Pulso semántico entre los líderes europeos para pedir una pausa humanitaria en Gaza
Los Veintisiete se reúnen en Bruselas para un encuentro en el que se abordará la situación en Oriente Medio, pero también otros puntos importantes de la agenda
Pausa, pausas humanitarias o ventana humanitaria. Baile semántico en Bruselas alrededor del Consejo Europeo que reúne este jueves y viernes a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea con un vecindario en llamas, desde Ucrania a Oriente Medio, una nueva crisis que provoca nerviosismo e impotencia entre muchos líderes. Las conclusiones, sobre las que se ha trabajado en los últimos días, reflejarán un llamamiento a que se busque una manera de que la ayuda humanitaria pueda llegar a la población civil en Gaza, que está siendo bombardeada por Israel con miles de bajas civiles como respuesta al brutal ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre, pero todavía no hay un acuerdo completo sobre qué término utilizar. Algunos defienden la necesidad de utilizar la idea de “pausa humanitaria”, en singular, otros empujan por usar el plural, y algunos incluso por la idea de “ventana humanitaria”.
Una fuente diplomática holandesa explica que todos los Estados miembros están de acuerdo sobre la idea de fondo, que nadie ha mostrado oposición, y que no cree que la discusión semántica que se está desarrollando a la hora de intentar aterrizar una versión final del texto de conclusiones que adoptarán los líderes sea especialmente relevante. “En plural o singular, para ser honesto, no creo que realmente importe. Porque ya sea que diga pausa o pausas, está bastante claro cuál es la intención, que es hacer llegar especialmente gasolina, pero también otros bienes, a la población de Gaza”, señala el diplomático. Otra alta fuente europea, en todo caso, rechaza que la cuestión semántica sea secundaria o poco relevante. “No estoy en la mejor situación para hablar de la lengua de Shakespeare, pero con las comas, con las palabras, es como se consigue el acuerdo”, asegura la fuente, que considera que esos detalles son importantes.
Otra fuente diplomática, en este caso francesa, habla en los mismos términos. Sí, hay “un debate semántico”, pero lo que se busca a través de esas palabras “es que haya un acceso sin obstáculo y continuado de ayuda humanitaria que pueda alcanzar a la población civil”. La misma fuente admite que no es sencillo lograr la “combinación” entre el derecho de Israel a defenderse y esa petición de una pausa humanitaria. Una fuente diplomática de un país nórdico explica cuáles son las reservas que algunos Estados miembros tienen con la idea de la “pausa humanitaria”. “Creo que la preocupación que tienen algunos, como los amigos austriacos y alemanes, sobre la pausa humanitaria es que de alguna manera entorpezca el derecho de Israel a protegerse. Cómo enmarcar esto para que haya un equilibrio en el texto en lo que respecta a ambos lados”, explica la fuente. Alemania quiere que se hable de una “ventana” humanitaria, un término que Berlín considera que no entra en conflicto con la idea del derecho a defenderse de Israel.
La lucha semántica no es, en este caso, un reflejo de profundas divisiones. Estas existen, y como señala una fuente, es absurdo pretender que no estén ahí. Claro que “no habrá uniformidad”, porque hay diferencias en “la historia, la cultura y la sociedad” entre los Estados miembros que hacen que “la manera en la que los distintos pueblos europeos lo ven sea diferente”. “Pero eso no significa que no haya una vía de acción que pueda ser colectiva”, puntualiza. Aunque cada país ve la situación de manera diferente, y los hay mucho más pro-palestinos y otras capitales más sensibles a los intereses de Tel Aviv, como Viena o Berlín, la negociación alrededor de la idea de la “pausa” o “pausas humanitarias” y demás detalles semánticos no hunde sus raíces únicamente en esas diferencias.
En este caso, el pulso por las palabras tiene que ver más con la impotencia que con la división, aunque esa divergencia exista. Los jefes de Estado y de Gobierno saben que se encuentran en los márgenes del escenario, que en realidad sus decisiones no tienen un impacto real. No tienen influencia sobre el Gobierno israelí, pero pierden a marchas forzadas también su credibilidad ante otros actores regionales que consideran que la Unión Europea está teniendo un doble rasero en su trato hacia Palestina después de casi dos años solicitándoles que se alineen con las posturas europeas y americanas en la invasión rusa de Ucrania. Este pasado fin de semana, Charles Michel, presidente del Consejo Europea, así como Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, y algunos líderes de la Unión notaron esa presión durante una cumbre en Cairo (Egipto).
La Unión intenta buscarse el pulso en este debate y por eso otras fuentes prefieren olvidarse prácticamente de la semántica para poder entrar más en profundidad en los detalles de la situación y en el margen de maniobra real con el que puede contar la UE, las pocas cosas que puede hacer. Y uno de los pocos llamamientos que pueden hacer los Veintisiete, como ya señaló Emmanuel Macron, presidente francés, durante su visita este martes a Israel, y como ya hizo Michel durante la cumbre con el presidente norteamericano Joe Biden la semana pasada, es hacer hincapié en que no habrá paz hasta que no se busque una solución política al problema palestino.
Porque esa ha sido, realmente, la línea europea desde la Declaración de Venecia de 1980, especialmente liderada por los franceses. Ahora el problema es que el escenario es otro radicalmente diferente, y en Bruselas lo saben. La urgencia está en el conflicto, en el ataque de Hamás y en los bombardeos de Israel, en el riesgo de una escalada regional y en las consecuencias que pueda tener para Europa. Y en ese ámbito la realidad es que los Veintisiete tienen pocas palancas que utilizar y ese diálogo político, esa apuesta por una solución real, hace tiempo que quedó abandonada incluso por la propia Europa, por lo que ahora cuesta reactivarla. Como explicaba Borrell tras una reunión de ministros de Asuntos Exteriores celebrada este lunes en Luxemburgo, la Unión Europea no puede decretar una pausa humanitaria, aunque sí “favorecerla”.
Y eso, al menos eso, es lo que intentarán los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión en la reunión de este jueves. Pero incluso así, varias fuentes diplomáticas admiten que los Veintisiete se mueven en una dirección que ya ha marcado incluso Estados Unidos, ya que este miércoles, en Naciones Unidas, Antony Blinken, secretario de Estado de EEUU, ya habló de la necesidad de una “pausa humanitaria”.
Además, los Veintisiete abordarán otros asuntos, reafirmarán su apoyo a Ucrania en su guerra contra la ocupación rusa, discutirán sobre el marco financiero plurianual, el presupuesto de la Unión Europea que corre hasta el año 2027, pero que ahora tiene que afrontar una actualización, y también discutirán sobre inmigración y otros asuntos exteriores antes de abordar el viernes la situación de la economía europea.
Pausa, pausas humanitarias o ventana humanitaria. Baile semántico en Bruselas alrededor del Consejo Europeo que reúne este jueves y viernes a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea con un vecindario en llamas, desde Ucrania a Oriente Medio, una nueva crisis que provoca nerviosismo e impotencia entre muchos líderes. Las conclusiones, sobre las que se ha trabajado en los últimos días, reflejarán un llamamiento a que se busque una manera de que la ayuda humanitaria pueda llegar a la población civil en Gaza, que está siendo bombardeada por Israel con miles de bajas civiles como respuesta al brutal ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre, pero todavía no hay un acuerdo completo sobre qué término utilizar. Algunos defienden la necesidad de utilizar la idea de “pausa humanitaria”, en singular, otros empujan por usar el plural, y algunos incluso por la idea de “ventana humanitaria”.
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