El miedo al 'castrochavismo', un factor decisivo en las elecciones de Colombia
El ‘castrochavismo’ es, de hecho, la mayor preocupación de muchos colombianos y podría decidir la segunda vuelta de las presidenciales. El 68% teme que su país se convierta en otra Venezuela
El autobús da un acelerón y varios pasajeros están a punto de caerse. En el transporte público de Bogotá hay que ir siempre bien sujeto. Entre quienes han tenido que agarrarse unos a otros para no dar con su cabeza en el suelo sobresale de pronto un joven enjuto. Comienza a hablar. Su acento no es colombiano. Viene del país vecino. “Cuiden con su voto. Elijan muy bien a sus políticos. En Venezuela sabemos muy bien lo que supone elegir a malos candidatos”, le pide al personal mientras intenta venderles caramelos.
Parte del pasaje asiente con la cabeza. La advertencia no pasa desapercibida en Colombia, un país que podría haber recibido a un millón de venezolanos que huyen de la crisis económica, social y política de su país.
El ‘castrochavismo’ es, de hecho, la mayor preocupación de muchos colombianos y podría decidir la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebran este domingo. El 68% teme que su país se convierta en otra Venezuela, según un sondeo de la firma Cifras y Conceptos publicado en marzo. Es el mayor miedo de los encuestados, en una nación que tampoco puede considerarse un ejemplo de paz y bonanza financiera. Supera al temor a tener problemas de salud (33%) e incluso a la seguridad (25%).
La palabra ‘castrochavismo’ está muy presente en la campaña electoral colombiana. Muchos atribuyen su creación al expresidente Álvaro Uribe (2002-2010). Si no fue él quien la inventó, ha sido, desde luego, quien la ha popularizado. “El castrochavismo destruye los lazos de armonía social. Instiga odio de clases”, dijo el todavía político más popular de Colombia –fue el más votado al Senado en las legislativas de marzo-, pero a la vez, uno de los más odiados.
Es considerado como ‘castrochavista’ en Colombia una persona que o bien defiende a los gobiernos de Cuba y Venezuela o bien es equidistante ante los mismos. La derecha ‘uribista’, cuyo candidato, Iván Duque, es el máximo favorito a convertirse en el nuevo presidente de Colombia, considera ‘castrochavista’ a su rival en las urnas, el izquierdista Gustavo Petro.
Creen que el exguerrillero -estuvo en las filas del M19 hasta la desmovilización del grupo en 1990- es simpatizante del gobierno ‘chavista’ y que va a convertir a Colombia en Venezuela. Petro ha intentado desmarcarse del fantasma 'castrochavista' en las últimas semanas. “Yo analizo la época de Chávez a diferencia de la de Maduro, y el que quiera analizar a profundidad el tema venezolano debe establecer esas diferencias. Si usted me pregunta si Chávez fue un dictador, yo le digo que no. Si usted me pregunta si Maduro es hoy un dictador, yo le digo que sí”, le dijo el candidato a la revista ‘Newsweek’ en Marzo.
No lo tendrá fácil para convencer a sus votantes. Fue muy criticado por la derecha tras defender las elecciones a una Asamblea Nacional Constituyente promovidas por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en julio de 2017, y que la oposición del país vecino considera como una vía para sustituir a la Asamblea Nacional elegida en 2015, donde el ‘chavismo’ es minoría.
“El pueblo de Venezuela tiene todo el derecho de decidir su destino sin injerencias extranjeras”, escribió Petro en Twitter, el día de las votaciones, considerando los comicios como una oportunidad “para el diálogo y la apertura”.
El miedo al ‘castrochavismo’ podría afectar su resultado en las urnas: “Está creado el imaginario de que con Petro iríamos a donde está Venezuela. Hay incluso muchos mitos urbanos. Dicen que al día siguiente de ganar, se iría la inversión extranjera, la gente sacaría sus capitales y los pudientes saldrían a vender sus apartamentos”, explica Andrés Dávila, politólogo de la Universidad Javeriana. Cree que la visión de Petro como ‘castrochavista’ es exagerada.
El candidato izquierdista ha seguido intentando alejarse del ‘chavismo’ en las últimas semanas. “A Maduro no lo conozco. Más lo conocen el señor Uribe o el señor Santos. De Maduro tengo una enorme desconfianza porque me parece un tipo incapaz”, dijo en la víspera de la primera vuelta. “El camino de Chávez, con el corazón lo digo, fue equivocado. Y guió a casi todo el progresismo latinoamericano por el camino equivocado, creer que se puede construir justicia social a partir de distribuir los recursos no renovables de un país. Ahí se destruye el mecanismo y ya se vio en Venezuela. Eso no es sostenible”, añadió.
Petro, que quiere ser el primer presidente de izquierda de la historia de Colombia, ha contraatacado. Lleva varias semanas diciendo que quienes realmente quieren convertir a Colombia en Venezuela son Uribe y Duque. “El camino de Duquye es el camino de Maduro. Duque es un ‘castrochavista’ de derecha”, señaló Petro en uno de sus mítines.
"Allá quieren cerrar las cortes. Aquí también. Duque, no Petro. Allá matan jóvenes. Aquí también. Uribe y los falsos positivos"
“Paradójicamente y contrario a lo que repiten un día tras otro nuestros medios de comunicación, lo que queremos es exactamente lo contrario de lo que está pasando en Venezuela. Allá quieren cerrar las cortes. Aquí también. Duque, no Petro. Allá matan jóvenes. Aquí también. Uribe, y los falsos positivos”, señala el candidato, mencionando las ejecuciones extrajudiciales perpetradas por militares contra campesinos y jóvenes de barrio durante el Gobierno de Uribe.
La estrategia de Duque ha sido recabar apoyos en la oposición venezolana. Se le pudo ver, hace unos días, en la frontera entre ambos países, acompañado por María Corina Machado, líder opositora del país vecino.
El candidato derechista ha ganado todas las encuestas de intención de voto de cara a los comicios del domingo. Petro se encuentra a entre seis y 20 puntos de él en los mismos sondeos, pero en tendencia positiva. Las urnas decidirán el rumbo del país por los próximos cuatro años.
El autobús da un acelerón y varios pasajeros están a punto de caerse. En el transporte público de Bogotá hay que ir siempre bien sujeto. Entre quienes han tenido que agarrarse unos a otros para no dar con su cabeza en el suelo sobresale de pronto un joven enjuto. Comienza a hablar. Su acento no es colombiano. Viene del país vecino. “Cuiden con su voto. Elijan muy bien a sus políticos. En Venezuela sabemos muy bien lo que supone elegir a malos candidatos”, le pide al personal mientras intenta venderles caramelos.
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