Temor al azote del coronavirus a las favelas de Brasil: "La cuarentena aquí es imposible"

El constante lavado de manos, el aislamiento social y el uso de geles alcohólicos se hacen difícil si uno vive en la favela brasileña. Tres de los métodos domésticos más útiles contra la pandemia del Covid-19 son inalcanzables para gran parte del más de millón y medio de habitantes que viven en los poblados chabolistas de Rio de Janeiro, donde nueve de cada diez residentes tendrían dificultades para comprar alimentos si se vieran obligados a quedarse en sus casas sin generar ingresos.

Así se desprende de los datos de la ONG Central Única das Favelas (CUFA), fundada en 1999, que ha iniciado la campaña 'Favela contra o Vírus' ('La favela contra el virus'), con la que trata de concienciar a los residentes en estas zonas marginales del país de la importancia de la higiene y las medidas de precaución para evitar la expansión del coronavirus. Pero la realidad es, en bastantes casos, muy distinta a la deseada.

"Aquí el agua solo cae dos veces por semana y la ahorramos para la supervivencia. Lavarse las manos constantemente aquí no es una posibilidad; en mi casa hay seis personas", relata Raul Santiago, habitante de una favela en el barrio Complexo do Alemão (Río de Janeiro) en el portal digital 'Favela em pauta'. "Y sobre el gel de alcohol: además de la acción inhumana de las personas que aumentan mucho el valor del producto, incluso si tuviera un valor normal, es un gasto adicional, no previsto", añade. "La cuarentena aquí es imposible", sentencia.

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J. C.

"La situación es muy seria porque muchos habitantes de las favelas todavía no se han dado cuenta de la gravedad del escenario actual y no están cumpliendo el aislamiento como deberían", advertía a finales de marzo Claudia Rafael, coordinadora de la CUFA en la barriada de Paraisópolis, en São Paulo.

A fecha del pasado día 26, las autoridades sanitarias informaban de unos 60 posibles positivos en observación y varios casos confirmados en las favelas de Río. Pero la situación de indefensión de la zona hace tan complicada la contención del virus como el recuento de los datos.

Ante la falta de intervención estatal en la zona, los narcotraficantes han impuesto el toque de queda a partir de las ocho de la tarde (hora local) en las zonas que controlan. Y a este vacío de poder se suma la falta de acceso a la información y los bajos niveles educativos de algunos de los residentes, que agudizan el desconocimiento de los peligros de la pandemia. Todo ello, un cóctel que puede resultar letal si el coronavirus se expande por una de las zonas más deprimidas y populosas de Brasil, país que registra casi 80 muertos y 5.700 positivos, tras sumar más de mil contagios en las últimas 24 horas.