Una red protectora consigue que un tiburón de más de 4 metros no llegue a una playa

Algunas playas de Australia disponen de un sistema de redes colocado a unos centenares de metros de la costa para evitar que animales peligrosos se acerquen hasta los bañistas. Una de esas redes consiguió su objetivo este pasado fin de semana, cuando ‘cazó’ a un enorme tiburón blanco de más de cuatro metros de largo cuando intentaba acercarse a una playa de Sydney.

La noticia la ha difundido el pescador que encontró al tiburón enganchado en las redes, Trapman Bermagui, y que subió las imágenes a su cuenta de Facebook. Ahí asegura que la cola medía más de dos metros y que sólo la aleta superaba el metro de largo. Un magnífico ejemplar de 4,6 metros de longitud.

La foto ha generado mucha polémica y son muchos los que acusan al pescador de cazar al tiburón, insultándole por atentar contra la fauna marina. El propio Trapman Bermagui ha tenido que responder a las acusaciones con otro post en la red social, recordando que el tiburón cayó en las redes que el gobierno australiano ha colocado en las cercanías de la playa de Maroubra, cerca de Sydney.

“Vivo a 500 kilómetros de Sydney y no atrapé al tiburón. Las redes de tiburón de (las playas de) Sydney son un proyecto administrado por el gobierno estatal. Conozco a los tipos que hacen este trabajo y trabajan duramente para mantener a salvo nuestras playas...” Bermagui quiere dejar claro que él sólo encontró al animal, no tuvo que ver nada con las redes que lo atraparon.

La doctora Barbara Wueringer, de ‘Sharks and Rays Australia’, ha pedido a los nadadores que permanezcan atentos tras la ola de ataques de tiburones que se ha producido en todo el país. En declaraciones que recoge el Daily Mail, Wueringer asegura que “los tiburones son depredadores que encontrarás en cualquier lugar del océano, pero debe haber alguna razón por la que estos animales estén mordiendo a la gente en ese área".

Algunos especialistas creen que los tiburones atacan a los humanos al confundirlos con presas, porque están invadiendo su espacio o al verse atraídos por la sangre y los colores brillantes. Según un centro de investigación australiano, entre 1990 y 2016 se produjeron 295 ataques de tiburones a personas, de los que más de 120 fueron en la región de Nueva Gales del Sur, al sureste del continente, con un total de 42 víctimas mortales.