa es competencia nacional sagrada, impulsar la cooperación y la inversión es una de las prioridades futuras en Bruselas

Foto: Vista de un carro de combate Leopard 2 en una cadena de producción. (Reuters / Fabian Bimmer)
Vista de un carro de combate Leopard 2 en una cadena de producción. (Reuters / Fabian Bimmer)

"Hace dos años, cuando lanzamos la Brújula Estratégica, dije que Europa estaba en peligro. Nadie prestó mucha atención. Ahora, todo el mundo está hablando de ello. Todo el mundo habla de seguridad y defensa, de un comisario de Defensa, de compras conjuntas, de industria. Hemos vivido en un desarme de Europa silencioso durante mucho tiempo. Poco a poco hemos perdido nuestra capacidad militar". Esta era la radiografía que Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, hacía recientemente desde la Conferencia de Seguridad de Múnich. Y proseguía: "¿Industria de la defensa? Por supuesto. Defensa por sí sola iría en contra de los tratados". El debate es ya uno de los temas que marcarán el presente y futuro de la UE y está en lo más alto de las prioridades políticas en medio de un mundo cada vez más hostil, volátil e imprevisible, donde Europa ha despertado de su sueño de dar la paz por hecho.

El 24 de febrero de 2022, día de la invasión rusa a Ucrania, supuso un cambio copernicano en la UE en materia geopolítica, económica, pero sobre todo en la de seguridad. El proyecto europeo, forjado baja las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, concebía la guerra como algo del pasado o de lugares remotos. Y de pronto la tenía a sus puertas. Ese despertar ha colocado el debate de la UE de la Defensa, uno de los grandes sueños de los padres fundadores, en el centro de la diana. La idea lanzada por Emmanuel Macron para crear un Ejército resurgió, hay eurodiputados que hablan de la necesidad de que la UE tenga armas nucleares y ya cobra fuerza la idea de un comisario de la Defensa para la próxima legislatura.

En Bruselas, uno de los grandes debates del momento es cómo acelerar la capacidad de la industria para invertir más y mejor juntos a sabiendas de que fuera de esa margen, el resto es competencia nacional. Por lo pronto, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha confirmado su intención de repetir al frente del Ejecutivo comunitario con la prioridad de impulsar una UE de la Seguridad y la Defensa.

Foto: Ursula von der Leyen. (Reuters/Liesa Johannssen)

1. Brújula Estratégica: 5.000 'soldados'

"El conocimiento no es suficiente, hay que ponerlo en práctica. La voluntad no es suficiente, hay que actuar", cuando Borrell presentó su Brújula Estratégica echó mano de esta cita de Johann Wolfgang von Goethe. Un mes después del estallido de la guerra en Ucrania, el Consejo de la UE dio su luz verde a este primer libro blanco sobre la seguridad de la UE hacia 2030. El documento fija un plan de acción con cuatro arterias: actuar, proteger, invertir y trabajar de manera asociativa. Establece objetivos y calendarios claros, como la creación de una Capacidad de Despliegue Rápido que permita movilizar a 5.000 efectivos en tiempos de crisis de forma rápida. Debería estar operativa para 2025. Además, llama a la creación de una misión civil dentro de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) con 200 expertos que deberían poder desplegarse en cualquier entorno en un mes.

2. Se derriban los tabúes: primeras armas para la guerra

"Si no somos capaces de defendernos, no vamos a ser capaces de jugar un papel geopolítico. Y esto empieza por la industria de la defensa, que es diferente de la defensa, que es competencia de los Estados miembros", recordó el Alto Representante desde el foro de la ciudad alemana La seguridad y la defensa es la cartera que más recelo genera en los Gobiernos nacionales. Son las capitales las que poseen los Ejércitos y las que protegen sus fronteras. De hecho, los países europeos han relegado la pata de la seguridad a la OTAN y no a la UE. Aunque fuentes aliadas reconocían recientemente que la tendencia es caminar hacia una "otanización de Europa".

Uno de los grandes tabúes que ha derribado la guerra en Ucrania es el de las armas. La UE no puede financiar el envío de material bélico a un país en guerra. Los Tratados son meridianamente claros en este sentido. La fórmula encontrada en Bruselas para esquivar este obstáculo y ayudar a Ucrania ha sido echar mano del Fondo Europeo para la Paz, un instrumento ad hoc, fuera del presupuesto comunitario y financiado por los Estados miembro. En estos cerca de dos años de guerra ha destinado 4.600 millones de euros para canalizar el envío de armas a Kiev a través de esta herramienta, que ha sido ampliada hasta los 12.000 millones. Hungría bloquea desde verano el octavo tramo de 500 millones. Y Borrell ha puesto sobre la mesa un plan para hacer la ayuda a los de Zelenski predecible y destinar 5.000 millones de euros anuales. Nunca antes, el bloque comunitario había apoyado con dinero a un país en medio del conflicto.

La gran preocupación es, sin embargo, la escasez de munición. La guerra en Ucrania es una guerra de artillería. Los cuellos de botella en la cadena global, la falta de capacidad de producción de unas compañías acostumbradas a vivir en tiempos de paz y la insuficiencia de materias primas están provocando que las balas no lleguen al frente, y ello representa el elemento que más está alterando la balanza en la guerra en contra de Ucrania. El país dispara unas 5.000 rondas de artillería al día. Y sus socios no dan abasto para proveerle con estas cantidades. Como parche, la UE ha sacado adelante el Reglamento de Apoyo a la Producción de Municiones (ASAP, por sus siglas en inglés), una normativa que establece 500 millones que tiene por objetivo acelerar la entrega de munición y misiles a Ucrania y ayudar a los Estados miembros a reponer sus propias reservas.

Con las limitaciones derivadas de la falta de voluntad de los países a perder soberanía en esta materia o del propio freno que fijan los Tratados, lo que la UE está haciendo es impulsar la capacidad de su industria a través de alianzas, inversiones y compras conjuntas de armamento. La idea es impulsar la interoperabilidad y la coordinación. Buena parte de ello se realiza a través de la cooperación estructurada permanente (PESCO), que se puso en marcha en diciembre de 2017.

3. Gasto sin precedentes: 240.000 millones

La obsesión no es tanto gastar, sino "gastar mejor" a través de adquisiciones o acuerdos conjuntos que proporcionen previsibilidad a la industria y una mejor interoperabilidad entre las fuerzas armadas europeas. Por ejemplo, los Estados miembros pueden comprar munición para Ucrania a través de 60 contratos sellados para la adquisición conjunta. O también pueden establecer misiones militares conjuntas como la aprobada esta semana para proteger los navíos en el Mar Rojo de los ataques de los hutíes.

Foto: Frente de Avdiivka. (Yan Shypula)

La gran prioridad radica en impulsar la industria. No tanto en invertir más, sino en evitar duplicidades. El informe anual de la Agencia Europea de la Defensa reveló el año pasado que nunca antes Europa había destinado tanto dinero en esta materia. Con 240.000 millones de euros invertidos en carteras de defensa, 2022 se convirtió en el octavo año de consecutivo crecimiento, con un incremento del 6% con respecto al año anterior. 20 de los 27 Estados miembros de la UE aumentaron el gasto en defensa, y seis lo hicieron en más de un 10%. Entre los que experimentaron un salto más pronunciado están Suecia (30,1%); Luxemburgo (27,9%), Lituania (27,6%) y España (19,3%).

4. ¿Un nuevo comisario?

Ursula von der Leyen tomó las riendas del Berlaymont en 2019 con dos prioridades: hacer de la suya una Comisión Europea geopolítica y referencia global en contra el cambio climático. La alemana, que acaba de desvelar su deseo de repetir en el cargo, ha asegurado que la Comisión Von der Leyen 2.0 estaría centrada en la defensa. Ya ha desvelado algunas de sus cartas: quiere un comisario que ostente la cartera de Defensa, algo inédito. La alemana presentará también en las próximas semanas una propuesta para desarrollar una estrategia industrial de defensa y ha anunciado que abrirá una oficina de innovación en este campo en Kiev.

"Europa tiene que reforzar su base industrial (...) Soy una transatlantista convencida y, al mismo tiempo, tenemos que construir una Europa fuerte y eso va de la mano", aseveró Von der Leyen en un panel desde Múnich. El debate de seguridad tiene muchas arterias. No solo pasa por desgranar si las firmas europeas tienen capacidad de producción o de cómo pueden construir estas sinergias los países europeos sin dejar a nadie atrás. Si no también afecta a la convivencia entre la UE y la OTAN, que históricamente ha jugado el papel de paraguas militar de Europa. En esta coyuntura, Estados Unidos, a los mandos de la Alianza, y sus empresas han salido beneficiosos con jugosos contratos de material bélico durante las últimas décadas.

Foto: Ursula von der Leyenm junto a Charles Michel. (EFE/EPA/Oliver Hoslet)

5. El 83% de los españoles avalan la UE de la Defensa

La mayoría de los ciudadanos europeos apoyan una UE de la seguridad y la defensa y piden más cooperación entre los Veintisiete. El último Barómetro que hizo una radiografía social a esta temática, fechado en julio de 2023, fija en un 77% el apoyo a las políticas de una defensa común. Los dos extremos de la tabla se encuentran en Luxemburgo, donde el respaldo se dispara al 92%, y en Austria, donde se hunde al 56%. El sondeo revela que el 80 % de los europeos quieren también más colaboración entre los Gobiernos en términos logísticos y de adquisición de material bélico. Además, dos tercios estiman que la UE debería destinar más dinero al gasto en materia de defensa.

España, que históricamente se ha caracterizado como un país y una sociedad muy europeísta, está por encima de la media europea. Un 83% de sus ciudadanos respaldan una UE de la Seguridad y la Defensa. Sin embargo, los españoles son algo más críticos con el envío de armas a Ucrania: el 60% se muestra a favor, cuatro décimas por debajo de la media de la UE.

"Hace dos años, cuando lanzamos la Brújula Estratégica, dije que Europa estaba en peligro. Nadie prestó mucha atención. Ahora, todo el mundo está hablando de ello. Todo el mundo habla de seguridad y defensa, de un comisario de Defensa, de compras conjuntas, de industria. Hemos vivido en un desarme de Europa silencioso durante mucho tiempo. Poco a poco hemos perdido nuestra capacidad militar". Esta era la radiografía que Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, hacía recientemente desde la Conferencia de Seguridad de Múnich. Y proseguía: "¿Industria de la defensa? Por supuesto. Defensa por sí sola iría en contra de los tratados". El debate es ya uno de los temas que marcarán el presente y futuro de la UE y está en lo más alto de las prioridades políticas en medio de un mundo cada vez más hostil, volátil e imprevisible, donde Europa ha despertado de su sueño de dar la paz por hecho.

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