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Georgia retira la polémica 'ley rusa': el acercamiento a la UE que Putin no dejará pasar
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Símbolo de la división en el país

Georgia retira la polémica 'ley rusa': el acercamiento a la UE que Putin no dejará pasar

El Gobierno de Georgia ha retirado la ley de agentes extranjeros después de dos días de intensas protestas y de los reclamos de los ciudadanos para acercarse a la UE

Foto: Imagen de la protesta contra la ley de agentes extranjeros en Tiflis, Georgia. (EFE/Zurab Kurtsikidze)
Imagen de la protesta contra la ley de agentes extranjeros en Tiflis, Georgia. (EFE/Zurab Kurtsikidze)

Una mujer ondea una bandera de la Unión Europea mientras las autoridades intentan alejarla con un fuerte cañón de agua. Esta ha sido una de las imágenes más simbólicas de las protestas en Tiflis, la capital de Georgia, durante dos intensas jornadas de protestas por la aprobación de un proyecto legislativo que muchos ciudadanos interpretaron como una medida dictada por Moscú. La llamada "ley de agentes extranjeros" se convirtió en un símbolo de la división en un país que busca formar parte de la UE, pero que, por otro lado, teme un acercamiento con Rusia.

Georgia pasó, en pocas horas, del considerado "día negro para la democracia" a conseguir que los promotores de la iniciativa la retiren "sin condiciones". "Ante todo debemos cuidar la paz, la tranquilidad y el desarrollo económico de Georgia, el avance en la senda de la integración europea. Por ello, como fuerzas responsables, hemos decidido retirar sin condiciones el proyecto de ley", han anunciado este jueves el movimiento Fuerza del Pueblo y Georgian Dream, uno de los partidos en el Gobierno.

Foto: Uno de los detenidos durante las protestas contra la ley de 'asgentes extranjeros' aprobada en Gerogia. Irakli Gedenidze / REUTERS

Los manifestantes calificaron la ley como "rusa" porque busca que las organizaciones no gubernamentales que reciban más de un 20% de sus fondos de otros países sean registradas como foráneas y "agentes extranjeros". El Parlamento dio el primer paso para aprobarla la semana pasada y, a pesar de que todavía quedaban varias votaciones pendientes, el apoyo de Georgian Dream apuntaba a que sería fácilmente ratificada antes de que la presión en las calles cambiara el escenario.

Sin embargo, para los georgianos, el miedo a un acercamiento a Rusia sigue vigente, así como las futuras medidas que puedan distanciar al país de su objetivo europeo. Algunos analistas apuntan a que las iniciativas como la revocada este jueves son una manera de apaciguar al Kremlin y no demostrar un apoyo total a la integración del país en el bloque europeo. Este jueves, sin embargo, Georgia dio un paso casi definitivo al escuchar a los manifestantes y, por lo tanto, los reclamos para acelerar todo lo posible la entrada a la UE y darle la espalda simbólicamente a Vladímir Putin.

Foto: Protestas en Georgia. (Reuters/Irakli Gedenidze)

El proyecto de ley que había aprobado el Parlamento era el claro ejemplo de la influencia rusa porque estaba inspirada en una parecida que fue aprobada por el Kremlin en 2012 y que buscaba perseguir a los disidentes y opositores. Históricamente, el término agente se ha utilizado en Rusia como un sinónimo de espía y tiene una connotación negativa para el trabajo que realiza la sociedad civil. Da a entender de alguna manera que estos actores están actuando para favorecer a las fuerzas extranjeras en lugar de por el bien del país.

El de esta semana ha sido un capítulo más de tensión en el difícil contexto político georgiano, aunque las relaciones entre Georgia y Rusia nunca han sido fáciles. La guerra de Osetia del Sur, en agosto de 2008, acabó con el control ruso en este territorio y del secesionista Abjasia. Desde ese momento, el país los reconoció como independientes y los militares rusos están presentes en la zona. Actualmente, una quinta parte del territorio georgiano está controlado por Rusia y la guerra de Ucrania ha fomentado el miedo a la interferencia de Moscú en las ex repúblicas soviéticas, sobre todo en Moldavia, donde han salido a la luz los planes específicos del Kremlin para derrocar al Gobierno proeuropeo.

Objetivo: entrar en la UE

Después del miedo, llegó el proyecto de ley que ha evidenciado la división de un país donde el 85% de la población apoya formar parte de la UE, según las últimas encuestas, pero cuyo Parlamento apoyó medidas parecidas a las que han tomado países antidemocráticos y autoritarios como Bielorrusia y Tayikistán. "En los últimos años, y especialmente en los últimos 18 meses, la coalición gobernante de Georgia ha realizado una serie de movimientos que parecen diseñados para distanciar al país de Occidente y trasladarlo gradualmente a la esfera de influencia de Rusia", indicó el European Council of Foreign Relations (ECFR) en un informe reciente.

La primera imagen de la fragmentación llegó de la mano de los diputados que se enzarzaron mientras discutían la "ley de agentes extranjeros". La segunda, en las protestas que siguieron la noche de este miércoles después de los choques entre los manifestantes y la policía. "Lo que ha pasado es un primer paso para demostrar que Georgia sigue con paso firme en su camino de convertirse en miembro de la UE, pero hace tiempo que la sociedad georgiana está dividida: una parte de la sociedad está a favor de la UE y otra parte, incluyendo el Gobierno actual, a favor de Rusia (aunque ellos lo nieguen). Esta ley ha sido la gota que colmó el vaso de los georgianos y ha puesto en manifiesto aún más la división de la sociedad georgiana", explica Nina Dzisdzishvili, georgiana de nacimiento y estudiante de posgrado de Relaciones Internacionales en la Universidad de Barcelona, a El Confidencial. "Sobre todo, son los jóvenes los que están en contra de este tipo de leyes. Ellos quieren que Georgia forme parte de la UE lo antes posible, ya que la UE representa para ellos la creación de nuevas oportunidades de movilidad en formación, empleo, una garantía de libertad y una manera para poder escapar de la hegemonía rusa", añadió.

La presidenta de Georgia, Salomé Zourabichvili, apoyó las protestas desde Estados Unidos, donde se encuentra de viaje oficial. "Esta ley, que nadie necesitaba, no surge de la nada. Es algo dictado por Moscú", dijo. "La Georgia que ve su futuro en Europa no permitirá que nadie se lo quite". Zourabichvili ha prometido vetar la ley, pero cabía la posibilidad de que este gesto no hubiese llegado a ser suficiente si el Parlamento la hubiera aprobado por mayoría.

Foto: Una manifestación en Tiflis en una imagen de archivo. (EFE)

Una gran parte del país ve su futuro en la UE, pero el bloque dejó claro que iniciativas legislativas como la que quería aprobar el Parlamento no serán aceptadas en el seno de los gobiernos europeos. El jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, afirmó en un comunicado que la aprobación del proyecto legislativo podía "tener graves consecuencias en las relaciones" con la UE. "Es incompatible con los valores y estándares de la UE", añadió. Por su parte, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, escribió en Twitter que estaba muy preocupado por la situación en el país y reiteró que la medida que planteaba aprobar el Parlamento choca con el camino hacia la UE que quiere la mayoría de georgianos. Georgia solicitó ser miembro de la UE el pasado mes de marzo, pero todavía no ha conseguido el estatus de candidato porque antes tiene que implementar varias reformas relacionadas con aspectos como la independencia del Poder Judicial.

Una manifestante durante la considerada 'ley rusa' en Georgia. (Reuters/Irakli Gedenidze)

Las declaraciones de los altos mandos europeos y la tensión en la calle ha evidenciado que las medidas que se tomen contra la senda europea tendrán una respuesta. Ceder ante las presiones serían malas noticias para Georgia. "El país seguiría bajo la influencia rusa y aumentaría el conflicto territorial entre las dos partes. Asimismo, la calidad de vida no se mejoraría y mucha gente seguiría emigrando. Hay que tener en cuenta que la integración euro-atlántica ha sido el principal eje de la política georgiana desde la disolución de la URSS y la crisis ucraniana le ha abierto una oportunidad de oro para agilizar el ingreso en la UE. También es cierto que hay un dilema: algunos creen que la única vía de mejorar la situación actual de Georgia es la UE. En cambio, otros afirman que los valores de la UE van en contra de las tradiciones georgianas", señala Dzisdzishvili.

La sombra de Ivanishvili

A pesar de que el proyecto de ley no se ratificará, cada vez más ciudadanos tienen miedo de que el Gobierno se esté acercando a Rusia de la mano de Georgian Dream, el partido fundado por el ex primer ministro Bidzina Ivanishvili. El político tiene vínculos estrechos con Moscú porque hizo su fortuna allí en la década de 1990 y, a pesar de que oficialmente está retirado, algunos analistas apuntan a que mueve sus hilos políticos en la sombra.

En 2012, Ivanishvili prometió "normalizar" las relaciones entre Tbilisi y Moscú, pero lo que muchos analistas se preguntan es cómo se llevaría a cabo este objetivo si Rusia quiere boicotear todos los intentos del país por adherirse al bloque europeo. Desde la invasión de Ucrania, el Gobierno georgiano ha tomado medidas que pueden interpretarse como un apoyo al Kremlin. Por ejemplo, cuando se negó a formar parte de las sanciones occidentales por la guerra o ampliar las ayudas a Ucrania. Algunos analistas, sin embargo, lo han interpretado como una posible estrategia para no ofender a Rusia. Al final, a Georgia le sobran razones para temer a Vladímir Putin después de la guerra de Osetia del Sur. Olesya Vartanyan, analista sénior del International Crisis Group, calificó la región como una "espada de Damocles" que pende sobre el país. "Putin se dio cuenta de que lo que no hizo a través de tanques se puede hacer de otra manera, a través de una presencia política, y ahora este proyecto se está llevando a cabo", dijo Armaz Akhvlediani, miembro del Parlamento y exlíder de Georgian Dream.

Foto: Georgianos protestaban en junio para pedir que el país sea candidato a formar parte de la Unión Europea. (EFE/Zurab Kurtsikidze)

Eso no ha impedido que muchos georgianos muestren su apoyo a Ucrania. Las banderas amarillas y azules con comunes en las calles, así como grafitis con frases como "Georgia es Ucrania; Ucrania es Georgia". Además, algunos informes apuntan que cerca de 1.000 voluntarios del país están luchando con las fuerzas de Kiev. El apoyo que se palpa en las calles contrasta con la presencia de cerca de 100.000 exiliados rusos que se han refugiado en Georgia después de que el Ejecutivo mantuviera la política de entrada sin visado para los ciudadanos rusos.

Esas contradicciones relacionadas con la postura de Georgia con respecto a Moscú han llegado a su punto más alto en las protestas. Nina Dzisdzishvili, a pesar de estar lejos de su país de nacimiento, sostiene que, por ahora, no han acabado y que se han convocado más a lo largo de este jueves para que se liberen a los cerca de 133 detenidos durante las manifestaciones. La ley de agentes extranjeros no se convertirá en una realidad, pero los georgianos siguen teniendo que hacer frente a una amenaza rusa que no desaparecerá.

Una mujer ondea una bandera de la Unión Europea mientras las autoridades intentan alejarla con un fuerte cañón de agua. Esta ha sido una de las imágenes más simbólicas de las protestas en Tiflis, la capital de Georgia, durante dos intensas jornadas de protestas por la aprobación de un proyecto legislativo que muchos ciudadanos interpretaron como una medida dictada por Moscú. La llamada "ley de agentes extranjeros" se convirtió en un símbolo de la división en un país que busca formar parte de la UE, pero que, por otro lado, teme un acercamiento con Rusia.

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