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Oriente Medio se queda a oscuras: sin energía en la tierra del petróleo
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Oriente Medio se queda a oscuras: sin energía en la tierra del petróleo

Es la tierra del gas y el petróleo, pero hay escasez de energía eléctrica. Apagones de entre 6 y 8 horas se ha convertido en la norma en muchos de los países de la región

Foto: Un palestino camina por el campo de refugiados de Shatti, en Gaza, en julio de 2015. (Reuters)
Un palestino camina por el campo de refugiados de Shatti, en Gaza, en julio de 2015. (Reuters)

Quien tiene un “motor” en el Líbano tiene un tesoro. El “motor” es como se designa popularmente a un generador eléctrico comunitario que abastece a una comunidad de vecinos. Aunque la guerra libanesa finalizó hace más de 25 años, las infraestructuras del país de los cedros siguen manteniéndose como en la época de posguerra. La guerra civil (1975-1990) devastó la red eléctrica del país, pero a día de hoy los libaneses siguen sufriendo cortes de luz a diario de entre 3 a 6 horas y que en los meses de verano suelen llegar incluso a 8 horas.

Es habitual ver junto a la entrada de los edificios un panel eléctrico con cablecitos que salen y se conectan a una bombilla. Cuando la bombilla está encendida significa que si vienes de calle cargado con bolsas de la compra tendrás que subir a pie las escaleras porque no funciona el ascensor. Si eres afortunado y tienes instalado el “motor”, cuando llegas a casa acalorado del esfuerzo no podrás refrescarte encendiendo el aire acondicionado porque solo funciona para encender alguna luz de la casa y aparatos eléctricos de baja potencia. En los tórridos días de julio y agosto,a veces, es mejor salir a la calle al mediodía que quedarse en casa. El servicio del “motor” es un negocio 'pirata' que ofrece alguno de los 'gánsters' de barrio, y por el que cobra entre 50 y 100 dólares al mes por cada vivienda.

"El error fue pensar que la energía de bajo costo es un motor clave del crecimiento económico y un medio para atraer inversiones industriales"

Ni que decir del alumbrado público, que brilla por su ausencia. Las autoridades prefieren invertir en otros menesteres que en facilitarle la vida a los viandantes. Sorprende que en una ciudad aparentemente moderna como es Beirut, con una zona centro diseñada con tiendas elegantes y caras y edificios de lujo de estilo vanguardista la municipalidad no haya pensado en poner farolas. En barrios menos sofisticados donde los cables de la luz cuelgan de los edificios como una sucesión de lianas agarradas a un árbol todavía es más impensable ver una farola.

En general, lo que salva que las calles queden literalmente a oscuras son los comercios, la luz de las portería de los edificios y las tiendas de ultramarinos que suelen estar abiertas hasta altas horas de la noche. Desidia, corrupción política, y mafiosos de barrio son algunos de los ingredientes de este explosivo coctel molotov llamado “apagón” que afecta a toda la región de Oriente Medio.

placeholder Una migrante iraquí y sus hijos comen durante un apagón en Damasco, Siria. (Reuters)
Una migrante iraquí y sus hijos comen durante un apagón en Damasco, Siria. (Reuters)

En los primeros años de posguerra en el Líbano se construyeron 10 centrales eléctricas y los tendidos de cableado, una obra que costó al gobierno 2.000 millones de dólares. Con las nuevas infraestructuras, la compañía estatal “Electricite du Liban” (EDL) esperaba acabar con las deficiencias y aumentar la generación de energía eléctrica de 800-1000 megavatios a más 2000 MW. Sin embargo, dos décadas después, la EDL no suministra más de 1.400MW, muy por debajo de las necesidades del país, explica a El Confidencial el doctor Abdel Nor, experto en recursos energéticos de la Universidad de Saint Joseph en Beirut.

Además, la EDL arrastra desde 2003 “una deuda de 3.000 millones de dólares y no puede permitirse el lujo de comprar combustible suficiente para mantener las luces encendidas las 24 horas del día”, insiste el experto. La Electricite du Liban, además de ser el principal suministrador de electricidad en el país ha sido durante la última década “el conducto para distribuir miles de millones de dólares en sobornos a figuras políticas pro-sirias en el Líbano”, señala Adbel Nor.

Aparte de la corrupción política, cita el experto, otro de los problemas que ha llevado a la bancarrota a la EDL es la falta de control a la hora de recaudar el dinero de las facturas de la luz. “Alrededor del 55% de las facturas de la luz no se cobran, y por otra parte, decenas de miles de personas obtienen electricidad gratis a través de los enganches ilegales a la luz”, advierte.

Foto: Manifestantes se cubren detrás de unas barricadas durante choques con policías antidisturbios en Beirut, el 23 de agosto de 2015 (Reuters).
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Llama la atención que en Oriente Medio, rica en petróleo y gas, los apagones se hayan convertido en la norma y no en una excepción. “Muchos países de la región consideran los recursos energéticos como un bien público, y los vende a nivel nacional a precios muy inferiores que su valor de mercado. El error fue pensar que la energía de bajo costo es un motor clave del crecimiento económico y un medio para atraer inversiones industriales. Con el tiempo países como Egipto e Irak se han dado cuenta que esta política económica y social ha resultado ser muy costosa porque fomentan el consumo excesivo y desalientan las inversiones”, explica el economista Sami Nader.

Estas políticas de despilfarro de los recursos energéticos nacionales llevaron a Egipto a limitar sus exportaciones de gas natural a sus vecinos Israel y Jordania a partir de 2011. El país del Nilo también comenzó a experimentar escasez de combustible y cortes de electricidad, hasta 6 horas por día en el verano de 2014. La misma historia se repitió en Irak, cuando en el verano de 2015 hubo protestas espontáneas en todo el país debido al aumento en los cortes de luz, de hasta 16 horas diarias. El caso de Irak se asemeja al del Líbano porque ambos comparten décadas de guerra, inestabilidad política y rampante corrupción.

placeholder Un palestino vende sándwiches durante un corte de luz en Gaza, el 12 de julio de 2017. (Reuters)
Un palestino vende sándwiches durante un corte de luz en Gaza, el 12 de julio de 2017. (Reuters)

Irak, "de dictadura a sobornocracia"

Más de quince años después de la invasión estadounidense a Irak y de una inversión de 40.000 millones de dólares para la reconstrucción, los iraquíes siguen sufriendo cortes de luz diarios. Las instalaciones eléctricas se remontan a la era de Sadam y esto hace, sobre todo en verano cuando las temperaturas alcanzan los 50 grados, que el cableado eléctrico no soporte los millones de aires acondicionados que se conectan al mismo tiempo.

A veces los cortes de luz duran más nueve horas en verano, lo que convierte la vida de los iraquíes en un infierno. Los hogares más pudientes tienen una red eléctrica paralela e informal con generadores diesel, que son tremendamente ruidosos y muy costosos de mantener, pero que hacen la vida fácil y agradable, mientras la mayoría de iraquíes tiene que enfrentarse a una lucha diaria para no derretirse bajo el sol.

Después de la invasión de Estados Unidos, “Irak paso de ser una dictadura a una sobornocracia”, denuncia un funcionario iraquí que no quiere dar su nombre. “Todo, desde la obtención de un visado o un nuevo pasaporte hasta la construcción de centrales eléctricas y refinerías de petróleo exige un soborno o una comisión”, asegura el funcionario.

Foto: El balneario de Haman al Alil tras la expulsión del Estado Islámico. (Ethel Bonet)

En la semiautónoma región del Kurdistán iraquí KRG, la situación era mejor que en el resto del país hasta que en 2014 empezaron las operaciones militares para expulsar al Estado Islámico de Irak. La zona soporta el peso de cuatro millones de desplazados internos y cientos de miles de refugiados sirios que han huido de la guerra que se libra en su país. El Kurdistan iraquí no tiene las instalaciones ni el combustible ni los fondos para poder proporcionar energía eléctrica a una población que se ha duplicado en tres años. El Promedio de apagones oscila entre nueve y diez horas al día.

Pero sin duda quien peor lo está pasando este verano son los palestinos. A la ya precaria situación en la Franja de Gaza, que desde abril padece una grave crisis energética, se ha acentuado desde que la Autoridad Nacional Palestina ha decidido poner contra las cuerdas al gobierno de Hamas. El presidente de la ANP Abu Mazen pidió el mes pasado a Israel que reduzca en un 40% el pago del suministro de electricidad a la franja. La purga al gobierno ilegitimo de Hamás en el poder desde hace una década deja a la castigada población gazatí con un promedio de tres horas de luz diarias.

Quien tiene un “motor” en el Líbano tiene un tesoro. El “motor” es como se designa popularmente a un generador eléctrico comunitario que abastece a una comunidad de vecinos. Aunque la guerra libanesa finalizó hace más de 25 años, las infraestructuras del país de los cedros siguen manteniéndose como en la época de posguerra. La guerra civil (1975-1990) devastó la red eléctrica del país, pero a día de hoy los libaneses siguen sufriendo cortes de luz a diario de entre 3 a 6 horas y que en los meses de verano suelen llegar incluso a 8 horas.

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