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Los jubilados italianos trabajarán para dar una pensión a sus hijos
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EL PARLAMENTO ESTUDIA LA MEDIDA

Los jubilados italianos trabajarán para dar una pensión a sus hijos

Italia es el país de la mamma. Ya sea por la dificultad para encontrar un trabajo estable, por la carestía de los alquileres o por lo

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Los jubilados italianos trabajarán para dar una pensión a sus hijos

Italia es el país de la mamma. Ya sea por la dificultad para encontrar un trabajo estable, por la carestía de los alquileres o por lo acomodaticio de sus jóvenes, muy pocos italianos menores de 35 años viven de forma independiente. Son tantos los hijos que siguen compartiendo casa y mantel con sus padres cuando ya deberían haber cortado el cordón umbilical con la mamma que la lengua italiana ha creado incluso un término despectivo para referirse a ellos: bamboccione.

En una iniciativa compartida entre dos formaciones políticas rivales, el diputado Guglielmo Vaccaro, del opositor Partido Democrático, y su colega Raffaello Vignali, del gobernante Pueblo de la Libertad, han presentado una llamativa proposición en una de las comisiones de la Cámara Baja que se sitúa a medio camino entre el fomento de los bamboccione y el puente entre generaciones. Ambos parlamentarios han propuesto que los trabajadores que hayan cotizado a la Seguridad Social durante cuarenta años y cumplan los requisitos para poder jubilarse, puedan seguir desempeñando su actividad laboral, siempre que su empleador esté de acuerdo, durante al menos otros tres años y destinar la cuantía de sus retenciones a sus hijos.

La prole del sacrificado asalariado que opta por seguir trabajando en lugar de disfrutar de la jubilación se quedará con el 100% de las cotizaciones de esos años extra si se encuentra en paro o con un empleo precario que no le permite mantenerse por sí mismo. Conscientes de lo difícil que resultan algunos trabajos cuando se pasan los 65 años, los diputados apuntan que en los casos de dureza física el total de las retenciones irán a los hijos, mientras que en el resto de casos hay situaciones en que el 40% se quedará en las arcas de la Seguridad Social.

Vaccaro y Vignali califican su propuesta de ley de “auténtico pacto generacional” y aspiran a que sea aprobada la antes posible en la Cámara de los Diputados. El recorrido legislativo de la iniciativa, sin embargo, se antoja complicado, ya que hasta el 13 de diciembre la Cámara Baja permanecerá cerrada. Ese día, Silvio Berlusconi realizará un discurso a sus señorías para intentar convencerles de que le apoyen en la moción de censura que se celebra al día siguiente. La endémica inestabilidad política italiana puede dejar esta propuesta para la posible próxima legislatura.

La iniciativa, de momento, ya ha tenido una excelente acogida entre numerosos diputados, quienes la consideran una ingeniosa forma de conseguir que mejore la situación de los jóvenes sin que pese en las arcas del Estado. “Es una idea que no produciría impacto alguno en las cuentas públicas, generando al mismo tiempo un círculo virtuoso dentro de las familias. Propuestas de este tipo contribuyen a dar vida al pacto entre generaciones que tanto necesita este país”, afirman dos diputadas que han impulsado una proposición para que el permiso de paternidad sea obligatorio.

Lo que los promotores de la iniciativa y quienes los aplauden parecen olvidar es que se trata de otro caso de utilización excesiva de la familia como elemento de amortización social. Supone un reconocimiento del fracaso de la política para afrontar el desempleo juvenil y la precariedad laboral y una cesión de toda la responsabilidad a la generación más anciana. Confiar en que las personas de más de 65 años continúen trabajando para ayudar a los hijos puede animar a que los “bamboccione” sigan quedándose en casa y, sólo en el mejor de los casos, contribuirá a poner una tirita temporal en la sangrante herida que los jóvenes italianos sufren al enfrentarse al mercado laboral.

La propuesta, además, tendría fecha de caducidad en caso de que finalmente saliese adelante. Italia cuenta con la segunda población más envejecida de Europa y la tercera del mundo, sólo superada por Japón y Alemania. La situación empeorará en los próximos años: en 2050 se espera que el 13% de los italianos tenga más de 80 años. Este ejército de viejos no podrá seguir trabajando sine díe para ayudar a sus hijos, sino que necesitará de la asistencia de ellos para poder seguir viviendo con dignidad.

Italia es el país de la mamma. Ya sea por la dificultad para encontrar un trabajo estable, por la carestía de los alquileres o por lo acomodaticio de sus jóvenes, muy pocos italianos menores de 35 años viven de forma independiente. Son tantos los hijos que siguen compartiendo casa y mantel con sus padres cuando ya deberían haber cortado el cordón umbilical con la mamma que la lengua italiana ha creado incluso un término despectivo para referirse a ellos: bamboccione.