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"ES UN DÍA HISTÓRICO"

Putin acelera el 'efecto llamada': Georgia y Moldavia también piden entrar en la UE

Días después de que Ucrania pidiera entrar en la Unión Europea, Moldavia y Georgia han formalizado también su solicitud. Como en el caso ucraniano, la entrada en el club es lenta y compleja

Foto: Ursula von der Leyen saluda al primer ministro de Georgia, Irakli Garibashvili. (EFE/ Stephanie Lecocq)
Ursula von der Leyen saluda al primer ministro de Georgia, Irakli Garibashvili. (EFE/ Stephanie Lecocq)

Si la intención de Vladímir Putin con la invasión rusa a Ucrania era atar en corto a Kiev y que sirviera de amenaza para otros países de su entorno con tentaciones por acercarse a la Unión Europea y la OTAN, el presidente ruso está consiguiendo justo lo contrario. Después de que Ucrania formalizara este lunes su petición para entrar en la Unión, este jueves han sido Moldavia y Georgia los que han enviado a Bruselas su solicitud para formar parte del club.

La idea de que acercarse a Occidente puede costar una invasión está teniendo el efecto contrario al deseado: está acelerando el interés de estos países por terminar de encajarse en el bloque transatlántico. La etapa más peligrosa en ese largo camino es precisamente esta, cuando comienza. Con Moscú atacando a Ucrania y sufriendo un alto precio por ello, Moldavia y Georgia han decidido arrancar ahora el camino. Una vez se logra pasar la meta y se es miembro de la Unión Europea, el escenario cambia por completo. Esa es la conclusión que se está extrayendo de esta crisis en Chisinau y en Tiflis.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. (EFE/Stephanie LeCocq)

Ucrania tiene esperanzas en un proceso especialmente rápido, al menos en lo que se refiere a obtener el estatus de país candidato. En Bruselas distintas fuentes piden cautela: hay consenso en que hay que hacer un guiño político a Kiev, pero el procedimiento de adhesión a la Unión Europea es largo y complejo y hacer una mala incorporación al club comunitario puede tener efectos muy negativos a largo plazo. Lo habitual es que una negociación que vaya más o menos bien encarrilada lleve unos diez años.

Es un proceso muy largo. Ahora la Comisión debe comprobar que los candidatos cumplen con los criterios de Copenhague (requisitos de adhesión), y entonces el Consejo debería dar luz verde a que comiencen las negociaciones. Se produce un largo y tortuoso proceso de “aproximación legislativa” y también se tiene que producir una paulatina “europeización” de las instituciones, reforzándolas, haciéndolas más estables y seguras. No es un camino sencillo. Además, se requiere la unanimidad de los Veintisiete, y se ha demostrado a lo largo de la historia de la Unión que eso siempre es un reto.

Mensajes y guiños

Moldavia y Georgia también desearían procesos rápidos y mensajes muy decididos por parte de la Unión. En Chisinau y en Tiflis consideran que en estos momentos se están exponiendo a Moscú. El Kremlin ve ahora sus intenciones y es en este momento cuando puede intentar hacer descarrilar sus aspiraciones europeas. Eso es lo que teme Maia Sandu, presidenta proeuropea de Moldavia. Por eso piden que la Unión sea clara y que actúe de manera rápida y decidida.

Además, son dos países que se sienten especialmente expuestos. En el caso moldavo es preocupante la región de Transnistria, una franja de territorio en la frontera con Ucrania y con presencia militar rusa, y en el caso de Georgia está la cuestión de Osetia del Sur y la guerra con Rusia de 2008. Viendo la construcción del ‘casus belli’ de Putin contra Ucrania, en el que las zonas controladas por separatistas rusos en el este del país jugaron un papel clave, los nervios en ambas capitales empezaron a aumentar.

Foto: Un espectador de un partido de la Champions League entre el Sheriff Tiraspol y el Shakhtar de Donetsk. (Reuters)

Los líderes europeos se encuentran ahora con una situación muy delicada sobre la mesa y será uno de los principales asuntos en la agenda cuando se reúnan el próximo 10 y 11 de marzo en Versalles (Francia) para una cumbre informal. La ampliación es siempre una cuestión muy divisiva. Son muchas las capitales que consideran que la gran expansión hacia el este, que se hizo de manera especialmente rápida impulsada por un discurso de deuda histórica con los países que quedaron al otro lado del telón de acero, fue un error. Que se debería haber hecho de manera más lenta, más pausada. Y no quieren volver a tropezar con la misma piedra.

Para el bloque del este, liderado por Polonia, la expansión es la mejor manera de garantizar la seguridad y la estabilidad de toda la zona. Pero los Estados miembros con más bagaje se niegan a utilizar la política de adhesión como una herramienta de influencia y estabilización. Hay mil detalles que cuidar, como por ejemplo es asegurarse un buen entramado institucional estable y fuerte que impida derivas autoritarias como la que hoy se vive en Hungría, o, en interés de estos propios países que se unen, lograr antes de la entrada una mejora de sus economías para evitar que la entrada en la Unión se traduzca en una automática fuga de cerebros.

Además está la cuestión de los Balcanes occidentales. La perspectiva europea de esta región también tiene como objetivo estabilizarla, acercarla a Europa y lograr una integración exitosa de una zona muy inestable. Hay una larga lista de países esperando su turno para poder entrar: Serbia, Montenegro, Albania y Macedonia del Norte, además del caso perdido de Turquía. Todos ellos llevan esperando más de una década que las perspectivas europeas se materialicen. Dos otros países con estatus de candidatos potenciales, como son Kosovo y Bosnia y Herzegovina. El mensaje que se envíe a esta otra región es otro elemento clave que los líderes europeos tienen que incluir en sus cálculos.

Si la intención de Vladímir Putin con la invasión rusa a Ucrania era atar en corto a Kiev y que sirviera de amenaza para otros países de su entorno con tentaciones por acercarse a la Unión Europea y la OTAN, el presidente ruso está consiguiendo justo lo contrario. Después de que Ucrania formalizara este lunes su petición para entrar en la Unión, este jueves han sido Moldavia y Georgia los que han enviado a Bruselas su solicitud para formar parte del club.

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