La agonía de Li Yanli: carrera contrarreloj en Barajas para frenar la deportación de una cristiana china

“Si vuelve a China, es evidente que la van a matar, y ella lo sabe”. La abogada habla con seriedad, con la autoridad de alguien acostumbrado a expresarse de forma clara y contundente. "De hecho, envió un mensaje de despedida. Y, bueno, intentó suicidarse a causa de la ansiedad que le provocaba el saber que la enviaban de vuelta", sentencia.

El drama al que hace referencia es el de Li Yanli, una actriz china de confesión cristiana que desde hace alrededor de dos semanas se encuentra retenida en el Aeropuerto de Barajas a la espera de una deportación que ya se ha retrasado en varias ocasiones, pero que sigue siendo inminente. Un grupo de activistas, en su mayoría de ciudadanía u origen chino, se ha movilizado para dar a conocer esta situación y tratar de impedir su expulsión a China. “Desde que se la llevaron dentro de Barajas no hemos podido verla”, explica Yuan Lee, un periodista disidente chino residente en España que fue el primero en denunciar la situación, y una de las personas que más se ha movilizado para difundir el caso.

Yanli llegó a Barajas hace dos semanas procedente de un país latinoamericano que nos piden que no difundamos, como parte de un grupo más numeroso de cristianos chinos que solicitó asilo, pero les fue denegado, y de cuya situación ya informó El Confidencial. Hay un motivo para este secretismo: ante esta negación de asilo, varios miembros de este grupo han sido ya deportados a China y otros podrían correr la misma suerte pronto. Y la única defensa que tienen contra las represalias del régimen chino es que las autoridades de ese país no lleguen a saber sus nombres ni otros detalles que puedan servir para identificarlos.

Pero el caso de Yanli es diferente. No solo es miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, una comunidad cristiana especialmente perseguida en China, sino que en su condición de actriz ha filmado en el exilio varias películas de temática religiosa, cuya existencia sin duda conocen los servicios de seguridad de ese país. Por este motivo, la estrategia de quienes se han movilizado en su apoyo está siendo la contraria que en los otros casos: hacer campaña públicamente a su favor. Los activistas, por ejemplo, han protagonizado algunas protestas no autorizadas en Barajas, que podrían acarrearles una sanción económica en algunos casos.

Este grupo de apoyo ha organizado una recogida de firmas que ha logrado 60.000 rúbricas, que se entregarán hoy al Ministerio del Interior. También, descontentos con el trabajo de los primeros abogados asignados a este caso, contactaron con la Fundación de Abogados Cristianos, cuya presidenta, Polonia Castellanos, se ha puesto al frente de la defensa de Li. De momento, este nuevo equipo legal ha logrado algunos avances, aunque por ahora precarios.

Cuenta atrás

“Si Dios no lo remedia, en principio la deportan mañana”, dice Castellanos, refiriéndose a este mismo viernes. “Hubo dos cautelarísimas solicitadas, en una nos dijeron que sí y en otra que no, y esa la estamos recurriendo. Teniendo una que sí y otra que no, lo que dice el Supremo es que, cuando se está denegando una medida de este tipo, durante la tramitación del recurso se debería quedar aquí. Porque, si finalmente se aceptara y ya está en China, no sirve de nada”, explica la letrada al ser preguntada por este diario sobre los detalles del caso.

“Hemos vuelto a solicitar el asilo. Hemos demostrado más que suficientemente que es merecedora de asilo y protección internacional”, asegura, puesto que la Iglesia de Dios Todopoderoso “está especialmente perseguida en China". "Otras también, pero, respecto a esta, el Gobierno comunista chino ha señalado públicamente que hay que perseguirla y tener mano dura con ella”, añade.

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De hecho, el único motivo de que Yanli no se encuentre ya en China es que hace varios días, cuando se confirmó la negativa a su solicitud de asilo anterior, trató de cortarse las venas, lo que motivó una intervención médica e impidió de forma drástica su expulsión. Pero, una vez que su vida dejó de correr peligro, las autoridades españolas retomaron el proceso de deportación. El pasado 5 de noviembre incluso llegaron a montarla en el avión, sin que finalmente llegasen a ejecutar la expulsión.

Al día siguiente, Yanli hacía un llamamiento desesperado: “¡Hola a todos! Necesito ayuda”, decía en un mensaje difundido por Yuan Lee en su cuenta de Twitter. “Estoy sufriendo la persecución del régimen chino y he huido hacia España. El Gobierno de España ha intentado deportarme tres veces a China, estoy en peligro, espero que el Gobierno español pueda prestar atención a los derechos humanos en China, espero que mi tragedia no se repita en otros cristianos chinos. Gracias y pido ayuda”.

“La de mañana será ya la cuarta vez”, decía Lee este jueves por la noche, con un tono de voz abatido al otro lado del teléfono. “Han llamado algunos medios, pero no muchos. Y los políticos a los que hemos contactado no nos han respondido. Siento que esto no ha tenido el eco que debería”, lamenta. Si finalmente el Gobierno español deporta a Yanli, señala Castellanos, “estaría incumpliendo la ley y los tratados de los que forma parte, que dicen que no se puede expulsar a una persona si su integridad física o psicológica, su seguridad o su vida están en peligro”. “Es un caso claramente merecedor de asilo”, añade. Mientras tanto, la agonía de esta actriz continúa, y solo dejará de hacerlo cuando las autoridades decidan en firme que puede quedarse en España. Si es que lo hacen.