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Pedro Castillo, arrestado y destituido tras lanzar un autogolpe de Estado en Perú
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Fracaso absoluto

Pedro Castillo, arrestado y destituido tras lanzar un autogolpe de Estado en Perú

El ahora expresidente peruano había intentado disolver el legislativo por decreto, pero su maniobra fue rechazada por el resto de poderes del Estado y por la sociedad del país

Foto: Manifestación contra Pedro Castillo en Lima. (Reuters/Alessandro Cinque)
Manifestación contra Pedro Castillo en Lima. (Reuters/Alessandro Cinque)

Quien hasta hace horas era presidente de Perú, Pedro Castillo, ha intentado disolver la tarde de este miércoles el Congreso de la República, un movimiento que ha sido calificado por la práctica totalidad del país como "un autogolpe". Sin embargo, en un ambiente de rechazo generalizado por parte de la sociedad peruana a la medida, el Congreso ha votado, por mayoría aplastante, su destitución.

Poco después, Castillo ha sido detenido por los cuerpos de seguridad del Estado y en estos momentos se encuentra en la prefectura de Lima. "Dando cumplimiento a nuestras facultades y atribuciones descritas en el art. 5 de D.L. n.° 1267 Ley la Policía Nacional del Perú, efectivos de la Policía Nacional del Perú intervienen al expresidente Pedro Castillo", publicaron las autoridades en Twitter. La Fiscalía de la Nación ha confirmado que se le ha detenido por la presunta comisión del delito de rebelión y quebrantar el orden constitucional.

Por sorpresa, sin avisar en sus redes sociales o a través de su equipo de prensa, Castillo comenzó la jornada con un mensaje en vídeo transmitido a la nación con las manos temblorosas y al que, durante horas, no se tuvo acceso a través de las redes sociales de la Presidencia. Horas después de una maniobra política completamente inesperada para el país, que vivió un evento similar —aquella vez, con éxito— por parte de Alberto Fujimori en 1992, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional peruanas anunciaban que no respaldarían el plan de Castillo. "Cualquier acto contrario al orden constitucional establecido constituye una infracción a la Constitución y genera el no acatamiento por parte de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú", sentencia un comunicado firmado por ambos cuerpos.

Paralelamente, se produjo una renuncia masiva en el Consejo de Ministros del Gobierno y la vicepresidenta de Castillo, Dina Boluarte, se pronunció en contra de la disolución del Congreso. "Rechazo la decisión de Pedro Castillo de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso. Se trata de un golpe de Estado", publicó la política, antaño aliada del mandatario, en Twitter. El exmandatario, por lo tanto, se quedó solo en su autogolpe. La abogada izquierdista ya ha jurado ante el pleno del Congreso y se ha convertido en la primera presidenta de la historia de Perú. Boluarte ha asumido el cargo con un llamamiento a alcanzar la tregua entre todas las fuerzas políticas.

Foto: La vicepresidenta peruana, Dina Boluarte, en una foto de archivo. (EFE/Paolo Aguilar)

En la que está destinada a ser recordada como una de las peores jugadas de la historia de la política, Castillo había decidido, además, instaurar un Gobierno de excepción, que ejercería el poder por decreto hasta que fuera elegido un nuevo Congreso con facultades constituyentes. El presidente, tembloroso durante una alocución televisada a todo el país, también había declarado un toque de queda que se mantendría durante toda la noche de este miércoles, y declarado la reorganización del sistema del poder judicial, la Fiscalía, la Junta Nacional de Justicia y el Tribunal Constitucional.

Una de las primeras medidas que ha tomado la flamante jefa de Estado, Dina Boluarte, es haber dejado sin efecto el toque de queda que había "decretado ilegalmente" Castillo horas antes. "¡El Perú no puede parar!", escribió la Presidencia en su cuenta oficial de Twitter.

El presidente iba a afrontar una nueva moción de destitución —ya había superado dos con éxito— tras haber sido acusado por la Fiscalía de liderar en el seno de su Gobierno una organización criminal responsable de delitos de organización criminal, tráfico de influencias y colusión, cargos que afectan también a varios de sus familiares. El mandatario ha negado en todo momento estas acusaciones, denunciando un “golpe de Estado” en su contra a través de los tribunales.

El Congreso peruano, de mayoría conservadora, tiene el rechazo de más del 90% de la población, según los sondeos, pero también más del 75% de los peruanos rechazaba hasta hace poco al presidente izquierdista. Perú hoy es un país hastiado de su clase política y más tensionado socialmente cada día que pasa, un cóctel explosivo en un Estado que ha tenido cinco presidentes en los últimos cinco años, dos de ellos destituidos por juicios políticos en el Congreso.

Foto: Pedro Castillo. (Reuters/Congreso de Perú)

Frente al centro donde está actualmente detenido el exmandatario, la policía ha tenido que intervenir con gases lacrimógenos para detener un enfrentamiento entre un pequeño grupo de simpatizantes y otro de detractores de Castillo.

Con palos, banderas y otros objetos, un reducido grupo de violentos se ha enfrentado a golpes y empujones frente a la comisaría. Los simpatizantes de Castillo lanzaron piedras, adoquines y otros objetos a los cuerpos policiales de la PNP en el centro de la capital peruana en protesta por la detención del expresidente. Los medios locales no reportaron incidentes mayores en el resto de ciudades del país, donde solo pequeños grupos lamentaron la detención del expresidente.

Rechazo total

Las similitudes con el autogolpe de Estado de Perú de 1992, denominado popularmente como Fujimorazo, son evidentes. Alberto Fujimori disolvió en aquel entonces el Congreso, intervino el poder judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, el Ministerio Público y la Contraloría General de la República, unas medidas prácticamente calcadas a las decretadas este miércoles por Castillo. Sin embargo, existe una diferencia clave de cara al resultado de este proceso: según las encuestas publicadas posteriormente, más del 80% de la población apoyó la maniobra de Fujimori.

Por el contrario, la inesperada maniobra de Castillo se encontró rápidamente con el rechazo frontal de todos los poderes del Estado, la ciudadanía y las organizaciones públicas y privadas del país. El Congreso de Perú destituyó al expresidente por "permanente incapacidad moral" con 101 de 130 votos a favor después de que este anunciara la disolución del legislativo. "Declárese la permanente incapacidad moral del presidente de la República, José Pedro Castillo Terrones, según lo establecido en el inciso 2 del artículo 113 de la Constitución política del Perú, concordante con el artículo 117 de la Carta Política", señala la resolución aprobada en el Congreso. Al exmandatario solo le respaldaron tres congresistas de Perú Libre, el partido marxista que lo llevó al poder, uno del Bloque Magisterial, uno de Perú Democrático y otro de Perú Bicentenario, todos de tendencia izquierdista.

El presidente del Tribunal Constitucional de Perú, Francisco Morales, había hecho un llamamiento a través del Canal N a las Fuerzas Armadas del país para "restablecer el orden constitucional". La práctica totalidad de los ministros peruanos anunciaron este miércoles su renuncia. Tras conocerse la destitución, ciudadanos limeños celebraron con bocinazos y pitidos la noticia a lo largo de la Vía Expresa, la autopista principal de la capital.

El anuncio de Castillo también ha provocado que el representante de Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Harold Forsyth, renuncie a su cargo. "No puedo por razones morales y profesionales tener ninguna vinculación con un régimen que funciona con base en decretos", dijo el embajador en una reunión del Consejo Permanente de la OEA en Washington. El embajador peruano ante la ONU, Manuel Rodríguez Cuadros, presentó también su "renuncia irrevocable" ante lo que llamó "el golpe de Estado producido en Perú". El abogado Benji Espinoza, el principal defensor legal del presidente Pedro Castillo, anunció también que renuncia a defender al mandatario a partir de este momento al considerar que se ha "producido una ruptura del orden constitucional" en el país andino.

El fracasado autogolpe de Castillo también ha recibido el rechazo de la comunidad internacional. "El Gobierno de España condena firmemente la ruptura del orden constitucional en Perú y se congratula por el restablecimiento de la normalidad democrática. España siempre estará del lado de la democracia y la defensa de la legalidad constitucional", indicó el Ejecutivo español en un comunicado. La embajada de Estados Unidos en Lima, por su parte, declaró que "rechaza categóricamente cualquier acto extraconstitucional del presidente Castillo para impedir que el Congreso cumpla con su mandato". Otros gobiernos regionales, como los de Colombia o Costa Rica, también han manifestado su oposición y condena a la medida del exmandatario.

Solo el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, le ha mostrado abiertamente su apoyo, acusando a las élites del país de haber forzado a Castillo a "tomar decisiones" que derivaron en su destitución este miércoles.

Quien hasta hace horas era presidente de Perú, Pedro Castillo, ha intentado disolver la tarde de este miércoles el Congreso de la República, un movimiento que ha sido calificado por la práctica totalidad del país como "un autogolpe". Sin embargo, en un ambiente de rechazo generalizado por parte de la sociedad peruana a la medida, el Congreso ha votado, por mayoría aplastante, su destitución.

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