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La jaula tailandesa: los jóvenes están hartos del rey y del ejército, pero las urnas no ayudan
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ANÁLISIS DE GZERO MEDIA

La jaula tailandesa: los jóvenes están hartos del rey y del ejército, pero las urnas no ayudan

En las elecciones de este domingo 14 de mayo, la oposición prodemocrática competirá contra una coalición gobernante de partidos respaldados por el ejército y leales al rey. El partido, no obstante, está amañado

Foto: Mitin de Pita Limjaroenrat, líder del partido Moverse Hacia Adelante en Bangkok. (Reuters/Athit Perawongmetha)
Mitin de Pita Limjaroenrat, líder del partido Moverse Hacia Adelante en Bangkok. (Reuters/Athit Perawongmetha)

Una colegiala tailandesa entra en un salón de clases. Viste el uniforme estándar de una camisa blanca y una falda oscura, pero algo no encaja. Sus manos están cubiertas de tatuajes; reflejos rojos brillantes atraviesan su cabello negro azabache; en las paredes hay carteles de estudiantes activistas desaparecidos. Cuando un sórdido profesor la regaña, se le forma un tercer ojo en la frente y se transforma en una naga —una poderosa criatura mitológica en la que la mayoría de los tailandeses cree— que escupe fuego. Ella canta: "¡Lárgate de mi Bangkok! ¡Fuera de mi Bangkok!".

El video musical, de la cantautora tailandesa Pyra, de 30 años, es un tributo al desafío y las frustraciones de toda una generación de jóvenes, hartos de un establecimiento anquilosado, dominado por los militares y la monarquía, que acaba de no soltará el poder. Con las próximas elecciones el domingo, pocos son optimistas de que la votación pondrá a la llamada Tierra de las Sonrisas en un camino más feliz tras años de agitación política y estancamiento económico.

Hace tres años, Pyra, cuyo verdadero nombre es Peeralada Sukawat, fue una de las decenas de miles de jóvenes tailandeses que salieron a las calles para exigir un cambio en las manifestaciones dirigidas por jóvenes más grandes que se hayan visto en Tailandia. Las protestas sacudieron la política tailandesa porque los estudiantes querían un cambio de régimen a favor de la democracia. Exigían un nuevo gobierno, una nueva constitución que les diera a los civiles la oportunidad de tener poder real y establecer límites al poder del rey, hasta entonces un tema tabú en un país con las leyes de lesa majestad más estrictas del mundo.

"Quieren ver una Tailandia progresista", indica Janjira Soombatponsiri, profesora asistente en la Universidad de Chulalongkorn en Bangkok. "Quieren ver igualdad, quieren ver un estado de bienestar. Quieren ver todas las cosas que son tan desconocidas para la generación anterior".

Foto: Celebraciones del Vesak en Tailandia. (EFE/Diego Azubel)
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La represión fue brutal. Cientos de manifestantes están ahora tras las rejas, muchos cumpliendo largas penas de cárcel por sedición u ofensas contra la monarquía. Aquellos que permanecen libres, en su mayoría, están demasiado asustados para hablar, incluso en línea, donde los trolls monárquicos atacan a cualquiera que se atreva a criticar a los militares o la realeza.

Hace un año, Pyra se mudó a Londres en busca de más libertad para expresarse a través de su música, que ella define como “pop distópico”. Está contenta de estar lejos de la represión orwelliana bajo la que cree que viven ahora los jóvenes de su tierra natal. "Me fui porque la censura no es buena para mi trabajo como artista", dice. "Necesito poder pensar out of the box, correr como si el mundo fuera un patio de recreo. No puedo estar limitada por una jaula creada por el gobierno".

Las consecuencias de las protestas de 2020-2021 se ciernen como una sombra sobre las elecciones de este domingo 14 de mayo, en las que las fuerzas de oposición a favor de la democracia competirán contra una coalición gobernante de partidos respaldados por el ejército y leales al rey. Aunque la oposición lidera las encuestas por un amplio margen, ni siquiera una victoria aplastante garantizaría un camino hacia el poder.

Foto: El primer ministro de Tailandia, Prayut Chan-ocha. (EFE/ Rungroj Yongrit)

El gobierno actual está encabezado por el primer ministro Prayuth Chan-ocha, un general ahora retirado que, como jefe del ejército, dio un golpe de estado en 2014. Dos años después, su junta reescribió la constitución para que sea casi imposible formar un gobierno sin el visto bueno de las fuerzas armadas. El ejército nombra a casi todos los 250 senadores de Tailandia, quienes eligen al primer ministro junto con 500 diputados elegidos popularmente. No sorprende, por lo tanto, que en las últimas elecciones de 2019 Prayuth pudiera conservar su puesto a pesar de que la oposición ganó muchos más escaños que su partido.

La matemática es simple: para tener siquiera la oportunidad de optar al puesto de primer ministro, un partido prodemocracia necesita obtener tres veces más diputados elegidos que un partido apoyado por los uniformados en la cámara alta. A pesar de que las probabilidades están en su contra, la oposición espera que la participación de los votantes jóvenes sea lo bastante alta como para lograr una victoria rotunda que los generales no puedan deshacer.

Por primera vez en la historia, los tailandeses de entre 18 y 25 años podrían ser un bloque de votantes más grande que los adultos mayores, que tiende a respaldar al ejército y la corona. Eso les da a los votantes primerizos una importancia sin precedentes para aquellos que prometen derrocar a los generales. Hace cinco años, los jóvenes acudieron en masa a votar por el nuevo partido Futuro Hacia Adelante, que prometía recortar el poder del ejército, descentralizar la burocracia y abordar la desigualdad. Sorprendió a la clase política al quedar en tercer lugar, pero un año después el partido fue descalificado por, supuestamente, haber violado las leyes de financiación de campañas.

Foto: Partidarios del partido Palang Pracharath enarbolan una figura del primer ministro Prayut Chan-o-cha durante el mitin de cierre de campaña en Bangkok, el 22 de marzo de 2019. (Reuters)

Los progresistas ahora se han rebautizado como Moverse Hacia Adelante, siguiendo el libro de jugadas de la política electoral tailandesa: si te disuelven, ¡simplemente cambia el nombre de tu partido y vuelve a postularte!

Otra aspirante es PaetongtarnShinawatra, la hija de 36 años del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, un multimillonario populista que recientemente anunció que regresaría a Tailandia después de 17 años en un "exilio" autoimpuesto. Thaksin huyó de Tailandia en 2008, dos años después de ser depuesto en un golpe de estado, y enfrenta hasta una década en la cárcel por una serie de cargos que, según él, fueron motivados políticamente. Pero a pesar de su juventud, Paetongtarn no ha conectado bien con los votantes más jóvenes. Muchos probablemente se pregunten si ella es solo una marioneta de su padre.

La pregunta es, ¿votarán estos jóvenes por unos partidos opositores que trataron a los manifestantes, en su momento, como mocosos malcriados? "El establishment político no ha hecho nada por los jóvenes que arriesgaron sus vidas y pasaron tiempo en la cárcel", dice Aim Sinpeng, profesor titular y experto en política tailandesa en la Universidad de Sydney.

Para Sinpeng, muchos de los manifestantes demostraron que tenían más agallas que los partidos de oposición que ahora buscan votos para su generación. “Estos jóvenes no les decían a sus padres que irían a las protestas. Entendieron que su participación puede destrozar a sus familias porque iban en contra de los deseos de sus padres”, explica. "Pero lo hicieron de todos modos, y eso requiere coraje en un país como Tailandia, donde puedes tener consecuencias graves por simplemente quedarte quieto y no decir nada", concluye.

Foto: Foto: Reuters.

En el centro de la desilusión de los jóvenes se encuentra una profunda división generacional en Tailandia, dice Soombatponsiri. "Los jóvenes ven a Tailandia bajo una luz completamente diferente. Cuestionan la noción de la nación tailandesa, lo que han aprendido en la escuela sobre la historia del país y su identidad", agrega. Por su parte, los partidos monárquicos están contraatacando mediante la glorificación del ejército y del rey.

Pira está de acuerdo.

"Dentro de la generación más joven, existe ese fuego para derrocar a la generación anterior", asevera. "El cambio es solo cuestión de tiempo, pero solo sucederá después de que la generación anterior desaparezca", concluye.

*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en GZERO Media. Si te interesa la política internacional, pero quieres que alguien te la explique, suscríbete a la 'newsletter' Signal aquí.

Una colegiala tailandesa entra en un salón de clases. Viste el uniforme estándar de una camisa blanca y una falda oscura, pero algo no encaja. Sus manos están cubiertas de tatuajes; reflejos rojos brillantes atraviesan su cabello negro azabache; en las paredes hay carteles de estudiantes activistas desaparecidos. Cuando un sórdido profesor la regaña, se le forma un tercer ojo en la frente y se transforma en una naga —una poderosa criatura mitológica en la que la mayoría de los tailandeses cree— que escupe fuego. Ella canta: "¡Lárgate de mi Bangkok! ¡Fuera de mi Bangkok!".

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