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Diques de 6 metros para contener la lava: cómo Islandia ha construido defensas ante el volcán Grindavik
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Diques de 6 metros para contener la lava: cómo Islandia ha construido defensas ante el volcán Grindavik

¿Cómo prepararse para el estallido de un volcán anunciado? Más allá de las medidas clásicas de evacuación, Islandia ha estado construyendo diques para salvar infraestructuras y pueblos

Foto: Defensas contra una erupción volcánica en la proyección presentada por Protección Civil Islandia. (Protección Civil islandesa)
Defensas contra una erupción volcánica en la proyección presentada por Protección Civil Islandia. (Protección Civil islandesa)

"La cuestión no era si iba a estallar. La cuestión era cuándo", dice Ármann Höskuldsson, vulcanólogo de la Universidad de Islandia. Habla con los ríos de lava —brillando de un naranja atenuado por la luz del amanecer— a su espalda, entre columnas de humo. La noche de 18 al 19 de diciembre, a las 22:17 hora local, estallaba en erupción un volcán en Grindavik, Islandia, expulsando entre 100 y 200 metros cúbicos de lava por segundo, o una piscina olímpica llena cada 13 segundos.

Pero el país ya lo sabía, y se había preparado. Más allá de las medidas clásicas de evacuación y formación de emergencias para la población, en los últimos meses Islandia ha estado construyendo diques de contención de entre seis y ocho metros de alto y varios kilómetros de largo para contener la lava y salvar infraestructuras —como una cercana central energética— y pueblos. "Es un proyecto de ingeniería muy interesante que no se ha hecho muchas veces en la historia y que puede funcionar en Islandia", asevera Nahum Mendez Chazarra, geólogo español.

“Las fortificaciones defensivas que hemos empezado a construir recientemente tendrán un impacto significativo a la hora de lidiar con la erupción volcánica”, ha afirmado la primera ministra del país, Katrín Jakobsdóttir, en declaraciones recogidas por el medio RUV.

Foto: El volcán de Grindavik en Islandia entra en erupción (Reuters)

Islandia es un país con experiencia lidiando con erupciones volcánicas. Situada en la cordillera del Atlántico Medio, donde divergen las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia, lo que la convierte en una de las regiones volcánicas más activas del mundo, desde pequeños temblores a grandes terremotos. En los últimos tres años, se han producido tres erupciones en la península de Reykjanes, en el sudoeste de Islandia, y donde también se localiza el volcán de Grindavik. Islandia cuenta con 33 volcanes activos, el mayor número de un país europeo. “No hay país más preparado para estos desastres naturales que Islandia”, afirmó Jakobsdottir. Pero este volcán no es, de momento, como los anteriores.

El pueblo más cercano (a unos 3-4 kilómetros), una localidad pesquera de unos 4.000 habitantes, ya había sido evacuado a principios de noviembre, tras semanas de actividad sísmica que, como los movimientos intestinales, hacían temer la eminente erupción. Sin embargo, esta acabó retrasándose, e incluso algunos pobladores locales llegaron a impacientarse. “Lo esperábamos, pero la gente sentía que ya casi se había acabado. La gente estaba pidiendo volver a casa por Navidad… y de repente esto pasa”, comentaba pasmado un periodista islandés ante las imágenes en directo del estallido.

La evacuación —preventiva o del área, una vez comenzado el episodio— es la medida más clásica. Tras declarar el estado de emergencia y establecer un centro de coordinación de Defensa Civil, la Policía lanzó anuncios a los teléfonos de la población: "Ha comenzado una erupción, evacue Grindavík INMEDIATAMENTE, pero no por Grindavíkurveg [carretera en dirección a la zona de la explosión]. Se recomienda a los habitantes de Grindavík que tomen Suðurstrandarveg [carretera que bordea la costa] para salir de la ciudad".

Un plan a base de murallas

Pero, más allá de las medidas clásicas, a principios de este año, Protección Civil presentó un plan para la construcción de varios diques de unos cuatro kilómetros de largo y entre seis y ocho metros de alto, en una figura curva para proteger cada una de las localidades o infraestructuras que se consideran más en peligro.

"La idea es levantar un muro —de tierra o de hormigón, no necesitas materiales muy sofisticados, y que aguante su propio peso— para lograr que la lava simplemente se desvíe a otro sitio", explica Mendez Chazarra. Es decir, la lava no se detiene, sino que simplemente protege determinadas zonas y se desvía hacia otras. Otras ideas, como cavar zanjas, ya se ha demostrado que no funcionan. La lava simplemente rellena el hueco y continúa su camino.

El proyecto se remonta a 2021, cuando el volcán Fagradalsfjall entró en erupción. Entonces, se estableció un grupo de expertos (universidades, protección civil, ingenieros, instituto meteorológico) con el objetivo de estudiar escenarios para futuras erupciones y opciones para la protección de infraestructuras de las arrasadoras coladas de lava. La idea: construir diques. “Realizamos análisis de flujo de lava en las fuentes actuales que quizá sean las más probables, y hemos actualizado la localización de los diques potenciales”, explicaba a principios de 2022 Ari Guðmundsson, ingeniero parte del proyecto, al medio local RUV.

placeholder Una de las proyecciones del plan, con los diques protegiendo la central energética. (Protección Civil Islandia)
Una de las proyecciones del plan, con los diques protegiendo la central energética. (Protección Civil Islandia)

“Colocamos estos diques en puntos altos del paisaje, para que la orografía también nos ayude”, detallaba Guðmundsson. El plan fue anunciado en mayo de este año y, pese a rifirrafe por los costes (entre 2.500 y 3.000 millones de coronas islandesas en total, unos 19 millones de euros), si la financiación tenía que venir de mano pública o también de empresas privadas, así como las dudas sobre si tenía sentido construir defensas si se desconocía el recorrido probable de la lava, la construcción empezó unos meses después, cuando ya parecía obvio que el volcán iba a estallar tarde o temprano.

Defensas a largo plazo

“Las recomendaciones de los científicos nos están preparando para un periodo prolongado de terremotos y erupciones volcánicas en Reykjanes, y estos diques no solo se construirán para el escenario que estamos viendo ahora, sino que se construiría para parte de todos los escenarios que se han planteado. Estamos pensando a largo plazo”, declaraba Víðir Reynisson, director de Seguridad Pública de la Policía Nacional, en una entrevista con mbl.is hace unos meses.

Los vulcanólogos islandeses están ahora siguiendo atentamente el curso de la lava. De los entre 100 a 200 metros cúbicos por segundo se ha pasado a un ritmo más pausado, pero sigue siendo el doble de lava que en la erupción del Litla Hrút, también en Islandia, este mismo año.

placeholder Una de las coladas de lava del volcán de Grindavik. (Protección Civil Islandia)
Una de las coladas de lava del volcán de Grindavik. (Protección Civil Islandia)

"Depende mucho de en la dirección que vaya. Si sigue así, podría acercarse a grandes infraestructuras en un periodo relativamente corto de tiempo", advierte Þorvaldur Þórðarson, un vulcanólogo. "Solo digo que es bueno que hayamos instalado esas defensas en Svartsengi [una central energética] y Bláa lónid [un spa geotérmico], y con suerte se demostrarán muy útiles", ha añadido, en declaraciones al medio local RUV.

Una central, en peligro

La Central Eléctrica de Svartsengi es la principal planta de energía geotérmica en la zona y una de las más importantes de la isla. Abastece al servicio de calefacción de toda la península de Reykjanes, y su protección “hay que tomársela muy en serio”, según palabras de Reynisson. Paralelamente, Bláa lónid, o Blue Lagoon, es un balneario geotermal y una de las atracciones más visitadas del país, con miles de euros en ingresos relacionados.

placeholder Vista del Blue Lagoon antes de la erupción, el 17 de noviembre. (Reuters/Marko Djurica)
Vista del Blue Lagoon antes de la erupción, el 17 de noviembre. (Reuters/Marko Djurica)

"El éxito de este tipo de muros es de un funcionamiento limitado y lleva a un dilema muy importante: si desvías la lava, ¿a quién le provocas los daños? En el caso de Islandia, pretenden proteger esa central y el Blue Lagoon, sitios muy concretos. También depende de cuánto dure la erupción", detalla el geólogo español.

En el caso del volcán de la Palma, por ejemplo, no tenía sentido construir este tipo de protecciones, tanto por la orografía y la pendiente del volcán, como por la localización de las poblaciones: si desvías la ruta de una, podrías acabar destruyendo otras.

Foto: ¿Es seguro viajar a Islandia con el volcán de Grindavik en erupción? Qué hacer si tienes un vuelo (EFE/EPA/AntonBrink)

En Islandia hay zonas todavía en peligro, como la propia ciudad de Grindavík. Pese a que el plan original presentado por Protección Civil calculaba una construcción rápida en apenas 45 días, los trabajos no han sido completados del todo. “Trabajadores del Almannvarna [Protección Civil] estaban trabajando en las defensas cuando la erupción comenzó. No estuvieron en peligro y se evacuaron de la zona cuando empezó”, recoge en un comunicado el servicio. “No hay nada por lo que esperar, las defensas se pueden construir en muy poco tiempo”, ha insistido Þórðarson.

Está por ver si la lava llegará realmente a los diques o si, por el contrario, tomará un rumbo insospechado o directamente se detendrá lentamente. En su último informe, la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO, por sus siglas en inglés) indicó que, "al inicio de la erupción, se observaron grandes fuentes de lava y una intensa sismicidad sobre el dique. La potencia de la erupción ha disminuido con el tiempo, al igual que la sismicidad y la deformación". "Esto es evidente a partir de mediciones sísmicas y GPS. El hecho de que la actividad ya esté disminuyendo no es una indicación de cuánto durará la erupción, sino más bien de que está alcanzando un estado de equilibrio. Este desarrollo se ha observado al comienzo de todas las erupciones en la península de Reykjanes en los últimos años", explicó IMO.

"La cuestión no era si iba a estallar. La cuestión era cuándo", dice Ármann Höskuldsson, vulcanólogo de la Universidad de Islandia. Habla con los ríos de lava —brillando de un naranja atenuado por la luz del amanecer— a su espalda, entre columnas de humo. La noche de 18 al 19 de diciembre, a las 22:17 hora local, estallaba en erupción un volcán en Grindavik, Islandia, expulsando entre 100 y 200 metros cúbicos de lava por segundo, o una piscina olímpica llena cada 13 segundos.

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