Es noticia
Tiroteos, secuestros y mucha droga en el 'salvaje norte': el narco sacude Bélgica y Países Bajos
  1. Mundo
Crimen organizado

Tiroteos, secuestros y mucha droga en el 'salvaje norte': el narco sacude Bélgica y Países Bajos

La extrema violencia del narco en Bélgica y Países Bajos muestra los retos del principal punto de entrada de drogas en Europa y los fallos de la estrategia de tolerancia hacia los narcóticos

Foto: Homenaje a los dos suecos asesinados en Bruselas. (EFE / Olivier Hoslet)
Homenaje a los dos suecos asesinados en Bruselas. (EFE / Olivier Hoslet)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Cuando el pasado 16 de octubre un terrorista mató a dos personas en Bruselas, la primera reacción de muchos fue pensar que había sido un incidente más entre bandas y restarle importancia. Era puro instinto: en las calles de Bruselas, una ciudad por donde pasan muchas armas del mercado negro, cada vez se ven más incidentes relacionados con el narcotráfico y el control de distintas zonas. En los últimos cuatro días, Bruselas ha vivido cuatro tiroteos. Uno de ellos, el domingo, dejó a dos heridos graves y al sospechoso huyendo en patinete. Otro de los tiroteos, en la noche de este martes al miércoles, ha dejado un muerto. Todos ellos, asegura el burgomaestre de Saint-Gilles, la zona donde se han producido los altercados, están relacionados con el narcotráfico.

España es uno de los puntos calientes de entrada de droga en Europa, y la muerte de dos guardias civiles arrollados por una de las narcolanchas en Barbate (Cádiz) ha vuelto a ponerlo en el centro de la opinión pública. Pero con los datos en la mano, la realidad es que el centro de gravitación del mercado de la droga en Europa está lejos de las costas gaditanas: está en el mar del Norte. Y va mucho más allá de Bruselas, donde llama especialmente la atención por ser la ciudad en la que también se encuentran las principales instituciones de la Unión Europea y el cuartel general de la OTAN.

Foto: Uno de los detenidos en Barbate, a su llegada a los juzgados de la localidad gaditana. (Europa Press/Francisco J. Olmo)

Países Bajos y Bélgica, en general, se encuentran en el centro de la entrada de cocaína en Europa, y los grandes puertos de ambos países, el de Rotterdam y el de Amberes, lo notan. La segunda ciudad más grande de Bélgica, al norte, cerca de la frontera holandesa, un puerto histórico clave en el desarrollo del comercio global, es ahora una pieza fundamental en el engranaje del comercio mundial de narcóticos. Y donde hay droga, tarde o temprano, hay violencia. En 2022 se registraron 81 tiroteos en las calles amberinas, el año en el que las autoridades incautaron 110 toneladas de cocaína en el puerto. En septiembre de 2023, Bélgica se vio sacudida porque en uno de estos tiroteos acabó muriendo una niña de 11 años, familiar de un miembro de las bandas criminales de Amberes.

Pero no son únicamente tiroteos puntuales aquí o allá. En 2022 se desarticuló una operación en la que al menos había cuatro implicados directos que tenían como objetivo secuestrar a Vincent Van Quickenborne en su vivienda. Van Quickenborne era, entonces, ministro de Justicia de Bélgica. Cerca de su casa, en Kortrijk, al oeste del país, se encontró un arma semiautomática dentro de un vehículo vinculado a uno de los sospechosos que fueron arrestados. "No seremos intimidados por nadie", escribió entonces Alexander de Croo, primer ministro, en sus redes sociales. La "narcomafia", como denominaron, a la que se enfrentan, opera en ambos países como un único espacio.

Los servicios de aduanas belgas saben que los narcos intentan encontrar a aliados entre los más de 3.000 empleados del servicio. Que buscan sus puntos débiles, a los que peor están económicamente o los que más pueden llegar a caer en la tentación de aceptar un soborno. Los empleados tienen la recomendación de no ser fotografiados para evitar que se sepa quiénes son. En Amberes el problema ya no es únicamente el puerto o los tiroteos: el narco está instalándose en la sociedad a través de actividades más convencionales.

Bart De Wever, alcalde de Amberes, líder de los nacionalistas flamenco de la N-VA, que lleva desde 2021 bajo protección policial las 24 horas del día, ha asegurado que el narco está cada vez más implantado en la ciudad y que busca tejer alianzas e infiltrarse dentro del sistema político. De Wever critica que el cálculo que se hace es que unos 20.000 millones de euros de origen criminal entran al año por el puerto de Amberes, más del doble del presupuesto de la policía y de los juzgados encargados de perseguirlo. "Esto no se puede aceptar. Quiero rendir un homenaje de honor a la gente de la policía y de las aduanas que tiene que trabajar con muy pocos recursos y a las personas que no están bien equipadas y que arriesgan sus vidas", explicaba De Wever este enero en una televisión.

Al norte de Flandes

El problema es mayor incluso en Países Bajos. La violencia es más explícita y el número de incidentes y de muertos al año es mayor. Fuera de sus fronteras, muchos conocieron el alcance de la crisis de seguridad que vive el país cuando se supo que el Gobierno había aumentado la seguridad de la princesa Amalia y había restringido sus movimientos ante la sospecha de que el narco holandés la tenía como uno de sus principales objetivos. En concreto, en Países Bajos se habla de la Mocromafia, organizaciones criminales en las que personas de ascendencia marroquí juegan un papel central.

No actúa únicamente en territorio holandés. En enero de 2022, la Mocromafia mató a Ebrahim Buzhu, un traficante de drogas, en Chiclana de la Frontera (Cádiz), y también se considera que estuvo detrás del asesinato de Samir Bouyakhrichan en Marbella (Málaga) en 2014. Pero sin lugar a dudas, el asesinato más sonado de la Mocromafia en los últimos tiempos es el del conocido periodista de investigación Peter R. de Vries, que murió tras recibir un disparo en la cabeza en 2021 al salir de una cadena de televisión. El juicio por su asesinato ha comenzado este mes de enero. De Vries fue asesinado en el contexto del conocido como "juicio de Marengo" contra Ridouan Taghi, uno de los líderes de la Mocromafia, y otras 16 piezas importantes de la organización criminal. El periodista de investigación estaba apoyando al testigo clave del caso, Nabil B. La mafia mató, además de a De Vries, al hermano de Nabil y a su abogado Derk Wiersum.

Foto: Minuto de silencio en Barbate (Cádiz) en repulsa por la muerte de los dos agentes. (EFE/Román Ríos)

Aunque muchos señalan a la despenalización del consumo de drogas como una solución contra el narco, lo cierto es que en Países Bajos las organizaciones criminales han crecido alrededor de las cadenas de suministro de cannabis a los conocidos como "coffee shops". La venta y el consumo son legales, pero no así el suministro. Esa incongruencia llevó, según el principal sindicato policial del país, el NPB, a que se permitiera crecer toda una estructura logística que, una vez armada, ha pasado del cannabis a otras drogas como la cocaína.

Las alcaldías de Ámsterdam y Rotterdam alertan de un proceso similar al que menciona el alcalde de Amberes: cada año entre 15.000 y 30.000 millones de euros de dinero criminal se canaliza hacia otras actividades, como bares, ‘coffee shops’ o el sector turístico, echando raíces. La amenaza de mutar en un "narcoestado" se pone mucho sobre la mesa en el caso de Países Bajos, mucho menos en Bélgica, aunque en Flandes el asunto es más urgente y ocupa más espacio en el debate y en los medios de comunicación.

Cuando el pasado 16 de octubre un terrorista mató a dos personas en Bruselas, la primera reacción de muchos fue pensar que había sido un incidente más entre bandas y restarle importancia. Era puro instinto: en las calles de Bruselas, una ciudad por donde pasan muchas armas del mercado negro, cada vez se ven más incidentes relacionados con el narcotráfico y el control de distintas zonas. En los últimos cuatro días, Bruselas ha vivido cuatro tiroteos. Uno de ellos, el domingo, dejó a dos heridos graves y al sospechoso huyendo en patinete. Otro de los tiroteos, en la noche de este martes al miércoles, ha dejado un muerto. Todos ellos, asegura el burgomaestre de Saint-Gilles, la zona donde se han producido los altercados, están relacionados con el narcotráfico.

Ámsterdam Bruselas
El redactor recomienda