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La discoteca brasileña no tenía licencia antiincendios y había puertas bloqueadas
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YA SON 233 LOS FALLECIDOS, CASI TODOS POR ASFIXIA Y APLASTAMIENTO

La discoteca brasileña no tenía licencia antiincendios y había puertas bloqueadas

La discoteca Kiss de la ciudad brasileña de Santa Maria, donde ya han muerto 233 jóvenes (120 hombres y 113 mujeres) al declararse un incendio mientras

Foto: La discoteca brasileña no tenía licencia antiincendios y había puertas bloqueadas
La discoteca brasileña no tenía licencia antiincendios y había puertas bloqueadas

La discoteca Kiss de la ciudad brasileña de Santa Maria, donde ya han muerto 233 jóvenes (120 hombres y 113 mujeres) al declararse un incendio mientras se celebraba un concierto, tenía caducada la licencia de prevención de incendios desde agosto del año pasado, según el comandante general Guido Pedroso de Melo. Algunos clientes aseguraron que el fuego comenzó al iniciar la banda A Gurizada Fandangueira un espectáculo pirotécnico. Una chispa quemó parte del tejido que revestía el techo de la discoteca.

En pocos minutos se propagó el fuego en el recinto, donde un millar de personas asistían al espectáculo. Hay 117 heridos, dos de ellos en estado muy grave. "Vi fuego en el techo de la discoteca. Salí corriendo, cogí a mi amiga de la mano, pero caí al suelo. Me levanté, pero no estaba activada la luz de la salida de emergencia. Todo ocurrió en dos minutos, aunque media puerta estaba cerrada. Mi mejor amigo había ido al cuarto de baño, pero no pudo escapar y murió asfixiado". El dramático relato es de Patricia, una joven de Santa Maria, una ciudad de 300.000 habitantes del estado de Río Grande del Sur donde hay una importante colonia universitaria.

La tragedia se produjo pasadas las dos y cuarto de la madrugada en la conocida discoteca Kiss, sita en el centro de la ciudad. El local, de 650 metros cuadrados, tenía capacidad para un millar de clientes. Al iniciarse el fuego uno de los miembros de la banda gaucha dejó de tocar, cogió un extintor que tenía al lado, pero al activarlo comprobó que estaba sin carga. Entre los fallecidos, de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años aunque también podría haber menores de edad, hay jóvenes de todo Brasil, que estudian en Santa Maria, sita a 300 kilómetros de Porto Alegre, capital del estado. Otros testigos del incendio afirmaron que al detectarse el fuego los vigilantes de seguridad bloquearon las puertas ya que pensaban que la avalancha era por una pelea en el interior del local.

El recinto tiene tres salidas de emergencia, aunque cuando se registró la tragedia sólo la puerta principal estaba abierta. Esa fue la razón por la que un buen número de clientes se dirigió al baño, donde quedaron atrapados y murieron asfixiados. Debido a la densa humareda pensaron que era la salida del local. Algunas fuentes aseguraron que el número de cuerpos amontonados en los servicios llegó a los dos metros. Esta versión fue confirmada a la cadena de televisión SBT por una joven vecina de Santa Maria llamada Thaise. "Estaba muy cerca de la puerta cuando vi el fuego y el humo denso que salía del escenario. Fui corriendo a la puerta, pero el vigilante no me quería dejar salir ya que no había pagado la cuenta de las consumiciones. En un descuido pasé por debajo de su piernas y llegué a la calle. En pocos minutos salieron un centenar de clientes". Thaise perdió en el incendio a un amigo y otro se encuentra desaparecido.

Uno de los relatos más espeluznantes lo contó el coronel Adilomar Silva. "Mientras miraba los cuerpos, los teléfonos de los fallecidos no dejaron de sonar. Uno de los teléfonos recibió en menos de una hora 104 llamadas perdidas". Casi ninguno de los fallecidos tenía quemaduras. Una gran parte murió asfixiada, según los bomberos un 90%, y otros pisoteados por jóvenes que intentaban alcanzar la puerta para escapar del fuego. La tragedia, la segunda más grave ocurrida en la historia de Brasil con relación a un incendio, movilizó a la sociedad brasileña. Santa Maria se volcó donando sangre, hasta el punto de que ya no es necesaria más sangre para atender a los 117 heridos, los más graves trasladados a Porto Alegre. Muchos profesionales del área de la salud se dirigieron al Hospital de Santa Maria para ayudar a los compañeros.

La mayor tragedia se había registrado en Río de Janeiro en la década de los 60, donde fallecieron 503 brasileños. La presidenta Dilma Rousseff reaccionó con celeridad. Trasladó sus primeras condolencias desde Santiago de Chile antes de abandonar la cumbre CELAC/UE. "Estamos juntos y es necesario superar esto, pero la tristeza seguirá", declaró la presidenta antes de coger el avión, en unas emotivas declaraciones en las que no pudo reprimir las lágrimas. Después tomó el avión presidencial para dirigirse a Porto Alegre. "Es un momento de gran tristeza", dijo la presidenta en el momento de anunciar su retirada de la cumbre y las tres reuniones bilaterales que tenía pendientes en ella. "Es una tragedia para todos nosotros, no voy a continuar la reunión por razones muy claras. Quien me necesita hoy es el pueblo brasileño y ahí es donde voy a estar". Dilma Rousseff consoló a los familiares de los fallecidos al llegar al Polideportivo de Santa Maria. Un millar de ellos esperan para reconocer los cadáveres, entran de diez en diez para confirmar o no que algunos de los fallecidos es su pariente. Muchos de los cuerpos aún no han sido identificados, ya que no tenían el documento de identidad en los bolsillos de su ropa cuando sucedió la tragedia.

Comunicado español

El Gobierno español expresó su "profundo pesar" a las autoridades brasileñas por la tragedia. "El Gobierno de España quiere expresar su más profundo pesar por el trágico incendio que ha tenido lugar esta madrugada", señala un comunicado oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. "Ante esta enorme tragedia y el dolor inmenso que ha provocado, el Gobierno y el pueblo español expresan su solidaridad con el pueblo brasileño y manifiestan sus condolencias a los familiares de los fallecidos y su deseo de pronta recuperación a los heridos", concluye la breve nota.

La discoteca Kiss de la ciudad brasileña de Santa Maria, donde ya han muerto 233 jóvenes (120 hombres y 113 mujeres) al declararse un incendio mientras se celebraba un concierto, tenía caducada la licencia de prevención de incendios desde agosto del año pasado, según el comandante general Guido Pedroso de Melo. Algunos clientes aseguraron que el fuego comenzó al iniciar la banda A Gurizada Fandangueira un espectáculo pirotécnico. Una chispa quemó parte del tejido que revestía el techo de la discoteca.