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Japón, la sociedad que convive con el desastre natural (y nuclear)
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EL PAÍS DE LAS BOMBAS ATÓMICAS Y LOS TERREMOTOS MÁS DAÑINOS

Japón, la sociedad que convive con el desastre natural (y nuclear)

Fue en Hiroshima, el 6 de agosto de 1995. Cubría para Diario 16 el 50 aniversario de la bomba atómica. “Los japoneses sienten vergüenza, humillación; nunca

Foto: Japón, la sociedad que convive con el desastre natural (y nuclear)
Japón, la sociedad que convive con el desastre natural (y nuclear)

Fue en Hiroshima, el 6 de agosto de 1995. El Chernobyl de este siglo.

Los japoneses están acostumbrados a los temblores. Quien haya vivido en Tokio o incluso si sólo has pasado allí unos días de vacaciones, no le resulta muy difícil sentir un terremoto. En noviembre de 1998, al principio de mi estancia en Japón como corresponsal freelance para El Mundo, cubrí el Festival Internacional de Cine de Tokio. Alejandro Amenábar ganó con Abre los ojos.

De vuelta a mi casa en Inage (Chiba), a 40 minutos en tren del centro de la capital, telefoneé al hotel en el que se alojaba Amenábar para que me diera un par de impresiones sobre su victoria. Al principio de la conversación, percibí cómo el tatami de mi  habitación empezó a temblar. “¿Lo estás notando?”, me preguntó el director de cine. “Sí, otro terremoto. Es el segundo que me doy cuenta hoy”, contesté.

El terremoto de Alejandro Amenábar

Amenábar celebraba su triunfo en el festival en el hotel Capital Tokio. “En un momento de la cena comentó que le gustaría conocer la experiencia de un terremoto en Japón. Este sueño -de grado 3 en la escala Ritcher- también se cumplió…”, escribí. Un compañero periodista me reconoció poco después que dormía todos los días con el kit de supervivencia preparado para salir corriendo con su familia. “Pero no digas que te lo he dicho. Me da vergüenza”. Ese periodista ya no vive en Japón. “Menos mal que no me ha tocado”, confiesa tras el terremoto del viernes.

En enero de 1999 viajé a Kobe, famosa ciudad por su carne, la más selecta del planeta, y por el terremoto que asoló la zona cuatro años antes. ¿Resultado? 6.500 muertos. Aparentemente no había ni rastro del desastre. Pero luego en Port Island, a las afueras, me encontré con supervivientes que seguían viviendo en 24.000 casas prefabricadas.

Al final del siglo XX la nación del Sol  Naciente empezaba a tener pobres. Los vi en el céntrico parque de Ueno. Ahora, con la crisis, se han multiplicado. Ya casi nadie se acuerda que tras las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, la miseria, hambruna y enfermedades era común en Japón en la época en la que el general Douglas MacArthur ejercía el mando de la ocupación estadounidense (1945-1951). El holocausto nuclear truncó las aspiraciones imperialistas niponas. Hirohito dejó de ser Dios. Cuando murió en 1989 se adivinó una nueva era. Le sucedió su hijo, el emperador Akihito, heredero del milagro económico japonés.

Pero en Japón no hay milagros físicos. El país está situado en el peor escenario posible: 6.800 islas en medio de una actividad sísmica constante. Por eso existe un Día Nacional de Prevención contra los Desastre (1 de septiembre). El desastre natural es habitual en Japón, asolado otra vez por un holocausto que empezó en forma de ola de 10 metros y que podría acabar, como en Hiroshima y Nagasaki, con radioactividad.

* Agustín Rivera ha sido corresponsal en Japón

Fue en Hiroshima, el 6 de agosto de 1995. El Chernobyl de este siglo.