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"La Ley de Seguridad es una seria amenaza para los negocios extranjeros en Hong Kong"
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Entrevista a Antony Dapiran

"La Ley de Seguridad es una seria amenaza para los negocios extranjeros en Hong Kong"

El abogado y analista australiano afincado en Hong Kong acaba de publicar 'City on Fire', sobre las protestas de 2019 en la ciudad. Hablamos con él de la nueva Ley de Seguridad Nacional

Foto: Foto de archivo de las protestas contra la Ley de Extradición en Hong Kong. (Reuters)
Foto de archivo de las protestas contra la Ley de Extradición en Hong Kong. (Reuters)

En el Año Nuevo Lunar de 2018, la joven hongkonesa Poon Hiu-wing fue asesinada durante una escapada romántica en Taipei (Taiwán) por su novio, Chan Tong-kai. La joven tenía solo 20 años cuando, tras una discusión, Chan la mató e introdujo su cuerpo en una maleta rosa que abandonó. Luego regresó a Hong Kong. Allí, aunque fue detenido, no podía ser juzgado por asesinato, ya que la ley hongkonesa no permite procesar este tipo de crímenes perpetrados en otros países. Tampoco lo podían juzgar en Taiwán, ya que no tenían un acuerdo de extradición. Era un nudo legal. Este asesinato fue la excusa lacrimógena y aparentemente inocente que necesitaba el Ejecutivo hongkonés de Carrie Lam para presentar la muchas veces solicitada por las autoridades chinas Ley de Extradición. Con esta ley, se permitiría que los hongkoneses fueran extraditados a otros países para ser juzgados por sus tribunales en una larga lista de delitos. Con la justificación del 'shok' por el cruento asesinato de Poon, el Ejecutivo pensó que se lograría aprobar fácilmente. Nada más lejos de la realidad. Comenzaron así los casi 12 meses de protestas que cambiaron Hong Kong.

Un año después, y aunque la Ley de Extradición ya no está sobre la mesa, Hong Kong sigue siendo una olla a presión y uno de los puntos de lanza donde China está demostrando al mundo que sigue adelante con sus aspiraciones regionales mientras el resto de países están distraídos con la pandemia. El coronavirus ha supuesto un paréntesis en la tensión social en la antigua Formosa, pero la presentación de una nueva polémica Ley de Seguridad Nacional para perseguir los "comportamientos subversivos", la aprobación de una ley que criminaliza insultar al himno nacional chino, y la prohibición este 4 de junio, por primera vez, de celebrar la vigilia en recuerdo de la masacre de Tiananmen, han vuelto a caldear el ambiente. Hablamos con Antony Dapiran, abogado, analista y escritor australiano afincado desde hace años en Hong Kong, que acaba de publicar este mes el libro 'City on Fire' ('Ciudad en llamas') sobre el año de protestas que sacudió la isla. Las protestas de este 2020, eso sí, "serán distintas" a las del año pasado, pero la tensión puede generar "radicalización de algunos manifestantes" y "estallidos de violencia".

Foto: Oficiales de la policía paramilitar china marchan el día en que se inauguró el Congreso Nacional Popular chino en Pekín. (Reuters)

PREGUNTA. 2019 fue un año lleno de protestas en Hong Kong. Todo comenzó con la Ley de Extradición, que finalmente fue retirada. Ahora, con la imposición desde Pekín de la nueva Ley de Seguridad Nacional, que muchos temen sirva para coartar libertades en Hong Kong, ¿espera que veamos un 2020 también lleno de protestas?

RESPUESTA. No estoy muy seguro. Las dinámicas son un poco distintas en esta ocasión, por un par de razones. En primer lugar, la policía este año ha sido mucho más agresiva en su control [de las manifestaciones]. Están interviniendo muy pronto para evitar que se formen grandes masas de gente, antes incluso de que la protesta pueda adquirir impulso, y al menos durante este año han tenido éxito en impedir que se juntara mucha gente en una gran protesta [como sí se hizo durante 2019]. El uso de tácticas policiales muy agresivas será útil para impedir unas protestas similares este año a las que vimos el anterior.

placeholder Antony Dapiran. (Cedida)
Antony Dapiran. (Cedida)

Y el otro asunto con la Ley de Seguridad Nacional es que [todo el proceso legislativo] está pasando en Pekín, lejos del alcance de la gente en Hong Kong. El año pasado, uno de los asuntos de la Ley de Extradición es que estaba siendo debatido por el Consejo Legislativo de Hong Kong, por lo que era fácil para los manifestantes ‘apuntar’ al Consejo para impedir que tuviera lugar ese debate [donde sería aprobada]. Se puso presión sobre el Gobierno hongkonés a través de sus acciones de protesta. Pero, en esta ocasión, la Ley de Seguridad Nacional está siendo aprobada por el ANP [Asamblea Nacional del Pueblo] en Pekín, muy lejos de los manifestantes en Hong Kong. Hay un sentimiento de que no hay nada que los hongkoneses puedan hacer para impedir que esta ley se les imponga desde Pekín. Algo que creo es una táctica deliberada del propio [Gobierno de] Pekín. Las protestas del año pasado realmente alarmaron a Pekín, en términos del nivel de violencia que vieron [en Hong Kong]. Y Pekín quería hacer algo que 'rompiera el espíritu' de los activistas pro democracia en Hong Kong.

Tendremos, pues, una dinámica distinta este año con las protestas, pero la gente no está contenta [con la Ley de Seguridad Nacional], sigue habiendo mucha rabia entre los hongkoneses, así que sí que veremos protestas, pero será desde luego un ambiente muy distinto a lo que vimos en 2019.

P. En uno de sus textos, afirmaba que si se llegaba a imponer la Ley de Seguridad Nacional, el "Hong Kong tal y como lo conocemos desaparecerá"...

R. Sí, parte de la comunidad hongkonesa y la comunidad internacional han llegado a ver Hong Kong como un 'bastión de libertad', una isla de libertad en mitad de Asia, donde los derechos humanos se respetan y donde la gente puede escribir y publicar en público lo que quiera escribir y publicar, hacer lo que quiera hacer… Y eso era algo que ha sido visto como parte de la identidad de Hong Kong. Y era algo con lo que Pekín nunca estuvo muy cómodo. Ahora [con la Ley de Seguridad Nacional] quieren convertir Hong Kong en el tipo de Hong Kong que quiere Pekín: no una isla de derechos humanos en Asia sino una isla para objetivos comerciales y económicos sin esas libertades políticas.

China quiere convertir Hong Kong de una isla de "libertades en Asia" a una isla para objetivos comerciales y económicos

P. ¿Cómo afectará a Hong Kong específicamente esta nueva Ley de Seguridad Nacional?

R. Bueno, todavía no hemos visto el texto del borrador, pero lo que se puede decir es que se encargará de [delitos como] secesión, subversión, terrorismo e injerencia extranjera en Hong Kong. Por supuesto, el diablo estará en los detalles, en exactamente cómo lo redacten, pero la gente está muy preocupada porque no solo vaya a afectar a los manifestantes radicales violentos, sino a todos los derechos y libertades de los que se disfruta en Hong Kong. Así que todas las cosas que Hong Kong ha dado por seguras, ya sea desde publicar en un periódico artículos críticos con el Partido Comunista o celebrar el ritual [conmemoración] de Tiananmen cada año el 4 de junio, o estrenar películas en los cines críticas con el régimen, todo este tipo de cosas que la gente da por seguras, se teme que con la nueva ley empiecen a ser consideradas 'subversivas' del mismo modo en que las leyes antisubversión se han utilizado en la China continental, para arrestar a disidentes. Esto sería un gran cambio en el estilo de vida de Hong Kong.

P. ¿Cómo han reaccionado los opositores a esta ley en Hong Kong? Si protestar parece más inútil, ¿cómo se están moviendo para evitar que se implemente?

R. Creo que la gente está todavía intentando ver cómo reaccionar, han pasado solo unas semanas. Algunos están mirando a la comunidad internacional para que les apoyen, para que pongan presión sobre China… Es el caso, por ejemplo, con Estados Unidos, Reino Unido… Pero creo que [protestar contra la imposición de la Ley de Seguridad Nacional] es honestamente muy complicado estratégicamente hablando, ya que no hay mucho que ellos puedan hacer sobre el tema. Así que será interesante ver cómo va a ser la respuesta [de los activistas pro democracia hongkoneses].

P. ¿Cómo ha afectado el coronavirus a las protestas?

R. Obviamente, en los primeros estadíos del coronavirus la gente dejó de salir a las calles, dejaron de juntarse en multitudes, por motivos de salud pública, y luego tenemos las restricciones de distanciamiento social dictadas por el Gobierno hongkonés, lo que significa que no se permitían las manifestaciones, y las restricciones han sido extendidas, por lo que aunque otras medidas de distanciamiento social se han relajado, el Gobierno mantiene la prohibición de reuniones de más de 10 personas en espacios públicos. Así que eso sigue poniendo freno a las protestas. Pero la otra cosa interesante del virus es que ha, de algún modo, unido a la sociedad hongkonesa. Hong Kong lo ha hecho muy bien con el virus comparado con otros países, y para mucha gente en Hong Kong se están otorgando esa victoria a sí mismos, y no al Gobierno local. Que han sido capaces de mantener el virus bajo control con las libertades hongkonesas y la solidaridad en la comunidad.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

P. La semana pasada, EEUU afirmaba que iba a retirar los privilegios comerciales a Hong Kong porque "ya no es autónomo de China". Algunas voces han criticado estas medidas porque, aunque ponen presión sobre China, también hacen más dependiente Hong Kong de Pekín...

R. Sí, eso es interesante. Hay un par de diferentes modos en que EEUU podría presionar. El Gobierno de EEUU todavía no ha dado ningún detalle concreto de lo que pretenden hacer específicamente. Podrían, por ejemplo, enfocarse más en los líderes chinos, sanciones [económicas] que se enfoquen en negocios específicos, pero no hacer algo que de hecho puede hacer más daño a las vidas de los hongkoneses, los negocios y la economía de Hong Kong. O podrían también tomar medidas drásticas y cambiar el estatus de la relación aduanera y económica con Hong Kong que, por supuesto, afectará negativamente a China, pero también a la economía hongkonesa.

Dentro de la comunidad de activistas [pro democracia] hongkoneses, hay dos posturas diferentes sobre cómo enfocar el asunto. Algunos de los más moderados dicen que no quieren que EEUU tome medidas muy extremas que acaben con Hong Kong perdiendo su ventaja competitiva. Por otro lado, están algunos de los activistas más jóvenes y radicales, que tienen este ‘ethos’ de “quemarlo todo hasta los cimientos”, una suerte de que Hong Kong tiene que sufrir para revelarse así la verdadera naturaleza del régimen del Partido Comunista [chino].

Foto: Mike Pompeo. (Reuters)

P. Hablando del dinero. Con la Ley de Extradición, que fue el detonante de las protestas de 2019, el mundo de los negocios en Hong Kong se posicionó en contra, ya que esa Ley de Extradición les afectaría también a ellos, que podrían ser juzgados por delitos de corrupción en los duros tribunales de la China continental. En esta ocasión, en cambio, con la Ley de Seguridad Nacional, parece que los negocios han dicho que sí. ¿Va a cambiar eso también el ecosistema de las protestas?

R. Efectivamente. El año pasado, la Ley de Extradición tuvo mucha oposición desde el ‘lobby’ de los negocios, por su propio interés. Y en esta ocasión, sí, es diferente. No necesariamente porque la comunidad de los negocios crea que [la Ley de Seguridad Nacional] es una buena idea, sino porque están viendo cuán fuertemente Pekín se está posicionando en esta ocasión. Y este no es el tipo de situación en la que, desde un punto de vista de los negocios, sea sabio posicionarse en contra. Esto ya no es un asunto de Hong Kong, sino de Pekín, y en este caso los negocios no tienen nada que ganar, por así decirlo, presentándose en contra.

P. Pero ¿afectará a los negocios la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional? ¿O solo a la disidencia política y social que mencionábamos antes?

R. Creo que hay potencial para que [la Ley de Seguridad Nacional] acabe afectando a todos. En particular, deberían estar muy preocupados sobre el aspecto de la 'injerencia extranjera' de la ley. Va a estar específicamente apuntando a la 'interferencia extranjera en Hong Kong', y eso incluye compañías extranjeras, ciudadanos extranjeros, gobiernos extranjeros, oenegés, dinero extranjero… [La Ley de Seguridad Nacional] provee de una base en la ley hongkonesa para que el Gobierno chino extienda sus tensiones políticas con gobiernos y compañías extranjeras al suelo hongkonés, de la misma manera que ahora las persigue en China. Creo que es una seria amenaza para los negocios extranjeros y compañías extranjeras operando aquí, si su propio Gobierno está en una situación conflictiva con China. Por ejemplo, Estados Unidos o Canadá, y cada vez más gobiernos se encuentran en este momento. Es por eso que creo que deberían estar muy alarmados. Deberían también preocuparse del impacto que esto va a tener en el Estado de derecho de Hong Kong. Se está haciendo [el desarrollo de la Ley de Seguridad Nacional] de un modo que es francamente cuestionable con la Constitución de Hong Kong, y cuando se pregunta sobre cómo van a implementarla, creo que el sistema judicial de Hong Kong va a estar bajo una gran presión. Va a ser malo para el Estado de derecho de Hong Kong, que es básicamente su única ventaja competitiva que le queda con respecto al resto de China. Así que sí, creo que son muy malas noticias en ese sentido.

P. ¿Cree que habrá un éxodo de compañías extranjeras de Hong Kong?

R. No creo que necesariamente haya un éxodo de compañías extranjeras de Hong Kong. Las compañías que estén aquí por la conexión con el mercado chino se quedarán. Las condiciones objetivas que hacen de Hong Kong un puesto más fácil que el resto de China siguen siendo las mismas. Es decir, si están por el acceso a China, tendrá sentido quedarse. Pero si están aquí por otras razones, si están aquí por la presencia regional, si están aquí precisamente porque 'no es China', entonces sí tendrán razones para querer abandonar Hong Kong. Por ejemplo, sedes regionales, mánagers… No tienen por qué estar necesariamente en Hong Kong, pueden mudarse por ejemplo a Singapur. Pero sí que veo un éxodo de muchos jóvenes profesionales hongkoneses. Esta generación está casi de manera uniforme en contra de la ley, son pro democracia en su mayoría, están muy deprimidos con el desarrollo de este asunto y sé que muchos están hablando de abandonar Hong Kong. Preveo una fuga de cerebros.

P. Durante lo más crudo de las protestas contra la Ley de Extradición de 2019, se habló mucho de la posibilidad de que China llegara a invadir Hong Kong para poner orden. Nunca se llegó a ese punto. ¿Podría suceder algo así en esta ocasión? Estamos oyendo estos días a una China más beligerante, con generales afirmando en público que tienen "10.000 soldados para proteger Hong Kong", también hemos visto mensajes más radicales sobre Taiwán, y con el resto del mundo ocupado con el coronavirus...

R. Desde el punto de vista de Pekín, la mano dura y represión está llegando ahora. Y es una opción mucho más inteligente que llevar efectivos de seguridad a Hong Kong, que no iba a funcionar como querían. Si la represión china de Tiananmen era cosa de 1989 y la China del siglo XX, lo que Hong Kong está experimentando ahora es una represión de la China del siglo XXI, lo que significa la imposición de una Ley de Seguridad Nacional, el uso de propaganda y coerción económica. Es decir, la presión y la mano dura están llegando, pero de una manera distinta a lo que muchos esperaban.

Eso, en términos de represión [desde China]. Pero en términos de mayor violencia, es una posibilidad que ya he comentado antes. Con la combinación de una sociedad dividida, con la normalización de la violencia y el sentimiento de futilidad que Pekín está impulsando en los hongkoneses, un sentimiento de desesperación entre los manifestantes... Todos estos son ingredientes de una receta para el extremismo y potencialmente estallidos de violencia.

placeholder Foto de archivo de una protesta en agosto de 2019 en Hong Kong. (Reuters)
Foto de archivo de una protesta en agosto de 2019 en Hong Kong. (Reuters)

P. ¿Cómo ha cambiado Hong Kong con las protestas de 2019?

R. Es interesante. En primer lugar, creo que uno de los cambios más obvios y físicos ha sido la normalización de la violencia. El nivel de violencia en las protestas del año pasado desde el lado de los manifestantes, y desde la policía, ha sido mucho más alto de nada de lo que habíamos visto en Hong Kong antes, y de algún modo se normalizó, algo muy inusual para Hong Kong, y eso creo que va a tener un largo impacto.

También en el lado de algunos de los manifestantes se ha incrementado la violencia que antes no tenían: empezaron a usar cócteles molotov… El nivel de violencia ya no se considera sorprendente, mientras que en el pasado este tipo de cosas habría sido un ‘shock’. Creo que tenemos que esperar que el nivel al que se llegó en las protestas de 2019 será ahora el punto de partida de las próximas protestas. Y así es mucho más fácil que escale la tensión. No me sorprendería que veamos mayor violencia en las protestas. Otro cambio ha sido la cada vez mayor militarización de la policía, y el desarrollo de una arquitectura e infraestructura de vigilancia y 'securitización' de la ciudad que antes no estaba.

Una sociedad dividida, con la normalización de la violencia y el sentimiento de desesperación entre los manifestantes... La receta para el extremismo

En segundo lugar el trauma que han causado estas protestas violentas, la violencia sistémica ejercida contra la gente por el gobierno y la policía de Hong Kong… La sociedad todavía se mantiene en un profundo estado de trauma. Y eso va a tardar en superarse.

Y el otro gran cambio tras las protestas del año pasado fue el sentimiento de construcción de nación. Esta idea de que cada protesta, con los eslóganes que coreaban y cantando el himno de Hong Kong, reforzó y construyó la identidad hongkonesa, y el sentimiento de comunidad alrededor de esa identidad hongkonesa, en un modo similar a la construcción nacional.

En el Año Nuevo Lunar de 2018, la joven hongkonesa Poon Hiu-wing fue asesinada durante una escapada romántica en Taipei (Taiwán) por su novio, Chan Tong-kai. La joven tenía solo 20 años cuando, tras una discusión, Chan la mató e introdujo su cuerpo en una maleta rosa que abandonó. Luego regresó a Hong Kong. Allí, aunque fue detenido, no podía ser juzgado por asesinato, ya que la ley hongkonesa no permite procesar este tipo de crímenes perpetrados en otros países. Tampoco lo podían juzgar en Taiwán, ya que no tenían un acuerdo de extradición. Era un nudo legal. Este asesinato fue la excusa lacrimógena y aparentemente inocente que necesitaba el Ejecutivo hongkonés de Carrie Lam para presentar la muchas veces solicitada por las autoridades chinas Ley de Extradición. Con esta ley, se permitiría que los hongkoneses fueran extraditados a otros países para ser juzgados por sus tribunales en una larga lista de delitos. Con la justificación del 'shok' por el cruento asesinato de Poon, el Ejecutivo pensó que se lograría aprobar fácilmente. Nada más lejos de la realidad. Comenzaron así los casi 12 meses de protestas que cambiaron Hong Kong.

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