Es noticia
'Il bello Giorgio' afila la navaja: una memoria para defender a Benedicto de "las calumnias"
  1. Mundo
No se salva ni el papa Francisco

'Il bello Giorgio' afila la navaja: una memoria para defender a Benedicto de "las calumnias"

Georg Gänswein, el fiel servidor que acompañó como asistente personal a Benedicto, quiere defenderle de las "flagrantes calumnias" y las "oscuras maniobras" que rondan al emérito

Foto: El papa Francisco conversa con el arzobispo Georg Gänswein en la plaza de San Pedro del Vaticano. (Reuters/Stefano Rellandini)
El papa Francisco conversa con el arzobispo Georg Gänswein en la plaza de San Pedro del Vaticano. (Reuters/Stefano Rellandini)

Nunca el secretario de un papa había concitado un interés mediático como el que arrastra Georg Gänswein, el fiel servidor que acompañó como asistente personal y hombre de total confianza durante dos décadas al fallecido papa emérito Benedicto XVI. Es cierto que su porte no le hacía pasar desapercibido y la prensa italiana pronto le bautizó como il bello Giorgio, coronándole Vanity Fair, portada incluida, como el "George Clooney de San Pedro". Él era la llave de acceso al papa Ratzinger, el primero que supo de su histórica renuncia y el que le quiso disuadir de un gesto no visto en 600 años. El que le acompañó durante esta última década de retiro en un pequeño convento en los Jardines Vaticanos. El que le dio la extremaunción y el que asistió en la agonía final al anciano de 95 años. Y ahora, el que le quiere defender, memorias de por medio incluidas, contando su verdad sobre las "flagrantes calumnias" y las "oscuras maniobras" que este arzobispo alemán de 66 años sostiene que mancharon la reputación de quien fue para él un padre.

No parece casual el despliegue mediático que, coincidiendo con el anuncio de la publicación de Nient'altro che la veritá. La mia vita al fianco di Benedetto XVI (Nada más que la verdad. Mi vida junto a Benedicto XVI), que será publicado por la editorial Piemme de Mondadori "a principios de enero" de 2023, está haciendo Gänswein. Prácticamente con el cuerpo todavía caliente de Benedicto XVI, comenzaron a salir declaraciones suyas, previamente grabadas, junto con extractos de sus memorias, en donde parece dispuesto a romper el silencio que sí se había comprometido a guardar el papa emérito tras su histórica renuncia en febrero de 2013.

Foto: El papa Benedicto XVI en 2012. (EFE EPA/Maruizio Brambatti)

Porque, según un comunicado de la editorial —que no ha podido encontrar mejor campaña mediática estos días que un Gänswein velando a Benedicto XVI en la basílica de San Pedro, y a quien todos corren a dar el pésame como si, efectivamente, fuera el hijo— este libro de memorias no solo contiene "un testimonio personal sobre la grandeza de un hombre apacible, un fino erudito, un cardenal y un papa que hizo la historia de nuestro tiempo", sino también el relato de primera mano que dará luz a aspectos "mal entendidos" del pontificado del papa alemán, así como las maquinaciones que se viven dentro del Vaticano.

"Tras la muerte del papa emérito, ha llegado el momento de que el actual prefecto de la Casa Pontificia cuente su propia verdad sobre las flagrantes calumnias y oscuras maniobras que han intentado en vano arrojar sombras sobre el magisterio y la actuación", decía el comunicado.

Foto: El cuerpo de Benedicto XVI, en la basílica de San Pedro. (Reuters/Kai Pfaffenbach) Opinión

Entre esas maniobras nunca del todo aclaradas estará su versión del caso Vatileaks, donde quien era el mayordomo de Benedicto XVI filtró a un periodista la correspondencia personal del papa —que habría tomado del escritorio de Gänswein— y documentos confidenciales que dejaban al descubierto la corrupción y abusos de poder en el Vaticano y en sus organismos económicos.

Pero este ataque de transparencia de un secretario un poco despechado, con Ratzinger aún de cuerpo presente, pretende llegar, según la editorial, también a la raíz de misterios que siguen perturbando en la Santa Sede, como la desaparición en 1983 de la joven de 15 años Emanuela Orlandi, la hija de un empleado del Vaticano, caso del que Netflix ha hecho también una miniserie o a las tramas de abusos sexuales en el clero, que comenzaron a ser destapados tras la llegada de Ratzinger al papado, después de la destitución de sus funciones del depredador sexual Marcial Macial, fundador de la poderosa congregación mexicana de los Legionarios de Cristo. Eran aquellos tiempos en los que Benedicto XVI pedía oraciones para que le protegieran de "los lobos" que le acechaban. Todos ellos asuntos que, probablemente, influyeron en la decisión de renunciar "ante la falta de fuerzas" para proseguir con su tarea.

Foto: Encuentro del papa con voluntarios de la JMJ de Madrid 2011. (EFE/Chema Moya) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Benedicto XVI en la España proatea
Javier Caraballo

La editora de estas memorias con un cierto sabor a venganza no ha dicho nada de si en ellas se aborda la relación que Gänswein mantuvo con el sucesor de Benedicto XVI, el papa Francisco, pero hace tiempo que se sabe que es manifiestamente mejorable. Nombrado arzobispo y prefecto de la Casa Pontificia (una especie de jefe de protocolo del pontífice) por Ratzinger tan solo tres meses antes de su renuncia, el papa argentino le mantuvo en su puesto para no desairar a su antecesor, hasta que dijo basta en febrero de 2020. Entonces, a la manera jesuita, Jorge Mario Bergoglio, sin cesarle, le liberó de tales tareas, encomendándole la de asistir en todo momento al papa emérito en su cercano retiro.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí.

Las razones, sin embargo, había que buscarlas en que aquel pequeño convento en el que el papa teólogo pasaba sus días era cada vez más frecuentado por los cardenales más críticos con las reformas que estaba tratando de implementar Francisco. En algunas ocasiones tuvo que intervenir el Vaticano para aclarar o desmentir algunas interpretaciones que se daban de aquellos encuentros, como cuando se evidenció el intento de utilizar al papa emérito contra el papa reinante a raíz de un libro crítico con el celibato, escrito, en principio, a cuatro manos entre el tradicionalista cardenal Robert Sarah y el propio Ratzinger, justo cuando Francisco iba a publicar un documento tras el Sínodo de la Amazonía, en el que el 72% de los obispos presentes había pedido la ordenación de hombres casados… Aquello marcó un punto de inflexión en la relación entre Francisco y el muy poderoso secretario de Benedicto XVI, que daba alas a los sectores eclesiales más contrarios a Bergoglio, fundamentalmente en los Estados Unidos.

Pero, a la espera de ver si se refiere a esa parte de las relaciones entre ambos papas, Gänswein, en ese furor mediático postmorten en el que parece embarcado, ya ha fijado en otra entrevista —a la que hay que seguir la pista con detenimiento— el momento en que la relación entre Ratzinger y Bergoglio sufrió "un corte". Fue en julio de 2021, tras la publicación de un decreto que derogaba el que había adoptado Benedicto XVI en 2017 para dar amplios permisos para la celebración de la llamada misa tridentina, en latín y de gran aceptación entre los grupos más conservadores y puristas de la Iglesia. La lectura de aquella nueva normativa, que volvía a apostar por la liturgia emanada de los textos del reformador Concilio Vaticano II, fue realizada por Benedicto XVI "con dolor de corazón", según declaró Gänswein. Quien ya debe saber que le quedan pocos días en Roma, porque en la misma entrevista criticó sin tapujos el nuevo decreto, señalando que la misa tradicional había sido “fuente de vida espiritual” para muchas personas a lo largo de los siglos y "alimento de muchos santos", por lo que no podía imaginar "que esto es algo que ya no sirve para nada" y que él "no se sentía del todo cómodo quitando este tesoro a la gente".

Quizás sepamos algo más en las próximas entregas que el secretario fiel de un papa y arzobispo infiel de otro papa hará en los próximos días, sin ir más lejos en la tarde de este jueves, después del funeral en San Pedro. La mañana estará reservada para despedir a Benedicto XVI. La tarde, en la RAI, para escuchar a quien le pretende vengar.

Nunca el secretario de un papa había concitado un interés mediático como el que arrastra Georg Gänswein, el fiel servidor que acompañó como asistente personal y hombre de total confianza durante dos décadas al fallecido papa emérito Benedicto XVI. Es cierto que su porte no le hacía pasar desapercibido y la prensa italiana pronto le bautizó como il bello Giorgio, coronándole Vanity Fair, portada incluida, como el "George Clooney de San Pedro". Él era la llave de acceso al papa Ratzinger, el primero que supo de su histórica renuncia y el que le quiso disuadir de un gesto no visto en 600 años. El que le acompañó durante esta última década de retiro en un pequeño convento en los Jardines Vaticanos. El que le dio la extremaunción y el que asistió en la agonía final al anciano de 95 años. Y ahora, el que le quiere defender, memorias de por medio incluidas, contando su verdad sobre las "flagrantes calumnias" y las "oscuras maniobras" que este arzobispo alemán de 66 años sostiene que mancharon la reputación de quien fue para él un padre.

Vaticano
El redactor recomienda