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Passera, el ministro 'mimado' de Monti, en jaque por el conflicto de intereses
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EL EXCEO DE INTESA SAN PAOLO FORZADO A DESHACERSE DE SUS ACCIONES

Passera, el ministro 'mimado' de Monti, en jaque por el conflicto de intereses

“Estaré guiado sólo por el interés general”. A Corrado Passera, el superministro del Gobierno Monti, le pesa mucho su pasado como CEO de Intesa San Paolo,

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Passera, el ministro 'mimado' de Monti, en jaque por el conflicto de intereses

“Estaré guiado sólo por el interés general”. A Corrado Passera, el superministro del Gobierno Monti, le pesa mucho su pasado como CEO de Intesa San Paolo, segundo banco de Italia. Al menos a sus compatriotas les pesa y a cada paso se encuentra con una pregunta sobre si existe la posibilidad del conflicto de intereses, un término demasiado familiar para los italianos tras los años de Berlusconi y cuyo fantasma planea hasta por un ejecutivo técnico.

Cuando Monti le ofreció el cargo, no dudó: “Acepté y naturalmente dejé mi precedente puesto. Esto ya debería eliminar terrenos de conflicto”. Estas palabras del ministro del Desarrollo Económico e Infraestructuras, no calmaron a la prensa, que siguió azuzándole con motivo del paquete accionarial que aún posee de Intesa San Paolo, valorado en unos 7,5 millones de euros. “No hay conflicto de intereses porque sé que no hay”.

El superministro ha indicado que encontraría una solución e incluso ha anunciado que va a vender sus acciones, sin embargo, ya es sabido, del dicho al hecho hay mucho trecho. El tiempo pasa y el conflicto llama a la puerta. Passera cuenta así, vía sus acciones en Intesa, con intereses en Alitalia y en la nueva compañía de trenes impulsada por Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, y apunta por la “liberalización”, pero las sospechas ya se levantan con estas compañías, en un momento en el que Trenitalia pasa verdaderos apuros para mantener algunas líneas regionales y en el que se decide el futuro de algunos aeropuertos y rutas.

“Debemos trabajar en modo de tener pocos aeropuertos, pero grandes, que puedan tener conectada Italia con el resto del mundo”, indicaba el ministro, dejando entrever el posible cierre de algunos aeródromos provinciales que, en muchos casos, son utilizados casi en exclusiva por líneas aéreas de bajo coste, dejando a Alitalia, compañía rescatada por Intesa San Paolo, los mayores aeropueros del país.

La liberalización del sector ferroviario

Por otro lado, la liberalización del sector ferroviario también quedaría en entredicho. La compañía estatal Trenitalia pasa por un momento agridulce, ya que mientras intenta expandir su red de alta velocidad, pasa apuros para mantener otras líneas. Por el momento, la compañía ha despedido a 800 empleados relacionados con el servicio ferroviario nocturno. A esta situación se suma el nacimiento del proyecto NTV, una compañía de veloces trenes de lujo auspiciada por Luca Cordero di Montezemolo y por el empresario Diego Della Valle. Entre el accionariado de esta nueva compañía, que empezará a operar en marzo se encuentra de nuevo la sombra de Intesa San Paolo.

La sombra de Berlusconi

Aparte de las cuestiones relacionadas con su paquete accionarial en Intesa San Paolo, Passera tiene ante él un gran reto con otro hombre conocido por haber jurado que no había conflicto de interés por sus posesiones: Silvio Berlusconi. El Ministerio del Desarrollo Económico y de Infraestructuras tiene ante sí la posibilidad de sacar a subasta las frecuencias televisivas digitales que faltan por otorgar, un negocio hasta ahora poco rentable.

Después del ajuste realizado a pensionistas y del aumento de impuestos, la duda que queda en el aire es si el Gobierno llegará a subastar estas frecuencias. El mayor impedimento que tiene es la debilidad ante el Parlamento, pues para seguir adelante depende de los votos del partido del propio Berlusconi. Por el momento, Passera lo único que admite es que la situación no será igual, aunque sin aclarar cuál será el futuro de este problema.

Hasta ahora, las frecuencias eran regaladas por el Gobierno, y una vez pasado un plazo de cinco años las cadenas que las habían recibido gratis podían revender su licencia. Las estimaciones más pesimistas calculan que el Gobierno podría arañar más de 2.000 millones de euros. Precios prohibitivos hasta para Berlusconi que ha admitido la posibilidad de que si finalmente se llega a la subasta, Mediaset no puje por las frecuencias restantes.

Antonio Di Pietro, líder del partido IDV, uno de los más críticos con el Gobierno Monti, ha insinuado que si finalmente no se subastan estas frecuencias, este hecho podría ser interpretado como un precio pagado a Berlusconi por su dimisión.

La tentación política

“La política es bonita, espero aprender”. Esta frase también pertenece al exCEO de Intesa y ha sido interpretada como una declaración de intenciones sobre su futuro tras el final del Gobierno ténico. La figura de Passera, un banquero y gestor que ha convertido en oro todo lo que ha tocado, llama la atención en un panorama político vacío de grandes nombres. Passera ha sido asociado al de Montemezolo, otro de los aspirantes en la sombra del Gobierno.

“Passera tiene futuro político, no Monti”, indicaba Roberto Maroni, uno de los hombres fuertes de la Liga Norte. Y es que el ministro, tal y como se esperaba, se ha convertido en la vedette más importante del Gobierno Técnico, destapándose en el mejor portavoz de las impopulares maniobras que se están llevando a cabo. También Di Pietro lo ha calificado “como el sujeto a tener en cuenta en la política de los próximos años”. Poco importa el conflicto de intereses a los partidos de centro, que le miman y evitan el conflicto, quién sabe si viendo en él a un líder para los comicios de 2013.

“No sé si seré capaz y no sé si aprenderé a tiempo, pero hacer el bien común es el trabajo más bonito que hay”. El ministro no se oculta y sólo falta saber si el conflicto de interés será más fuerte que sus ansias de convertirse en político.

“Estaré guiado sólo por el interés general”. A Corrado Passera, el superministro del Gobierno Monti, le pesa mucho su pasado como CEO de Intesa San Paolo, segundo banco de Italia. Al menos a sus compatriotas les pesa y a cada paso se encuentra con una pregunta sobre si existe la posibilidad del conflicto de intereses, un término demasiado familiar para los italianos tras los años de Berlusconi y cuyo fantasma planea hasta por un ejecutivo técnico.