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Una multinacional para el cardenal de Bolonia
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EL DUEÑO DE FAAC DEJA SU EMPRESA A LA IGLESIA EN HERENCIA

Una multinacional para el cardenal de Bolonia

La obligación primordial de un obispo es encargarse del cuidado espiritual de los fieles de su diócesis. El cardenal italiano Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, tiene

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Una multinacional para el cardenal de Bolonia

La obligación primordial de un obispo es encargarse del cuidado espiritual de los fieles de su diócesis. El cardenal italiano Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, tiene sobre sus espaldas una responsabilidad que no comparten el resto de prelados: a él le toca además llevar las riendas de una multinacional. Faac, empresa italiana líder en el sector de las puertas automáticas y que cuenta con más de 1.000 trabajadores, fábricas en 12 países europeos y cerró el año pasado con una facturación de 214 millones de euros, es desde la semana pasada propiedad de la archidiócesis boloñesa.

Michelangelo Manini, de 50 años, hijo del fundador y dueño mayoritario de Faac, dejó todos sus bienes, entre los que se encuentra esta corporación, a la Iglesia de su ciudad al morir el pasado 17 de marzo después de una larga enfermedad. Aunque Manini no tenía hijos, hermanos ni familiares cercanos, nadie esperaba su decisión, pues su nombre no figuraba entre los benefactores católicos habituales de Bolonia. La sorpresa se produjo cuando se leyó el testamento el pasado jueves. Éste había sido escrito en 1992 y no contenía modificaciones posteriores, lo que muestra que la decisión de Manini había sido madurada y no respondía a una posible angustia por la cercanía de la muerte sufrida durante los últimos momentos de la enfermedad.

Monseñor Caffarra ha respondido a este regado caído del cielo dando gracias y nombrando presidente de la empresa a un hombre de su confianza, Andrea Moschetti, quien ya colaboraba con el ecónomo de la archidiócesis. Caffarra ha garantizado que Faac será guiada según las indicaciones de la doctrina social de la Iglesia, por lo que tendrá en cuenta las necesidades de los trabajadores y de la comunidad y sus beneficios serán en parte utilizados para obras de caridad.

En el poco tiempo que el cardenal lleva al frente de Faac ya ha tenido que tomar una decisión importante: deshacerse o no de ella. La corporación francesa Somfy, socio minoritario en el accionariado del gigante italiano de las puertas automáticas, habría hecho al cardenal una oferta para hacerse con el control total. Según la prensa italiana, habría ofrecido 1.100 millones de euros. Pese a esta tentadora cifra, Caffarra no ha vendido.

“Manini en el pasado ya había rechazado ofertas importantes. Mi papel es ser el nexo entre la empresa y la Curia, haciendo operativas las decisiones del nuevo propietario. Y entre estas está la de honrar al benefactor rechazando cualquier tipo de oferta”, afirma Moschetti, quien ha tranquilizado a los trabajadores de Faac asegurando que las cosas van a seguir como estaban antes de la muerte de Manini. La principal novedad es que a partir de ahora las decisiones se tomarán siguiendo un “fuerte código ético”.

Para el religioso comboniano Fidel González Fernández, profesor de Historia de la Iglesia en las universidades Gregoriana y Urbaniana de Roma y consultor de varios dicasterios del Vaticano, la aplicación de la doctrina social de la Iglesia en esta multinacional italiana significará que los trabajadores se convertirán en su parte más importante. “Aunque el objetivo de una archidiócesis no es llevar una empresa, en una situación como esta debe imperar la función social. Si no es así, se pierde todo el sentido. La persona tiene que estar en el centro”, explica. La Iglesia tiene ante sí un desafío, pues debe saber responder, haciendo que Faac siga funcionando y no se convierta en “una mano muerta”, dice monseñor González. 

En su opinión, el extraordinario poder que tiene hoy la economía y la degradación de los derechos de los trabajadores hacen muy vigente para el caso de Faac y para todas las empresas las recomendaciones de la encíclica “Rerum novarum”, promulgada por León XIII en 1891. “Fue un texto revolucionario que marcó la doctrina social de la Iglesia. En medio de un liberalismo económico salvaje, el Papa pidió al Estado que protegiera los derechos de los trabajadores. Entonces el mercado laboral se regía por la ley de la oferta y la demanda sin tener en cuenta las necesidades y condiciones de los empleados. León XIII impulsó un profundo cambio en este sentido y se manifestó incluso en contra de la prohibición de las asociaciones de trabajadores, los actuales sindicatos, que existía entonces”.

Monseñor González explica que el capitalismo en sí no es malo, pero se corrompe cuando “lesiona los derechos de las personas” y hace que se “cometan injusticias”. Citando a San Pablo, recuerda que el trabajo “es un valor” y que los holgazanes o quienes “viven a costa de los demás” están cometiendo un pecado. “La Iglesia nunca bendijo a los vagos”. 

La obligación primordial de un obispo es encargarse del cuidado espiritual de los fieles de su diócesis. El cardenal italiano Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, tiene sobre sus espaldas una responsabilidad que no comparten el resto de prelados: a él le toca además llevar las riendas de una multinacional. Faac, empresa italiana líder en el sector de las puertas automáticas y que cuenta con más de 1.000 trabajadores, fábricas en 12 países europeos y cerró el año pasado con una facturación de 214 millones de euros, es desde la semana pasada propiedad de la archidiócesis boloñesa.