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El juicio de los 1.600 millones contra Fox: "¿manipulación de votos? ¡Vamos, hombre!"
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El juicio de los 1.600 millones contra Fox: "¿manipulación de votos? ¡Vamos, hombre!"

Tras el resultado electoral en el que Biden fue elegido presidente, algunas cadenas se hicieron eco del pucherazo. El resultado: una demanda por valor de 1.600 millones de dólares

Foto: Protestas contra Fox News en Nueva York. (Getty/Michael M. Santiago)
Protestas contra Fox News en Nueva York. (Getty/Michael M. Santiago)

Han pasado más de dos años, pero el asalto al Capitolio de una turba trumpista el 6 de enero de 2021, así como los bulos conspirativos que lo azuzaron, continúa siendo investigado, debatido y dirimido en los tribunales. Un proceso que transparenta cada vez más los problemas a los que se enfrenta la democracia norteamericana. Entre ellos, la adicción mediática a las narrativas hiperbólicas que radicalizan a la audiencia y agravan la trivialización del país.

Ante la duda de si dar o no pábulo a las teorías conspirativas sobre el presunto fraude electoral en las presidenciales de 2020, que provocaron la irrupción ilegal en los pasillos del Congreso y que ya entonces estaban claramente desprovistas de pruebas, los ejecutivos y presentadores del canal conservador Fox News optaron por lo primero. Mejor diseminar acusaciones infundadas que llevarle la contraria a la audiencia, convencida de que Joe Biden había ganado con un gigantesco pucherazo. Tal es la conclusión que se desprende de las evidencias recogidas por la empresa de software de votación Dominion en su demanda multimillonaria contra la cadena.

Foto: Donald Trump (Reuters/Evelyn Hockstein)

"Esta movida es una puta locura. ¿Manipulación de votos por millones? ¡Vamos, hombre!", dijo el ejecutivo de Fox, Raj Shah, el 20 de noviembre de 2020, dos semanas después de los comicios. Shah pidió a los productores del programa estrella de la cadena, Tucker Carlson Tonight, que no se le diera mucho espacio a estas acusaciones. Uno de los productores le respondió: "Realmente, es una locura, pero nuestros televidentes se la creen, así que abordar otra vez que el estúpido afidávit de Venezuela [un intento de hacer creer que la empresa Dominion había cometido fraude para el régimen venezolano] no es una prueba podría insultarlos".

El productor, Alex Pfeifer, tenía razón. El trabajo sobre el terreno de los reporteros de Fox News demostraba que no había evidencias de supuesto fraude. Como consecuencia, la audiencia empezó a descender, así que el presentador, Tucker Carlson, pidió a su equipo que buscase inmediatamente las pruebas de que cuatro cadáveres del estado clave de Georgia habían ido a depositar su papeleta. Carlson propuso llamar directamente a la campaña de Donald Trump para pedirle ayuda. Esa noche, Carlson denunció, sin pruebas, que varios muertos habían votado a Joe Biden.

Foto: Imagen de archivo del lanzamiento de un misil desde Irán. (EFE)

Tanto Tucker Carlson como Laura Ingraham y Sean Hannity, los dos otros presentadores estrella de la cadena, y ultraconservadores, vituperaban a Trump en sus comunicaciones privadas. "Lo odio con pasión", reconoció Carlson en referencia a Trump, a quien consideraba "una fuerza demoniaca, un destructor". Hannity se refirió a los abogados de Trump más vocales, Sydney Powell y Rudy Giuliani, como "putos lunáticos". Términos muy parecidos a los que usó Laura Ingraham, pero siempre en privado. En público les daban espacio en horario de máxima audiencia para que esparciesen sus mentiras por millones de hogares.

El comportamiento de estos presentadores enfureció al equipo informativo de la cadena. La reportera Kristin Fisher chocó con la corporación cuando contó las cosas tal y como eran. Uno de sus jefes le pidió que "respetara a nuestra audiencia". "Creía que estaba respetando a nuestra audiencia contándoles la verdad", testificó Fisher en la demanda interpuesta por Dominion. Ahora, la periodista trabaja en la CNN.

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Cuando Jacqui Heinrich, otra reportera de Fox, desmontó las mentiras de la campaña de Trump sobre el presunto fraude, Tucker Carlson mandó un mensaje a su colega Sean Hannity: "Por favor, haz que la despidan. En serio", escribió. "¿Qué cojones? Estoy realmente impactado (...). Tiene que parar inmediatamente, esta noche. Está dañando a la empresa desmesuradamente. Las acciones han bajado. No es una broma".

Según un análisis del New York Times, Carlson pasó buena parte del año 2021 quitando hierro al asalto de la muchedumbre trumpista al Congreso, descrita, en sus palabras, como un "caos mayoritariamente pacífico". El presentador obtuvo el codiciado segmento de las ocho de la tarde, casi al mismo tiempo que Donald Trump ocupaba la presidencia, y los dos habían ido pastoreando, mano a mano, la agenda y los sentimientos del movimiento nacionalpopulista en Estados Unidos.

Foto: El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy. (Reuters/Evelyn Hockstein)

Ahora, los abogados de Dominion van a por él y a por la cadena conservadora. Si el pleito prospera, podría amenazar la viabilidad de Fox como empresa mediática. Dominion pide una compensación de 1.600 millones de dólares para resarcir el daño reputacional y la pérdida, como consecuencia, de potenciales negocios.

Fox ha negado las acusaciones de mala praxis, defendido su cobertura electoral y apelado a la libertad de expresión, que le habría permitido dar circulación a las claras mentiras que emanaban de la campaña de Trump. La Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, según algunos análisis, podría hacer que estos polémicos mensajes enviados entre los mandamases de Fox no contasen como aprueba a la hora de enjuiciar a la cadena.

Mientras tanto, los datos de audiencia reflejan que los seguidores de Fox se mantienen leales al canal, incólumes ante la publicación de los mensajes. La agencia Nielsen recoge que, entre el 27 de febrero y el 5 de marzo, Fox News marcó 100 semanas consecutivas como canal líder de audiencia entre las personas de 25 a 54 años. Una señal de fidelidad tan firme como la que se le profesa a Donald Trump, famoso, como demuestra su popularidad nacional baja pero muy estable durante años, por tener una cohorte de seguidores prácticamente irrompible.

Otro signo de la polarización nacional, un problema tan mencionado que se ha convertido en cliché, es la percepción del asalto al Capitolio. Una encuesta de Quinnipiac University, elaborada a lo largo de estos dos años, muestra que las opiniones acerca del rol de Trump en la insurrección están divididas diametralmente: el 46% de los estadounidenses está de acuerdo con la premisa de que el expresidente cometió un crimen. El 47%, en desacuerdo. Son números de junio de 2022. Pero se han mantenido prácticamente sin cambios a lo largo del tiempo.

Todas estas diatribas políticas y mediáticas continúan, relativamente, en duermevela. Pero serán activadas en los próximos meses, a medida que los candidatos anuncien sus campañas, las campañas empiecen a llenar las ondas de anuncios muchas veces injuriantes, y la nación adopte, como cada cuatro años, una mentalidad ultrapolítica. La mentalidad propia de los ciclos presidenciales.

Han pasado más de dos años, pero el asalto al Capitolio de una turba trumpista el 6 de enero de 2021, así como los bulos conspirativos que lo azuzaron, continúa siendo investigado, debatido y dirimido en los tribunales. Un proceso que transparenta cada vez más los problemas a los que se enfrenta la democracia norteamericana. Entre ellos, la adicción mediática a las narrativas hiperbólicas que radicalizan a la audiencia y agravan la trivialización del país.

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