Es noticia
El temor a que la extrema derecha esté gestando al Breivik francés
  1. Mundo
la 'teoría de la sustitución' en el eje

El temor a que la extrema derecha esté gestando al Breivik francés

¿Está preparando esta facción un ataque contra la Francia musulmana? ¿Acaso era el plan atacar objetivos sensibles y culpar a los musulmanes?

Foto: El Partido Laborista noruego conmemora el aniversario del tiroteo del ultraderechista Anders Breivik en un campamento de verano en 2011. (Reuters)
El Partido Laborista noruego conmemora el aniversario del tiroteo del ultraderechista Anders Breivik en un campamento de verano en 2011. (Reuters)

La orgullosa República francesa se abre por las costuras. Su modelo supuestamente exitoso de integración está mostrando sus peores defectos y reacciones tras convertirse en el desgraciado centro predilecto del Estado Islámico para atentar en Europa. Las lágrimas de la sociedad civil y los llamamientos bienintencionados a proseguir con la 'joie de vivre' pierden fuelle con respecto al discurso de un Frente Nacional (FN) cada vez más fuerte, cada vez con más apoyos, cada vez más alternativa a un régimen en el que ni un Partido Socialista (PS) inoperante, ni unos Republicanos (conservadores) liderados por el fundido Sarkozy -levantado de entre los muertos de la política- son capaces de abordar con solvencia un problema que preocupa a los franceses: la inmigración.

Aunque hay que caminar con cuidado sobre esta preocupación. 'Inmigración'. Porque en boca de cada vez más galos esto no quiere decir 'extranjero' sino simplemente 'musulmán'. Y en muchos casos están hablando de “inmigrantes de tercera generación”: con pasaporte francés y cuya única realidad es la francesa. No son los sirios, aunque se utilicen como excusa, o los rumanos los que preocupan. Son los en muchas ocasiones desterrados a las 'banlieues' -periferia de las ciudades, generalmente con muchos menores recursos- los que les molestan.

La extrema derecha se fortalece...

En su última y polémica novela, 'Sumisión', el escritor Michel Houellebecq preconiza una sociedad francesa en la que el islamismo político se ha hecho con el poder y las mujeres pierden sus derechos con respecto a los hombres, el Estado laico francés se convierte en un Estado musulmán que pretende convertir la Unión Europea en un nuevo imperio musulmán.

Acusado en muchas ocasiones de simpatizante del FN, el partido más pujante de la República, ¿estaría Houellebecq haciendo un panfleto político al estilo de los que advertían de la 'amenaza' judía en los años treinta o es el delirio de un autor cuya única religión es provocar? Puede que ambas.

Y sin embargo es cierto que este argumento cristaliza un miedo que impregna la extrema derecha francesa desde hace años: la teoría de la sustitución.

Puesta negro sobre blanco por el escritor Renaud Camus, esta teoría defiende que la alta natalidad de los musulmanes estaría cerca de hacer que los franceses 'blancos' dejen de ser mayoría en Francia. Estos 'teóricos' del FN aseguran que las cifras oficiales, que sitúan a migrantes musulmanes y sus descendientes en torno al 5% de la población, son una conspiración del poder para minimizar el problema. Por tanto, aunque sin base, tiene cada vez más predicamento en una sociedad donde muchos empleadores no te contratan si te llamas Mohamed u Omar. El Frente Nacional obtuvo en las últimas elecciones regionales 6,8 millones de votos, y no se alzó con más alcaldías porque el sistema de segunda vuelta y la alianza en algunos casos de PS y Republicanos le cerraron el paso. Es por ello que solo tiene dos diputados en la Asamblea francesa, una infrarrepresentación que esconde su verdadero poder.

La maquinaria discursiva del FN está en plena forma: por un lado, intelectuales más solventes como Eric Zemmour o Alain Finkielkraut -expulsado al grito de 'fascista' de la Nuit Debout- defienden taimadamente un discurso antimusulmán legitimado sobre la “identidad francesa” (por qué lo llaman francesa cuando quieren decir blancocristiana) y por otro la estrategia de la líder, Marine Le Pen, que en su reforma global y limpieza en seco del partido llegó a convertirse en Edipo del fundador del partido, Jean Marie, cuyas declaraciones eran demasiado 'fuertes' -léase racistas- para el nuevo FN, que se preocupa por la 'inmigración' y los 'desfavorecidos' por el capitalismo (siempre que sean de la raza adecuada, claro).

El techo de sus aspiraciones queda aún lejos, pues las encuestas les dan serias posibilidades de conseguir la presidencia. Y entonces puede que las caretas caigan.

... y los cachorros se entrenan bajo fuego real

La detención el 21 de mayo en Ucrania de Grégoire M., nacional francés, mientras reunía un arsenal de miles de euros, entre el que se encontraban tres lanzacohetes, seis fusiles Kalashnikov y más de 100 kilos de TNT, puso a los servicios de seguridad en alerta.

El joven de 25 años confesó que su objetivo era perpetrar una quincena de atentados durante la Eurocopa de este verano, y se quejaba de la “política del Gobierno francés en materia de inmigración” y que este había sido tomado “por la propaganda islamista y globalización”. En su vivienda en Francia, situada en una granja en un pueblo de 80 habitantes, la policía encontró explosivos y una camiseta de un grupo de extrema derecha: Renouveau Français.

Esta organización, tras los atentados de Niza, ha llegado a afirmar que la culpa de los mismos no es tanto del Estado Islámico como de la “inmigración masiva, de la sustitución”.

¿Está preparando la extrema derecha un ataque contra la Francia musulmana? ¿Acaso era el plan atacar objetivos sensibles y culpar a los musulmanes?

Renouveau Français, tras los atentados de Niza, ha llegado a afirmar que la culpa de los mismos no es tanto de Daesh como de la “inmigración masiva"

Eric Denécé, doctor en ciencia política y director del centro de investigación de inteligencia CF2R, despeja dudas: cree que no hay indicios que hagan a los servicios de espionaje pensar en una violencia organizada de extrema derecha, aunque, recuerda, “no se puede descartar que surja un lobo solitario” a la manera de Anders Breivik, que en julio de 2011 acabó con la vida de 77 personas en Noruega.

No obstante, la presencia de un francés con un arsenal de guerra no sorprende a los expertos en seguridad consultados por El Confidencial, que aseguran que Ucrania, como zona de conflicto activa en Europa, sería el nuevo bazar de armas del continente, como desde finales de los noventa lo fueron los Balcanes, según confirma el propio Ministerio del Interior francés.

La extrema derecha francesa, aseguran estos mismos expertos, ha estado desde hace décadas implicada en el contrabando de armas, sobre todo para financiarse. Francia es en estos momentos un país de la UE en donde encontrar un Kalashnikov -que alcanza un precio de entre 1.000 y 1.500 euros- es relativamente fácil. Los derechistas alimentan un mercado en el que, irónicamente, compran también los terroristas que atentan en territorio francés.

El temor es que, con tantas armas disponibles y pasando por sus manos, algún grupúsculo o lobo solitario decida pasar a la acción.

Francia es en estos momentos un país de la UE donde encontrar un Kalashnikov -que alcanza un precio de entre 1.000 y 1.500 euros- es relativamente fácil

Por el momento, algunos de ellos ya están entrenando bajo fuego real en la propia Ucrania, en el Donbass. La llamada Unité Continentale, que tiene incluso página en Facebook desde la que hace proselitismo, pelea al lado de los rusos en la toma del este del país. A imagen y semejanza de la generación anterior dentro de la extrema derecha, que partió a combatir con los croatas en las guerras balcánicas... contra los serbios, aliados de los rusos.

La diferencia estriba ahora quizás en que Rusia es el socio privilegiado de la extrema derecha en Francia. El FN confirmó a finales de 2014 que había firmado con el poco conocido banco ruso FRCB un préstamo por valor de nueve millones de euros porque, se lamentaron, “nadie más les prestaba dinero”. De Rusia, y por las mismas razones, había recibido financiación también el Partido Antisionista.

La orgullosa República francesa se abre por las costuras. Su modelo supuestamente exitoso de integración está mostrando sus peores defectos y reacciones tras convertirse en el desgraciado centro predilecto del Estado Islámico para atentar en Europa. Las lágrimas de la sociedad civil y los llamamientos bienintencionados a proseguir con la 'joie de vivre' pierden fuelle con respecto al discurso de un Frente Nacional (FN) cada vez más fuerte, cada vez con más apoyos, cada vez más alternativa a un régimen en el que ni un Partido Socialista (PS) inoperante, ni unos Republicanos (conservadores) liderados por el fundido Sarkozy -levantado de entre los muertos de la política- son capaces de abordar con solvencia un problema que preocupa a los franceses: la inmigración.

Atentado Niza Extrema derecha Anders Breivik Inmigración
El redactor recomienda