“Voté a Obama hace cuatro años, pero me ha decepcionado. Estoy con Romney”

Condado de Fairfax, Virginia, uno de los estados clave que se disputan los dos candidatos. Tres de las diez personas con las que El Confidencial ha hablado en las puertas del colegio electoral reconocen haber votado a Mitt Romney, candidato republicano, en esta ocasión tras haber apostado por Barack Obama hace cuatro años.

El testimonio de Amanda, abogada de 26 años, refleja ese sentir de que “es el momento de un cambio, no podemos vivir cuatro años más con la economía estancada. Hace cuatro años voté a Obama, pero no ha cumplido las expectativas. Creo que Romney es capaz de mejorarlo”. Esta joven confiesa no sufrir la crisis en primera persona, “pero sí en el caso de mi madre, que está sin trabajo y con problemas para pagar la hipoteca”.

Bill Filer, otro vecino de Fairfax, también ha cambiado su voto en estas últimas elecciones. “El gasto público es insostenible. No se pueden dar derechos a todo el mundo sin pensar en las consecuencias económicas. Creo que Romney piensa más en el país en conjunto que en el bienestar de cada individuo. Por eso le he votado”, asegura. Bill, pequeño empresario, también creyó en las posibilidades de Obama hace cuatro años, pero cree que “el presidente no ha cumplido sus promesas y el país necesita un crecimiento económico”.

La otra cara de la moneda la pone Joe Marshall, un decidido seguidor del actual presidente. “Tuvo que empezar su gobierno con una herencia muy negativa y ha logrado enderezar la economía”, asegura a la salida del colegio electoral. A su juicio, “es verdad que no estamos en la situación que este país necesita, pero Obama ha ayudado a que tengamos más seguridad y más ayudas sociales”.

También se cuenta entre sus incondicionales Juliette C., una mujer de 47 años que trabaja en las Fuerzas Armadas. Pero la razón que esgrime para apoyar a Obama no la esperaba: “Es el único presidente que ha luchado realmente contra la obesidad, una auténtica epidemia en los EEUU”. Mientras Juliette, delgada, manifiesta sus inquietudes, salen del colegio electoral algunas personas extremadamente obesas, arrastrando sus pies hacia el parking donde tienen el coche en el que hacen su vida.

Dentro de este colegio electoral de Virginia hay una cola de más de cien personas. Uno de los responsables del centro reconoce que los vecinos esperan más de dos horas y media para poder votar. El problema se agrava a primera hora de la mañana, ya que en EEUU el día de las elecciones no es festivo y los votantes tienen que ir a trabajar antes o después de ejercer su derecho.

Disminuye, y mucho, el voto anticipado en Fairfax

Entre quienes acuden a este colegio electoral de Virginia también hay bastantes hispanos. “Por primera vez en las elecciones de este estado es obligatorio ofrecer toda la información precisa para votar en español”, nos cuenta la responsable del centro, Carol Corwill. ¿La razón? “Ha crecido el número de inmigrantes de habla hispana en todo Virginia y algunos de ellos apenas hablan inglés”.

Llama la atención en este centro de votación el bajo número de voto anticipado que se da este año. “Hemos pasado de más de 180.000 votos anticipados hace cuatro años a 28.000 en esta ocasión”, asegura Corwill. Si tenemos en cuenta que los demócratas son los que habitualmente salen más favorecidos con este voto, se puede deducir que en Virginia va a disminuir el respaldo a Obama. ¿Hasta el punto de perder? Lo sabremos en unas horas.

La labor de Corwill es supervisar el proceso y controlar el recuento. No teme que haya problemas en este sentido. “He participado en muchos procesos electorales. En tres ocasiones hemos hecho el recuento y sólo en uno de ellos cambiaba un voto en todo el colegio”, sentencia.