Los vengadores del Delta, el grupo que hizo desplomarse a Nigeria
Los Vengadores del Delta del Níger han logrado que Nigeria deje de ser primera potencia económica y primer productor de petróleo en solo unos meses.
La receta para desplomar a un gigante africano está compuesta de unos pocos ingredientes: armas, constancia, un buen discurso y un buen motivo. Los Vengadores del Delta del Níger los tenían todos, y se pusieron manos a la obra para que Nigeria, primera potencia económica y primer productor de petróleo del continente africano dejara de ostentar ambos títulos en tan sólo unos meses.
Todo comenzó el 10 de febrero de 2016. Este grupo armado, hasta entonces desconocido, anunció que sobre las 1:30 de la mañana había volado una importante tubería de exportación de gas, y que eran los responsables de todos los ataques que habían ocurrido en la región en las últimas semanas. A este ataque le han seguido decenas contra las instalaciones de las diferentes multinacionales que trabajan en la zona extrayendo el 'oro negro' para su exportación. Chevron, Shell, Eni, Exxon, entre otras, sufren desde entonces espectaculares ataques con bombas que han afectado a sus principales plataformas, incluso en altamar, reduciendo su producción o dejándolas inoperativas. En agosto, el ministro del Petróleo de Nigeria, Emmanuel Ibe Kachikwu, declaraba que 1.600 oleoductos habían sido “vandalizados” desde el mes de enero.
En pocos meses la producción de crudo pasó a ser la más baja desde hacía 22 años en un país que alimenta sus arcas del Estado en un 70% con las ventas de esta materia prima. De febrero a mayo perdió por los ataques unos 850.000 barriles de petróleo por día, cayendo la producción diaria por debajo de los más de 2 millones esperados. Esto se unía a la caída mundial de los precios del petróleo. Los ataques no sólo han destruido los oleoductos, también el presupuesto del Estado y, además, mantienen en jaque a la moneda local, la Naira, debido a que el petróleo es la mayor fuente de divisas extranjeras (90%) y es a través de ellas como esta moneda define su valor.
Los Vengadores tocaron el talón de Aquiles del gigante africano y sus socios, las multinacionales
Los Vengadores del Delta del Níger tocaron desde el principio el talón de Aquiles del gigante africano y sus socios, las multinacionales petrolíferas. Y lo hicieron a sabiendas, pues su amenaza es precisamente perturbar la economía del país si no se cumplen sus propósitos. Entre sus diez intenciones declaradas se encuentran la atribución del 60% de los bloques de petróleo en favor de las comunidades locales del Delta del Níger, la liberación del líder independentista pro-Biafra y director de Radio Biafra, Nnamdi Kanu, el inicio de las clases en la Universidad Marítima de Nigeria, el mantenimiento de la financiación del programa de amnistía iniciado por el anterior presidente, Goodluck Jonathan, en 2009, y la limpieza de las tierras contaminadas por las perforaciones y derrames de petróleo, así como la compensación de las comunidades locales afectadas. Pero para entender las reivindicaciones de este grupo armado hay que echar la vista atrás, al año 2015, pero también a los años 70, y a los 2000.
“Nigeria tenía todos los ingredientes de un cuento alentador: pobre nación africana bendecida súbitamente con una enorme riqueza”, explica en su blog este grupo armado. Las “perspectivas de prosperidad se levantaron con la misma fuerza que el petróleo que se derramó por primera vez en el terreno pantanoso del Delta del Níger en 1956. El mercado mundial ansiaba el crudo del delta, un "dulce" líquido con bajo contenido en azufre llamado “Bonny Light”, fácilmente refinado en gasolina y diesel. A mediados de la década de 1970, Nigeria se había unido a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y el presupuesto del gobierno abombada con petrodólares. Todo parecía posible, pero todo salió mal”, continúan. ¿Qué pasó?
La explotación del petróleo ha generado una gravísima situación de contaminación del Delta del Níger, degradando el ecosistema por la falta de tratamiento de los residuos y ocasionando la muerte de los peces, la inutilización de las tierras de cultivo, la contaminación del aire por las emisiones de la combustión, así como lluvia ácida. Todo esto no sólo ha deteriorado considerablemente la calidad de vida de los locales sino que además los ha hecho más pobres, al haber perdido sus medios de subsistencia y no beneficiarse de los ingresos del petróleo, en un reparto desigual de los recursos.
Pero, yendo un poco más allá, en la misma época tendrá lugar en Nigeria la declaración de independencia del territorio autodenominado Biafra y que desencadenaría en una guerra civil entre 1967 y 1970. Esta zona estaba compuesta por una buena parte del sur y el este del Delta del Níger y los intereses de países extranjeros, atentos al petróleo que emanaba de su suelo, apoyarían a los secesionistas a lo largo de un conflicto que causó en torno a un millón de muertos, sobre todo por hambruna. Aunque puede parecer asunto del pasado, aún siguen existiendo grupos pro-Biafra. El más conocido es el Pueblo Indígena de Biafra (IPOB) a quienes apoyan los Vengadores del Delta del Níger y a quienes oprime el gobierno de Nigeria a través de la fuerzas de seguridad que, según Amnistía Internacional, habría arrestado y matado a al menos 100 miembros desde enero de 2016.
Que un grupo armado ataque las instalaciones petrolíferas en Nigeria no es ninguna novedad. El más conocido en los años 2000 es el histórico Movimiento por la Emancipación del Delta del Níger (MEND) que generó una auténtica lucha armada entre el grupo y las fuerzas de seguridad del gobierno hasta que en 2009 el MEND renunció a sus acciones tras el programa de amnistía del entonces presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, del sur y cristiano. Este programa constaba además de un sueldo mensual para cada rebelde que depositara las armas, formación, fondos de indemnización y contratos para asegurar las instalaciones que antes, ellos mismos, habían atacado.
Ahora bien, con la llegada de Muhammadu Buhari, del norte y musulmán, al poder en mayo de 2015, sustituyendo a Jonathan, las cosas cambian. Como explica para RFI Dirk Steffen, especialista de seguridad marítima, “en el Delta del Níger, bajo el mandato Goodluck Jonathan, se podía hablar de un verdadero “sistema” que era a la vez mafioso y militante. Lo que el expresidente logró hacer gracias al programa de amnistía es, nada más y nada menos, que 'comprar' a los militantes del Delta. Incluso toleró ciertas de sus actividades ilegales como el chantaje, la extorsión y la corrupción. Todo esto con la esperanza de evitar una verdadera insurrección. Es este sistema el que el presidente Buhari comenzó a desmantelar desde su llegada al poder”.
Tras su investidura, Buhari advierte que para luchar contra la corrupción, una de sus promesas electorales, va a disminuir progresivamente la financiación del programa de amnistía y anuncia que le pondrá fin por completo en 2018. Otra de las decisiones de Buhari será la paralización de la construcción de la Universidad marítima de Nigeria, de la que Jonathan puso en 2014 la primera piedra. “Es el problema de Nigeria: cuando llega una administración sabotea el trabajo emprendido por la precedente”, deplora Antoni Ayebibode, jefe del pueblo de Kurutie, donde sufren las consecuencias de la contaminación y el mal reparto de los beneficios del petróleo. Con la apertura de esta Universidad se pretende ofrecer un futuro a la juventud en paro de esta región; por eso los Vengadores del Delta la exigirían también entre sus reivindicaciones.
Sin embargo, no hay que olvidar que el problema es realmente complejo y que no cabe simplificar en buenos y malos. Un ejemplo es Tompolo, uno de los exdirigentes más conocidos del MEND a quien en enero de 2016 la Alta Corte federal de Lagos ordenó arrestar por robo y blanqueo de 175 millones de dólares entre 2012 y 2015. Así, como señala el exembajador de Estados Unidos en Nigeria, John Campbell, en 'La Presse': “Una persona puede ser una combatiente de la libertad un día y un ladrón al día siguiente”. Asimismo, en declaraciones recogidas por CNBC, Campbell sostiene que los ataques de Vengadores del Delta podrían haberse iniciado probablemente por el resentimiento de los pagos del programa de amnistía, así como por la preocupación de los daños ambientales y la creencia altamente sostenida de que la región de Delta no reciba una parte equitativa de los ingresos del petróleo.
Tras meses golpeando duramente la economía nigeriana, los Vengadores aceptaron un alto al fuego con condiciones el pasado mes de agosto, pero lo rompieron en septiembre tras un nuevo ataque. El último data de mediados de noviembre. Lo anuncian con orgullo en su blog donde expresan sus motivaciones, contestan a la prensa y notifican sus actos. Desde entonces la situación está aparentemente apaciguada. Pero en la última entrada de su web, el 6 de enero de 2017, dicen que queda “claro que el estado nigeriano no está listo para cualquier forma de diálogo y negociación con nuestra gente” y que preparan nuevas operaciones. “Los restantes 11 meses y dos semanas en el año 2017 estarán llenos de sorpresas y de una reconfiguración de la lucha por la liberación de nuestra patria”.
La receta para desplomar a un gigante africano está compuesta de unos pocos ingredientes: armas, constancia, un buen discurso y un buen motivo. Los Vengadores del Delta del Níger los tenían todos, y se pusieron manos a la obra para que Nigeria, primera potencia económica y primer productor de petróleo del continente africano dejara de ostentar ambos títulos en tan sólo unos meses.
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