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Nigel Farage: el hombre más odiado de Europa es el más popular entre los británicos
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¿QUIÉN ES REALMENTE EL LÍDER DEL UKIP?

Nigel Farage: el hombre más odiado de Europa es el más popular entre los británicos

Muchos le vaticinaron quince minutos de gloria, pero lo cierto es que su éxito ha crecido hasta tal punto que las encuestas le sitúan como el líder más votado

Foto: El líder del Ukip, Nigel Farage, a las puertas del Parlamento Europeo en Bruselas el pasado mes de febrero (Reuters).
El líder del Ukip, Nigel Farage, a las puertas del Parlamento Europeo en Bruselas el pasado mes de febrero (Reuters).

Tiene usted el carisma de un andrajo mojado y la apariencia de un empleado de banca de baja categoría”. Las palabras que Nigel Farage dedicó a Herman Van Rompuy en pleno debate de 2010 no pasaron desapercibidas. Ocuparon titulares y le convirtieron en héroe de los grupos antisistema. Muchos le vaticinaron tan sólo los quince minutos de gloria, pero lo cierto es que el éxito del líder del Partido para la Independencia del Reino Unido (Ukip) venía de antes. Y en los últimos cuatro años ha crecido hasta tal punto que las encuestas sitúan a su formación como la más votada de cara a las elecciones europeas.

En 1999, el Ukip consiguió sus primeros tres eurodiputados. En 2004, obtuvo 12. En 2009, los asientos subieron a 13. Teniendo en cuenta que el principal objetivo es precisamente sacar al Reino Unido de la comunidad de los Veintiocho, Bruselas tiene bastantes razones para seguir al enemigo de cerca.

Muchos le vaticinaron tan sólo quince minutos de gloria, pero lo cierto es que el éxito de Farage ha crecido hasta tal punto que las encuestas sitúan a su formación como la más votada de cara a las europeas

Poco se sabe de la vida personal de este político amante del críquet. Muchos de sus seguidores más acérrimos desconocen que perteneció al Partido Conservador, que amasó una fortuna en la City y que su actual mujer es alemana. “Precisamente por eso sé los peligros que entraña pertenecer a una familia donde mandan los alemanes”, explica cuando le preguntan por su animadversión hacia la Unión Europea.

Pero antes de continuar, un pequeño apunte. Cuando le exigieron que se disculpara por sus comentarios a Van Rompuy, pidió su sincero perdón “a los empleados de banca por haberlos comparado” con el presidente del consejo europeo.

Sin duda alguna, Farage es un personaje atípico. Desafía todas las normas que se podrían aplicar a los políticos de Westminster. De hecho, su formación no cuenta con representación alguna en la Cámara de los Comunes, pero eso no importa para que los sondeos le bauticen como el dirigente más popular. Aparte de su discurso populista, las fotografías en el pub con una o incluso dos jarras de cerveza ayudan. Le gusta beber y no lo oculta. Eso sí, prefiere no hablar de su infancia. Su padre alcohólico abandonó el hogar cuando él sólo tenía cinco años.

Farage visita el pueblo de Burrowbridge durante las inundaciones en Somerset (Reuters).Castigos divinos por el matrimonio gay

El Ukip está vinculado a diario con los mensajes más ofensivos contra homosexuales y minorías. De hecho, el 27% del electorado lo tacha directamente de racista. Su mensaje anti-inmigración y anti-UE gana fieles a una velocidad vertiginosa. Aunque alguno de los miembros de la formación hagan gala del emblema con cierta hipocresía. Es el caso de Amjad Bashir que, tal y como reveló ayer la prensa británica, tenía luego contratados en su restaurante a inmigrantes sin papeles.

Pero eso no hace mermar el apoyo a Farage. David Silvester, concejal de Oxfordshire del partido, llegó a decir que las lluvias torrenciales que golpearon a la región eran un castigo de Dios por el matrimonio gay. Por su parte, William Henwood, otro de los miembros de la formación, ha pedido recientemente a un presentador de televisión que demandaba más presencia de minorías en los programas que se “fuera a su país de negros”. ¿Las consecuencias para Farage? Ninguna.

Henwood, otro de los miembros de Ukip, ha pedido a un presentador que demandaba más presencia de minorías en televisión que se fuera a su país de negros. ¿Las consecuencias para Farage? Ninguna

Es más, ni siquiera el escándalo por sus gastos como eurodiputado, algo completamente imperdonable en el Reino Unido, ha hecho tambalear su carrera. The Guardian le acusa de haber utilizado 2 millones de libras del contribuyente para personal, viajes y otros gastos.

¿Cómo se explica el fenómeno ‘Faragium’? Claves de su éxito

¿Cómo se explica el fenómeno bautizado como Faragium? ¿Por qué triunfa tanto un hombre que ha estado a punto de morir hasta en tres ocasiones? Andrew Neather, responsable de Opinión del rotativo Evening Standard, asegura a El Confidencial que la clave de su éxito radica en que, a pesar de ser un político, se le percibe como alguien ajeno al parlamento. “Tanto él y como el Ukip se han convertido en un pararrayos ante el descontento popular con las principales formaciones y con la política en general de Westminster”, señala.

En definitiva, el periodista lo ve como el perfecto candidato del voto protesta, pero duda que tenga posibilidades en las elecciones generales de 2015. Los datos le dan la razón. En las europeas de 2009, el Ukip se llevó el 16,5% de los votos, pero en los comicios generales del año siguiente sólo consiguió el 3,1%.“Los británicos realmente no consideran importante las elecciones europeas. El nivel de participación es de alrededor del 30% mientras que en las que afectan a la Cámara de los Comunes es del 70%”, recalca.

Un cartel electoral del Ukip en Vauxhall, en el centro de Londres (Reuters).“No voy contra Europa. Voy contra gente como Van Rompuy”

El propio Farage ha reconocido en alguna ocasión que no se ve a sí mismo como un político: “En realidad soy un hombre de negocios. Apoyé Margaret Thatcher, creí en Ronald Reagan, creo en el libre mercado, en un gobierno pequeño, en el trabajo duro y en un sistema tributario que no castigue a los que les va bien en la vida”.

El alegato, dicho así, suena a música celestial en los círculos tories, círculos a los que él perteneció. Su carrera en el Partido Conservador era prometedora, pero la abandonó cuando John Major firmó el tratado de Maastricht en 1992. Farage vio aquello como una profunda traición. Él y la mayoría del pueblo británico. De hecho, ésta es la clave que explica el euroescepticismo que se respira en la calle.

Muchos de sus seguidores más acérrimos desconocen que perteneció al Partido Conservador, que amasó una fortuna en la City y que su actual mujer es alemana

Reino Unido nunca quiso realmente ser un miembro del club. Entró motivado únicamente para acceder a los beneficios del libre comercio. Así que cuando el marco se transformó en un acuerdo político-económico con transferencia de competencias empezaron los verdaderos problemas.

Farage ha repetido varias veces que no es ni mucho menos antieuropeo: “Por el amor de Dios, estoy casado con una alemana”. “No voy contra Europa, pero la idea de que los países europeos, en contra de su voluntad democrática, tengan que estar bajo la tutela de gente como Herman Van Rompuy, francamente me supera”, añade. “Son muy peligrosos -continua- quieren detener la democracia del estado-nación. Quizá porque vienen de un sitio que no es un país como tal”.

La opinión de que Bélgica no es realmente un país no es algo que sólo piensen los votantes del Ukip. Muchos británicos -entre los que se incluyen los del ala euroescéptica conservadora- argumentan que no hay una nación belga, sino grupos separados de francófonos y flamencos que vive en un reino artificial donde no se comparten valores patrióticos, por lo que no pierden nada al crear un súper-estado europeo al que Reino Unido se niega a pertenecer.

Farage escenifica la 'Muerte del euro' en Bruselas en junio de 2011 (Reuters).Vencer a la muerte para vivir al límite

Con el propósito de evitar, por tanto, la catástrofe, Farage cofundó en 1993 el Ukip. Entonces tenía sólo 29 años, pero ya había acumulado grandes ahorros durante su paso por la City, donde empezó a trabajar a los 18 años. Ir a la universidad siempre lo vio como una pérdida de tiempo.

No voy contra Europa, pero la idea de que los países europeos tengan que estar bajo la tutela de gente como Herman Van Rompuy, me supera

Con 21 años, tras una noche de borrachera fue atropellado por un coche. Clare Hayes, la enfermera que le cuidó, acabó convirtiéndose en su primera esposa y madre de sus dos hijos. Pocos meses después del accidente, también estuvo a punto de morir por un cáncer de testículos. El doctor le dijo: “después de experiencias como esta, los pacientes o se cuidan al máximo o viven al límite y usted parece ser que va a pertenecer al segundo grupo”. No se equivocó.

Su vida personal sufrió tantos cambios como su carrera profesional. Tuvo dos hijas con la alemana Kirsten Mehr, quien en 1999 se convirtió en su segunda esposa. Y sus apariciones en televisión comenzaron a ganar adeptos. Su gran habilidad para los discursos -ya fueran delante de una cámara o en la calle- le convirtieron en líder de la formación en 2006. Cuando terminó el colegio, sus profesores ya vaticinaron que se echaría mucho de menos su carisma.

En 2010, cuando hacía campaña para las elecciones generales tuvo su tercer episodio con el más allá. La avioneta en la que viajaba camino a un mitin se estrelló. Nadie sabe cómo pudo salir vivo. Tras algunas semanas de rehabilitación, volvió al pub. No logró ganar el escaño en la Cámara de los Comunes, pero tenía otras razones por las que brindar.

Tiene usted el carisma de un andrajo mojado y la apariencia de un empleado de banca de baja categoría”. Las palabras que Nigel Farage dedicó a Herman Van Rompuy en pleno debate de 2010 no pasaron desapercibidas. Ocuparon titulares y le convirtieron en héroe de los grupos antisistema. Muchos le vaticinaron tan sólo los quince minutos de gloria, pero lo cierto es que el éxito del líder del Partido para la Independencia del Reino Unido (Ukip) venía de antes. Y en los últimos cuatro años ha crecido hasta tal punto que las encuestas sitúan a su formación como la más votada de cara a las elecciones europeas.

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