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'Airbags' explosivos y motores letales: el año de los escándalos automovilísticos en EEUU
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LAS AUTORIDADES NORTEAMERICANAS, BAJO PRESIÓN

'Airbags' explosivos y motores letales: el año de los escándalos automovilísticos en EEUU

El caso Volkswagen no es el único: también Toyota, General Motors, Hyundai... 2015 está siendo trágico para el sector de la automoción en uno de los mercados más difíciles del mundo

Foto: Un trabajador ensambla un vehículo en la planta de Ford en Flat Rock, Michigan (Reuters)
Un trabajador ensambla un vehículo en la planta de Ford en Flat Rock, Michigan (Reuters)

El engaño de Volkswagen ha terminado colmando la paciencia de las autoridades en Estados Unidos, que están siendo presionadas para actuar con más firmeza. “Esperamos que la EPA (la agencia de protección medioambiental) no solo pida que los coches sean arreglados, y que Volkswagen pague una multa, sino que exija el pago de compensaciones medioambientales”, dice a El Confidencial Frank O'Donnell, presidente de Clean Air Watch. “El caso va a llamar la atención de otras compañías. Les hará ver que no deben intentar hacer trampas porque las pueden cazar”.

La EPA va a implementar cambios en las pruebas a coches que funcionan con diésel (el 1% de los vehículos que circulan por las carreteras estadounidenses). Dado que el 'software' trucado de Volkswagen se activaba automáticamente en el laboratorio, cuando el coche rodaba en una cinta mecánica, la agencia ha decidido probarlos en carretera.

El senador de Florida, el demócrata Bill Nelson, ha acusado al Gobierno de no hacer los suficiente para detectar irregularidades. “Cuando hay este tipo de engaños, tenemos que asegurarnos de que las agencias puedan examinarlos y detectarlos", afirma. "Siete años es demasiado tiempo como para que la EPA haya estado dormida respecto a la activación (del programa de 'software')”, asegura.

Poco después de que Estados Unidos aprobase límites más restrictivos a la emisión de gases contaminantes, en 2007, el departamento de Volkswagen que dirigía Martin Winterkorn, el presidente dimitido, prometía una gama de vehículos más ecológicos. Motores que en teoría cumplirían “las restricciones más duras del mundo”, incluso los límites draconianos impuestos en California, y que por tanto podrían circular en las carreteras de EEUU.

Era la única manera de vender coches en el mercado automovilístico más grande del mundo, en un año donde las ventas de la compañía se redujeron en 1.600 millones de dólares. La estrategia funcionó. Hace seis meses, Volkswagen presumió de haber vendido el 70% de los vehículos de “diésel limpio” en Estados Unidos. El viernes 18 de septiembre saltaba la liebre, una más en la larga serie de engaños automovilísticos que han sacudido la industria norteamericana este año.

Errores mortales y multas millonarias

La japonesa Toyota, modelo de innovación, acordó pagar el pasado marzo la que hasta ahora es la mayor multa de la historia automovilística: 1.200 millones de dólares por el caso de los “pedales pegajosos”. La compañía escondió este defecto de seguridad, que hacía al conductor acelerar de forma involuntaria y que dejó al menos 12 víctimas mortales y centenares de demandas judiciales por daños. El propio CEO de Toyota, Akio Toyoda, viajó a Washington para pedir disculpas.

La fabricante nipona de 'airbags' Takata caía bajo el peso del regulador esta primavera. El cartucho metálico que infla el 'airbag' podía explotar al activarse, regando de metal y plástico la cabina del conductor. Al menos ocho personas fallecieron y un centenar fueron heridas; 24 millones de coches de 11 compañías diferentes, la sexta parte de Honda, fueron llamados para reemplazar el 'airbag'. Fue la mayor retirada de vehículos de la historia.

El año pasado, la surcoreana Hyundai-Kia fue hallada culpable de exagerar la eficiencia de combustible en los modelos fabricados entre 2011 y 2013. Pagó 300 millones de dólares de multa y 400 millones a los consumidores afectados.

Los más recientes han tenido protagonistas locales: General Motors acordó este mes pagar 900 millones por haber ocultado el defecto en el motor de ignición que había causado la muerte de al menos 124 personas desde 2001, y que le hizo retirar 30 millones de vehículos en todo el mundo. En julio, Fiat Chrysler pagó 105 millones al no proceder adecuadamente con la retirada de coches defectuosos, engañando al consumidor y a las agencias reguladoras.

Aunque en todos los casos se trata de problemas que fueron escondidos durante años, la argucia de Volkswagen contiene un elemento nuevo: no se trata de un accidente encubierto; fue intencional. Una trama que se desenvuelve día a día, que gravita sobre la figura de Winterknorn y que ha cuestionado la eficacia de las agencias reguladoras del Gobierno. “Ahora lo estamos cuestionando todo”, declaró Mark Rosekind, director de la agencia estadounidense de seguridad vial, NHTSA.

“Quizás tenga un impacto en los coches que funcionan con diésel, que se han hecho más populares en los últimos cinco años y que están presentes en diferentes marcas”, dice a El Confidencial el consultor de la industria automovilística Bill Playford, socio de Dealer Knows. “Pero ahora mismo todo son preguntas: quizá cambien el 'software', quizás el motor, y hay que ver el tamaño de la multa. Habrá que esperar entre dos y cuatro semanas a ver cómo se configura el paisaje”.

El engaño de Volkswagen ha terminado colmando la paciencia de las autoridades en Estados Unidos, que están siendo presionadas para actuar con más firmeza. “Esperamos que la EPA (la agencia de protección medioambiental) no solo pida que los coches sean arreglados, y que Volkswagen pague una multa, sino que exija el pago de compensaciones medioambientales”, dice a El Confidencial Frank O'Donnell, presidente de Clean Air Watch. “El caso va a llamar la atención de otras compañías. Les hará ver que no deben intentar hacer trampas porque las pueden cazar”.

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