Es noticia
El veto francés que impide a España y Argelia ser la alternativa energética a Rusia
  1. Mundo
La muerte del gasoducto MidCat

El veto francés que impide a España y Argelia ser la alternativa energética a Rusia

España apenas está ahora interconectada con Francia para exportar gas al Viejo Continente y Argelia apenas puede incrementar su producción

Foto: Terminal de Enagás en el puerto de Barcelona. (Reuters/Nacho Doce)
Terminal de Enagás en el puerto de Barcelona. (Reuters/Nacho Doce)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Una de las sanciones más duras impuesta hasta ahora a Rusia por su agresión a Ucrania ha sido el aplazamiento 'sine die', por el canciller alemán Olaf Scholz, de la entrada en funcionamiento del gasoducto Nord Stream II construido para suministrar gas ruso a Alemania. Con esa decisión se envía el mensaje al Kremlin de que Europa, puede, quizás, reducir su dependencia energética de Rusia. A día de hoy, el 47% del gas que consume procede de ese país. Los hidrocarburos proporcionan al Estado ruso el 36% de sus ingresos.

Europa podría haber recortado hace tiempo su supeditación al gas ruso. Para ello debería de haber apostado por una interconexión gasística de España con Francia más potente que las dos tuberías existentes desde Navarra y el País Vasco con una capacidad total de 7.000 millones de metros cúbicos. El proyecto existió, se llamaba MidCat, y enlazaba el Mediodía francés (Midi) con Cataluña. Fue presupuestado en 3.000 millones de euros de los que 400 serían destinados a la interconexión. Se construyó un pequeño tramo del lado español de la frontera. Llegó incluso a figurar en la lista de proyectos de interés común elaborada por la Comisión Europea, pero quedó aparcado en 2018.

Su principal sepulturero es el presidente Emmanuel Macron. “No vamos a construir nuevos gasoductos a menos que el consumo sea importante”, declaró en septiembre de 2018. Su entorno explicó que no había demanda ni riesgo en el suministro. Su opinión coincidía con la de la Comisión Reguladora de la Energía de Francia y con la de la consultora finlandesa Poyry a la que la Comisión Europea encargó un informe. El anuncio presidencial alegró a los ecologistas y también al lobby nuclear francés que temía la competencia del gas.

España como puerta a la independencia de Rusia

Cuatro años después las tensiones con Rusia han reavivado, por lo menos entre los expertos, el interés por el MidCat. “El gasoducto MidCat transformaría la región [península Ibérica] en un centro energético y contribuiría a que España, Portugal y Francia se conviertan en un elemento indispensable del futuro sistema energético europeo”, escribieron, esta semana, en la revista 'Real Clear Energy', Sam Buchan, exdirector económico internacional del National Economic Council de EEUU, y Ricky Gill, que en el National Security Council norteamericano se ocupó de la seguridad energética de Europa.

España es el país de Europa que mayor capacidad de regasificación posee del GNL (Gas Natural Licuado). Junto con Portugal cuenta con ocho plantas en sus puertos hoy en día infrautilizadas, pero que podrían procesar hasta 76.000 millones de metros cúbicos al año, a los que habría que añadir otros 10.000 que suministra Argelia a través del Medgaz, el único gasoducto hoy en día en funcionamiento. Argel cerró el 31 de octubre el Magreb-Europa que, tras atravesar Marruecos, desembocaba en la provincia de Cádiz.

Foto: Un buque transportador de gas natural licuado de la rusa Gazprom, cerca de Kaliningrado. (Reuters/Vitaly Nevar)

Si las plantas de regasificación funcionasen a pleno rendimiento, si un MidCat de gran capacidad (en origen, estaba diseñado para 7.000 millones de m3) existiera y si Argelia reabriese el Magreb-Europa, desde la península Ibérica se podría aliviar la dependencia energética de Rusia de países como Alemania y Austria. Noruega, el segundo suministrador de gas después de Rusia, está al máximo de sus capacidades y no puede incrementar su producción.

EEUU, y por eso se manifiestan así sus dos exaltos cargos, está interesado en convertir a España en un hub energético. Desde que Argelia cerró a finales de octubre el Magreb-Europa, su principal gasoducto, las exportaciones de GNL de EEUU a España crecieron (+134% en diciembre pasado) en detrimento de las del proveedor tradicional argelino (-22%). Ambos países están ahora prácticamente empatados. Si desde la Península el GNL se pudiera reexportar a Europa el negocio sería aún mayor para las gasísticas estadounidenses.

Además de la motivación económica, Washington tiene otra política con más peso aún: desenganchar a Europa de Rusia. El portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, señaló el 25 de enero que, con tal propósito, EEUU había contactado con los grandes países productores de gas en el mundo para “averiguar si tenían la capacidad y la voluntad de de incrementar coyunturalmente su producción y adjudicar esas cantidades a compradores europeos”.

Dos semanas después la agencia de prensa Reuters reveló que funcionarios del Departameto de Energía mantuvieron contactos con las principales empresas que operan en Argelia, como la italiana ENI, la francesa TotalEnergies y la noruega Equinor ASA. Querían averiguar si pueden incrementar sus ventas al Viejo Continente para que Argelia pase de tercer a segundo proveedor de Europa, adelantando así a Noruega.

“Argelia no está, por ahora, en condiciones de aumentar de manera significativa sus entregas de gas y de GNL (...)”, asegura el experto argelino Mustapha Mekideche en una entrevista con el diario digital argelino TSA. “Argelia ha renovado sus contratos con España y, sobre todo, con Italia que absorbe mucho gas a través del Enrico Mattei”, el gasoducto que pasa por Túnez. Ha desbancado incluso a Rusia como primer proveedor de Italia. “Añadiré otra razón: la explosión de la demanda interna de gas en Argelia (...)”, recalca Mekideche.

Foto: Una fábrica metalúrgica en la región de Murmansk, en Rusia. (Reuters/Evgenia Novozhenina)

Aurelia Mañé, profesora de economía política de la energía de la Universidad de Barcelona, añade otra razón más para explicar porque Argelia no puede hacer el esfuerzo que se le solicita: “Ha apostado por los gasoductos y, gracias a ellos, es competitiva”. “Pero, en cambio, ha descuidado algo sus infraestructuras para exportar GNL que están algo obsoletas”, asevera.

Mekideche cree que la actual crisis con Rusia puede, sin embargo, canalizar “un flujo de inversiones extranjeras, especialmente europeas” hacia el sector de los hidrocarburos. La modernización de la industria permitiría a la larga aumentar las exportaciones. “De ser así sería, sobre todo, a través de Italia”, advierte Aurelia Mañé. Ese país está unido a Argelia por dos gasoductos mientras España solo cuenta con uno tras la clausura del Magreb-Europa.

La amistad entre Rusia y Argelia

Para Argelia aceptar suplir en parte a Rusia como proveedor energético no es una decisión fácil pese a que le reportará más ingresos y un mayor peso geopolítico. Ambos países mantienen una relación estrecha que se ha reforzado aún más desde que Marruecos ha establecido relaciones diplomáticas con Israel con el que ha suscrito además, en noviembre, un acuerdo de cooperación militar.

Argelia es el tercer cliente de la industria armamentística rusa, detrás de China e India, a la que le compra el 15% de sus exportaciones, según un informe de noviembre del Centro de Investigación del Congreso de EEUU. La relación bilateral abarca también al sector energético. La argelina Sonatrach y la rusa Gazprom anunciaron a principios de mes que perforarían y explotarían conjuntamente 24 nuevos pozos de gas en la cuenca argelina de Berkine.

Foto: La comisaria europea de Energía, Kadri Simson. (Reuters)

La verdadera alternativa al gas ruso en Europa pasa por la construcción de dos nuevos gasoductos y está aún en pañales. Es posible que ni siquiera lleguen a ver la luz. El primero, el Trans Sahariano, fue impulsado por Argelia a partir de 2009. Partiría de Warri, en Nigeria, para, a través de Níger, llegar a Hassi R’Mel, el más grande de los yacimientos argelinos de gas. De ahí engancharía con la red de gasoductos que desembocan en Europa. Su capacidad alcanzaría los 30.000 millones de metros cúbicos anuales. A lo largo de sus 4.128 kilómetros atravesaría zonas en manos de los yihadistas. Es uno de los motivos para dudar de su viabilidad. Aun así los gobiernos de los tres países implicados firmaron el 18 de febrero en Niamey una declaración reiterando su compromiso con el proyecto.

Empeñado en rivalizar con su vecino, Marruecos promociona desde 2017, por su parte, otro gasoducto aún más largo (5.000 kilómetros), el Africano Atlántico. Consistiría en prolongar el gasoducto de África Occidental que enlaza a Nigeria con Benin pasando por Togo y Ghana. Para llegar hasta Marruecos debería atravesar otros siete países además del Sáhara Occidental. Poner de acuerdo a tantos países es una tarea ardua. Es un proyecto aún más embrionario que el fomentado por Argelia.

Una de las sanciones más duras impuesta hasta ahora a Rusia por su agresión a Ucrania ha sido el aplazamiento 'sine die', por el canciller alemán Olaf Scholz, de la entrada en funcionamiento del gasoducto Nord Stream II construido para suministrar gas ruso a Alemania. Con esa decisión se envía el mensaje al Kremlin de que Europa, puede, quizás, reducir su dependencia energética de Rusia. A día de hoy, el 47% del gas que consume procede de ese país. Los hidrocarburos proporcionan al Estado ruso el 36% de sus ingresos.

Argelia Gas natural Emmanuel Macron Conflicto de Ucrania