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Por qué India no se ha convertido en la potencia del futuro que esperábamos
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"a diferencia de china, no hicimos lo básico"

Por qué India no se ha convertido en la potencia del futuro que esperábamos

Cada cierto tiempo organizaciones y 'think tanks' dan cuerda a la idea de una explosión económica. ¿En qué punto está India? ¿Qué deficiencias tiene? ¿Puede competir con China?

Foto: Trabajadores durante la construcción de una nueva vía de ferrocarril en las afueras de Agartala, capital del estado de Tripura, el 25 de febrero de 2015. (Reuters)
Trabajadores durante la construcción de una nueva vía de ferrocarril en las afueras de Agartala, capital del estado de Tripura, el 25 de febrero de 2015. (Reuters)

“De todo lo que se pueda decir sobre la India, lo contrario también será verdad”. Es difícil negar que esta máxima se cumple a rajatabla.

Cada cierto tiempo, organizaciones internacionales, medios de comunicación y 'think tanks' dan cuerda a la idea de una explosión económica que vivirá la India tarde o temprano. Sucedió con la creación de los BRICS en 2001. Se prolongó durante aquella década, y volvió a ocurrir en 2014, tras la victoria arrolladora del actual primer ministro, Narendra Modi. Pero, ¿en qué punto está la India realmente? ¿Qué deficiencias tiene y qué puede ofrecer al mundo? Y la pregunta 'estrella': ¿Puede competir con el gigante chino, tal como se suele plantear?

La India creció en el tercer trimestre del año fiscal al 7,2%, un dato que consolidó su ascenso después de la desaceleración provocada por la repentina y polémica desmonetización (en 2016 el Gobierno retiró de la circulación el 80% de los billetes). El Banco Mundial ya apunta que India volverá a ser este año la economía de crecimiento más rápido, después de haberle cedido el puesto a China durante 2017.

India, con más de 1.300 millones de habitantes, es el segundo mercado de internet más grande del mundo. Una flecha imparable superada únicamente por China. A pesar de que sólo un 30% de su población cuenta con acceso a la red, el país tiene más de 400 millones de usuarios y se calcula que se duplicará la cifra en cuatro años.

"Nos frena el no hacer lo esencial para tener una población bien educada y bien alimentada con sus necesidades básicas cubiertas"

Por otra parte, Naciones Unidas prevé que en las próximas tres décadas 500 millones de indios pasarán a ser población urbana, el mayor aumento visto hasta ahora, y el país se encuentra inmerso en la proliferación de ciudades inteligentes.

No hay duda de que el proceso de modernización del gigante asiático es tremendo., pero el elefante indio camina despacio. El 90% del mercado laboral se mueve en el sector informal, es decir, impera una economía sumergida que obliga a relativizar todas las cifras oficiales. La mayoría de la población vive de la agricultura, un sector ahogado por las subidas de precios y por sequías interminables. Varios expertos aseguran que la economía rural vive un “estrés extremo” por la falta de ingresos de los trabajadores y las asfixiantes deudas que contraen.

placeholder Una mujer aventa arroz en una campo en las afueras de Ahmedabad, India, el 10 de noviembre de 2017. (Reuters)
Una mujer aventa arroz en una campo en las afueras de Ahmedabad, India, el 10 de noviembre de 2017. (Reuters)

Las deficiencias de India vienen de lejos, son profundas e incluso sistémicas. En una entrevista con Quarzt, el premio Nobel indio Amartya Sen afirmaba: “India es el único país del mundo que está tratando de convertirse en una potencia económica global con una mano de obra que no está educada ni es sana”.

En esa línea se expresa la economista Jayati Ghosh en una conversación con El Confidencial: “Creo que estamos realmente atrasados en nuestro proyecto de desarrollo. No hemos hecho lo básico, a diferencia de China. Tenemos una infraestructura de salud muy pobre, no hemos invertido lo suficiente en acceso a la educación, tenemos muy malas relaciones de género y algunos de los peores indicadores de nutrición del mundo”.

La “tolerancia de la desigualdad”

La profesora de la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU) entiende que los distintos gobiernos que ha tenido India están “desperdiciando nuestro potencial” porque estos aspectos no se encuentran entre sus prioridades. “Lo que nos está frenando es que no estamos haciendo lo que es esencial para asegurarnos de tener una población sana, bien educada y bien alimentada que tenga las necesidades básicas cubiertas”. Hay que tener presente que un tercio de los hogares indios no dispone de electricidad y sólo a la mitad llega agua corriente. Según la UNESCO, en India viven 300 millones de analfabetos.

Además, según señala la experta en economía del desarrollo, existe una “tolerancia de la desigualdad” que se basa en un sistema de castas todavía omnipresente. “Todavía no he visto ningún otro país que tolere tanto la desigualdad en tantas formas distintas: desigualdad en cuanto a ingresos y accesos, desigualdad por casta, género, etnia, idioma, origen, e incluso entre lo urbano y lo rural. Que toleremos todo eso significa que estamos poco dispuestos a proporcionar servicios públicos universales de buena calidad”.

A las carencias sociales se unen dificultades administrativas, burocráticas y políticas. El economista Himanshu, especializado en pobreza y desigualdades, habla de los obstáculos que presenta una estructura federal compleja, donde “cada estado es una unidad autónoma, lo que supone un desafío importante” porque para crecer como país se acaba dependiendo de la armonía entre factores locales: el juego político estatal, muy electoral, se mezcla con una diversidad cultural, étnica, lingüística, religiosa, legislativa e incluso impositiva que acaba siendo una gigantesca maraña.

El año pasado, siete décadas después de su independencia, el Gobierno llevó a cabo la mayor reforma fiscal de la historia de la India creando un impuesto indirecto único para los 29 estados del país. “La antigua India estaba fragmentada económicamente, la nueva creará un impuesto, un mercado para una nación”, dijo entonces el ministro de Finanzas, Arun Jaitley.

placeholder Un hindú se saca un 'selfie' antes de ofrecer plegarias al sol naciente en las aguas contaminadas del río Yamuna, en Nueva Delhi. (Reuters)
Un hindú se saca un 'selfie' antes de ofrecer plegarias al sol naciente en las aguas contaminadas del río Yamuna, en Nueva Delhi. (Reuters)

Himanshu remarca que, para analizar el crecimiento de la India, es imprescindible no perder de vista ni su pasado colonial ni su modelo de mercado. “India es una economía generalmente impulsada por el mercado nacional, la demanda es mucho menos dependiente del comercio internacional. Esto en cierto sentido es bueno, porque no tiene los problemas que implica ser parte de una economía globalizada, pero también significa que no estamos en condiciones de aprovechar las oportunidades del comercio mundial que sí ha aprovechado China”, afirma el analista a El Confidencial.

India, históricamente proteccionista, se está abriendo al mundo (lleva tres décadas haciéndolo), pero el proceso es lento. Y, en el camino, mira hacia el otro gran gigante asiático, aunque no es, según los analistas consultados, una competición de tú a tú. “Todo el mundo dice que China está creciendo. Pero China ya ha crecido. Ya es un país rico”, afirma a este diario la experta Ritu Agarwal, del Centro de Estudios Asiáticos. “China ha cumplido con las cosas básicas, ha sacado de la pobreza a gran cantidad de su población y eso es un gran signo de desarrollo, algo que no ha ocurrido en India en absoluto. De ellos, podríamos aprender desarrollo tecnológico, desarrollo en infraestructuras, en electricidad, en energías, avanzar en industrialización… ellos están mucho más adelantados que nosotros en todo eso”.

"No estamos en condiciones de aprovechar las oportunidades del comercio mundial que sí ha aprovechado China"

La diferencia de velocidades tiene que ver también, según apunta Himanshu, con el sistema político de ambos países. “A diferencia de China, India es una democracia y eso en cierto sentido es un lastre porque ralentiza las cosas. Tienes que construir consensos en diferentes niveles, tienes una jurisdicción y unos medios de comunicación muy activos y no puedes evitar la reacción de la población a las políticas. Todo eso es bueno, pero al mismo tiempo las democracias son procesos lentos”. El Partido del Congreso ha gobernado la India durante seis décadas prácticamente de forma ininterrumpida pero, para este analista, la formación de los Gandhi se ha visto en muchas ocasiones atada por la necesidad de forjar alianzas con fuerzas regionales.

Hoy, el hinduista Modi está al frente de una “nueva India” que quiere levantar durante el próximo lustro. “La gente quiere movimientos lo más rápido posible, por lo que las expectativas son muy altas”, afirma Himanshu. A pesar de que la figura del primer ministro sigue siendo una apisonadora en las urnas allá donde hay comicios estatales, desde 2014 su Ejecutivo ha tenido que lidiar con masivas protestas de los agricultores decepcionados, con una juventud que no encuentra el empleo prometido y con una creciente violencia entre comunidades religiosas. La economista Ghosh cree que “cuatro años no es mucho tiempo, pero sí el suficiente para al menos ver que está en la dirección que prometió. Y en ese sentido, el Gobierno va en la otra dirección”.

La India de hoy, según los expertos consultados, puede ofrecer una sociedad muy diversa, un mercado de consumo en expansión y una creciente masa juvenil cada vez más cualificada. Si estos factores servirán para superar a China o no es algo que el tiempo dirá. “Eso ocurrirá. O al menos estaremos muy cerca. Nadie puede predecir el futuro pero, definitivamente, China se está desacelerando e India se está acelerando”, opina Himanshu. En cambio, su colega Ghosh cree que antes hay deberes pendientes: “no digo que India nunca vaya a adelantarse, digo que primero tenemos que resolver los problemas básicos de desarrollo y espero que lo hagamos, porque lo único que la India tiene a su favor es una fuerte ventaja democrática”.

“De todo lo que se pueda decir sobre la India, lo contrario también será verdad”. Es difícil negar que esta máxima se cumple a rajatabla.

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