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La Toma de Lima: ¿por qué está ardiendo la capital de Perú?
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EL CONFLICTO NO TIENE FIN

La Toma de Lima: ¿por qué está ardiendo la capital de Perú?

Desde que comenzaron las revueltas, han fallecido 55 personas. La llamada Toma de Lima está dejando un reguero de destrucción y violencia policial a su paso

Foto: Ciudadanos peruanos piden la dimisión de Dina Boluarte. (EFE/Enrique García Medina)
Ciudadanos peruanos piden la dimisión de Dina Boluarte. (EFE/Enrique García Medina)

En un contexto ya de por sí inestable y tirante, el fallido autogolpe de Estado del expresidente de Perú, Pedro Castillo, el pasado 7 de diciembre de 2022, fue la gota que colmó el vaso. Desde ese suceso, la precariedad política y las desavenencias provocaron continuas manifestaciones, algunas pacíficas y otras que han acabado en revueltas violentas.

El bando que apoya al expresidente se hace notar, atrayendo a la capital Lima a miles de personas procedentes de entornos rurales. Por otra parte, aquellos detractores de Castillo defienden su posición. La gran mayoría solicita celebrar unas elecciones, no están de acuerdo con el Parlamento. Además, las manifestaciones están siendo reprimidas por las fuerzas de seguridad mediante respuestas violentas y el uso de fuerza y armas, aumentando el descontento.

Foto: Una manifestante, durante el bloqueo de una carretera en Cusco, Perú. (EFE/Aldair Mejía)

El pasado 9 de enero, tras las fiestas navideñas donde se vivió una especie de tregua, el país andino volvió a despertar y comenzó con fuerza el año con una de las protestas más sangrientas del conflicto. Más de 17 civiles fallecieron por disparos de balas y perdigones en Juliaca, Puno, algunos de los cuales ni siquiera participaban en las manifestaciones. Un policía fue quemado vivo en la misma ciudad. Los manifestantes no dejan de crecer y marchan hacia la capital, Lima.

Una capital en llamas

La desigualdad se hace patente al observar los diferentes bandos que surgen en las revueltas, con las fuerzas del orden empleando todo su poder, aunque eso signifique disparar a civiles. Muchos de los protestantes no se sienten representados por el nuevo Gobierno de Dina Boluarte, elegida por sucesión constitucional como la presidenta de la República del Perú, tras el fallido golpe de estado del 7 de diciembre.

Abril de 2024 no es suficiente, el pueblo peruano solicita adelantar elecciones

A pesar de las discrepancias, la mayoría de las manifestaciones solicitan lo mismo: quieren la celebración de unas nuevas elecciones al considerar el Gobierno de Boluarte como ilegítimo. El Congreso ha dado una fecha para los comicios, abril de 2024, demasiado lejana para los manifestantes, que las quieren este mismo año. Las protestas se están volviendo cada vez más crudas y violentas, especialmente en el sur del país, donde se concentra la población más empobrecida.

Las batallas campales han llegado a Lima este pasado jueves, golpeando a la capital con toda la potencia y la ira del descontento: la Toma de Lima. Ahora, tras las protestas sin descanso de los últimos días, la capital arde, de manera literal. Los manifestantes se pelean entre ellos, se enfrentan a los policías, y las fuerzas del orden, compuestas por más de 11.000 agentes armados, responden con violencia. Se prende fuego a las calles y a los edificios mientras la turba avanza hacia el Congreso, con el único objetivo de entrar en los edificios oficiales y hacerse escuchar.

Foto: Protestas en Juliaca. (Reuters/Hugo Courotto)

El balance hasta la fecha es de 55 muertos, cada minuto aparece una nueva víctima. Parte de los manifestantes alcanzaron el aeropuerto internacional Jorge Chávez e intentaron obtener su control, como ya consiguieron con el aeropuerto de Arequipa, al sur del país. Pero fueron detenidos por las autoridades.

Las revueltas en la capital provocaron un incendio de grandes dimensiones que arrasó este jueves una casona del centro histórico de Lima, muy cerca de la plaza San Martín. Los protestantes solicitan la dimisión de Dina Boluarte por su inacción e incapacidad de controlar la situación. Por su parte, Boluarte ha indicado que no tiene intención de dimitir y que "actuará dentro del marco de la Constitución" contra quienes hayan ocasionado actos de violencia.

En un contexto ya de por sí inestable y tirante, el fallido autogolpe de Estado del expresidente de Perú, Pedro Castillo, el pasado 7 de diciembre de 2022, fue la gota que colmó el vaso. Desde ese suceso, la precariedad política y las desavenencias provocaron continuas manifestaciones, algunas pacíficas y otras que han acabado en revueltas violentas.

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