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¿Qué está pasando en Ucrania? Las razones de una posible ofensiva rusa
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LA OTAN ACUSA A RUSIA DE INVASIÓN

¿Qué está pasando en Ucrania? Las razones de una posible ofensiva rusa

Ante los acontecimientos de Kiev, la respuesta del otro lado no se ha hecho esperar y lo ha hecho a través de la movilización de tropas rusas hacia el Donbas

Foto: Yakut, un exparacaidista ruso, muestra una bandera ucraniana capturada en la toma del aeropuerto de Lugansk, en el Este de Ucrania. (Reuters)
Yakut, un exparacaidista ruso, muestra una bandera ucraniana capturada en la toma del aeropuerto de Lugansk, en el Este de Ucrania. (Reuters)

Tras las elecciones parlamentarias del pasado 26 de octubre y, sobre todo, tras los comicios en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk del 2 de noviembre la tensión en Ucrania se ha vuelto a acentuar. Pero ¿cuáles son las causas de este recrudecimiento?

La primera de ellas probablemente sea consecuencia de los procesos electorales de las últimas semanas, en Kiev y en el Donbas. Las elecciones a la Rada dieron como vencedores a las fuerzas políticas más intransigentes con los separatistas prorrusos, así como con las posiciones más dialogantes con Moscú.

Tras la celebración de unas elecciones tachadas de ilegítimas por parte de la Unión Europea, por la OSCE y por Estados Unidos, pero reconocidas por Rusia, la respuesta de Kiev no se ha hecho esperar. Apenas tres días más tarde, Poroshenko dio la orden de enviar más tropas a las regiones separatistas, han impuesto el control de pasaportes entre estas y el resto del país y, por último, ha paralizado la aprobación de la ley de autonomía de esas regiones. Con estas acciones se firmaba también el acta de defunción del Acuerdo de alto el fuego de Minsk.

Las razones de una posible ofensiva rusa

Ante los acontecimientos de Kiev, la respuesta del otro lado no se ha hecho esperar y lo ha hecho a través de la movilización de tropas rusas hacia el Donbas. Esta decisión seguramente se ha tomado ante el temor de una nueva ofensiva militar ucraniana en el terreno, y por lo tanto, con un objetivo, en estos momentos, defensivo.

Ante los acontecimientos de Kiev, la respuesta del otro lado no se ha hecho esperar y lo ha hecho a través de la movilización de tropas rusas hacia el Donbas

Sin embargo, no deberíamos ser tan ingenuos como para pensar que este sería el único objetivo de los rebeldes prorrusos. Probablemente, además de reforzar sus defensas, los rebeldes también estarían buscando asegurar el control de determinados objetivos estratégicos tales como centrales eléctricas y térmicas o aeropuertos. Quizás el más simbólico, el de Donetsk. Asegurarse el control de las fuentes de energía, así como de las comunicaciones con el exterior les permitiría mantener sus posiciones, por lo menos en el medio plazo, en caso de recrudecimiento del conflicto.

Controladas las defensas y los suministros, el siguiente paso, esta vez ya directamente orientado a los intereses de Moscú, sería la consecución de un corredor terrestre que permitiera un fácil acceso desde Rostov hasta Crimea para poder hacer llegar suministros a la península, suministros que ahora sólo pueden alcanzarse vía aérea. Para la consecución de este objetivo sería imprescindible el control de Mariupol.

Por último, no debemos olvidar que el proyecto de Novorossia, mencionado en varias ocasiones por Putin, no se completará del todo sin el control de Kharkiv, segunda ciudad más grande de Ucrania, importante centro industrial y capital del país hasta 1935.

Por tanto, es imprescindible estar atentos a los próximos movimientos en las regiones de la Ucrania oriental, no sólo reactivos ante la posición de Kiev, sino también proactivos e impulsados desde Moscú y que continuarán hasta la congelación del conflicto.

Hacia un nuevo conflicto congelado en el Este Europeo

El término conflicto congelado describe aquellos territorios en los cuales han tenido lugar conflictos que, si bien han concluido, sin embargo, no han encontrado una solución política a los mismos. La frontera oriental de la Unión Europea está sembrada de estos conflictos: Kosovo, Transnistria, Osetia del Sur, etcétera. Incluso dentro de la propia unión encontramos conflictos de este tipo, como en el caso de Chipre.

Se pueden barajar varios escenarios futuros para el caso de Ucrania. Escenarios que van desde una federalización del país, hasta una disolución del mismo pero, sin embargo, en el medio plazo parece que a lo que nos vamos a enfrentar va a ser a un nuevo conflicto congelado muy parecido a los ya existentes.

Quizás el caso más parecido sería el de Transnistria. Las regiones separatistas no lograrían que Moscú las incorporara a la Federación, como sí hizo con Crimea, pero pasarían a depender política, económica y estratégicamente de Moscú, con presencia de fuerzas militares rusas en su territorio. La gestión de estas regiones, incluidos los pagos a funcionarios y pensionistas, así como la provisión de los recursos energéticos, estaría al cargo de Rusia. Kiev perdería todo el control sobre estas regiones y Donetsk y Lugansk se convertirían de facto en estados independientes de Ucrania. Con las últimas decisiones tomadas por las nuevas autoridades ucranianas, pareciera que este es el modelo que se persigue. Esta situación no impediría continuar con el proceso de aproximación a la UE y la OTAN, tal y como está sucediendo en el caso de Moldavia.

El proyecto de Novorossia, mencionado en varias ocasiones por Putin, no se completará del todo sin el control de Kharkiv, segunda ciudad más grande de Ucrania, importante centro industrial y capital del país hasta 1935

Otro escenario que también enfriaría, pero no resolvería el conflicto, sería el de una solución federal, en el que las entidades que lo conformarían tendrían derecho de veto en todo lo concerniente al destino del país. Este escenario sería el deseado por Rusia, ya que le permitiría controlar el proceso de toma de decisiones especialmente en lo concerniente al acercamiento a occidente en cualquiera de sus formas. Sin embargo, dada la evolución de los acontecimientos, salvo una gran actuación de la diplomacia europea y rusa en la que convencieran a Kiev y a las repúblicas rebeldes, parece que esta solución es bastante improbable.

Un último escenario, sería el de la disolución de Ucrania tal y como la hemos conocido. En este caso, presenciaríamos una independencia unilateral por parte de Donetsk y Lugansk y su incorporación en la Unión Euroasiática. Las posiciones de los actores en este caso serían muy claras. De un lado la UE renunciaría a la defensa de la integridad territorial de Ucrania, con todas las consecuencias que dicha renuncia llevaría incorporadas; y de otro, Rusia daría por perdido el resto del país y se conformaría con controlar Crimea, y el Donbas. Esta opción, sin duda, pondría de manifiesto la opción de Bruselas por la realpolitik y la salvaguardia de sus intereses económicos y energéticos.

Sin embargo, este escenario no sería viable en el caso ruso, dado que no conseguiría cumplir ninguno de sus dos grandes objetivos estratégicos: la unificación de Novorossia y el corredor a Crimea, y evitar la aproximación de Ucrania a la OTAN.

Tras las elecciones parlamentarias del pasado 26 de octubre y, sobre todo, tras los comicios en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk del 2 de noviembre la tensión en Ucrania se ha vuelto a acentuar. Pero ¿cuáles son las causas de este recrudecimiento?

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