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Malos tiempos para el Gobierno de Irlanda: a la crisis económica se suma ahora la política
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LA OPOSICIÓN EXIGE ELECCIONES ANTICIPADAS Y SUS ALIANZAS SON PRECARIAS

Malos tiempos para el Gobierno de Irlanda: a la crisis económica se suma ahora la política

Europa entera tiene los ojos puestos en los números de Irlanda, pero hay otros que pasan más inadvertidos y son los que realmente preocupan al Gobierno:

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Malos tiempos para el Gobierno de Irlanda: a la crisis económica se suma ahora la política

Europa entera tiene los ojos puestos en los números de Irlanda, pero hay otros que pasan más inadvertidos y son los que realmente preocupan al Gobierno: los de la Dáil Éireann, la Cámara baja del Parlamento. El Ejecutivo cuenta con una mayoría de tan sólo tres votos y ahora tiene que enfrentarse a cuatro by-election (elecciones parciales) para cubrir las vacantes de los diputados que poco a poco han ido abandonando al primer ministro. La situación es delicada. Las elecciones generales anticipadas podrían celebrarse incluso antes de lo que prevén los expertos.

El primero de estos comicios tendrá lugar el próximo 25 de noviembre, tan sólo unos días antes de que se presenten los presupuestos para 2011. El escaño de Donegal South West lleva vacante desde junio de 2009, cuando el diputado Pat The Cope Gallagher, del Fianna Fáil, el partido del Gobierno, se fue al Parlamento Europeo.

El Gobierno, en un intento desesperado e incluso inconstitucional, bloqueó hasta en dos ocasiones su celebración, consciente de lo que estaba en juego. El caso se llevó ante la Justicia y este mes el Tribunal Superior de Dublín dio la razón al senador Pearse Doherty, candidato por el Sinn Fein. Se trataba del retraso más prolongado de la historia del país y el juez lo calificó de “irracional”.

El primer ministro Brian Cowen se excusó diciendo que ahora se tenían que centrar en los problemas económicos, pero su actitud se ha interpretado como un síntoma más de su desgaste político.

En circunstancias normales, el Fianna Fail, formación de Cowen, no habría tenido dificultades para retener esta circunscripción, pero la situación no acompaña y se da por hecho que perderá. En ese caso, el Ejecutivo se quedaría con una mayoría de tan sólo dos votos y con dificultades para sacar su presupuesto adelante.

Actualmente, el partido cuenta con 70 diputados considerados obedientes. La matización es importante porque otros tres anunciaron a principios de este mes que ignorarán las órdenes sobre cómo votar, en protesta por los recortes en las prestaciones a enfermos de cáncer. Su apoyo, por tanto, es impredecible. Los Verdes, con los que Fianna Fáil gobierna en coalición, tienen seis escaños. Por su parte, está el Fine Gael, con 51, los laboristas con 20 y el Sinn Fein con cuatro. Así que el voto de los independientes contará más que nunca.

La oposición pide elecciones anticipadas

Mientras la oposición no cesa en su demanda de elecciones generales inmediatas, los Verdes cada vez se encuentran más incómodos con ser asociados con unas medidas económicas que comienzan a mirar con recelo. El ministro del Tesoro, Brian Lenihan, anunció recientemente recortes de 6.000 millones de euros adicionales a los ya anunciados para el próximo año. La intención es reducir el actual déficit de 12% (se dispara al 32% si se incluyen las coberturas de sobre bancos parcialmente nacionalizados) al 9% en 2011. La aspiración es dejarlo al 3% en 2014. Dan Boyle, responsable de los Verdes, dijo que la falta de confianza entre los socios de la coalición estaba poniendo las cosas “cada vez más complicadas”.

Lejos queda ahora el año 2007, cuando las dos formaciones llegaron a un acuerdo tras unas elecciones que culminaban la década de la exitosa economía de la República. La fortuna catalizada por bajos tributos, impuesto de sociedades del 12,5%, privatizaciones y flexibilidad laboral suena a tiempos muy pasados.

De pasar la prueba de fuego de los presupuestos, Cowen tendría aún tres by-election más por delante, si bien el partido del Gobierno ha apelado ante los tribunales en contra de su convocatoria inmediata. La última renuncia del diputado del Fianna Fáil ha sido especialmente dura para el primer ministro. Jim McDaid anunció su salida con una carta que explicaba que las elecciones anticipadas serían lo mejor para su país y también lo más adecuado para su partido.

La versión oficial es que no hacen falta unos comicios generales. Pero distintos detalles hacen ver que el Gobierno podría estar preparándose para lo peor. No ha pasado desapercibido, por ejemplo, que el Fianna Fáil haya retrasado la celebración de su congreso anual de noviembre para febrero o marzo del año que viene. El movimiento se ha interpretado como una estrategia del partido para presentar entonces a sus candidatos oficiales.

Otro de los gestos que ha llamado poderosamente la atención es el Gerry Adams. El presidente del Sinn Fein, miembro del ya inactivo IRA, ha anunciado que optará a un escaño por el condado irlandés de Louth y abandonará su puesto en la Asamblea norirlandesa. Un dirigente de tal peso no renunciaría a su asiento en Belfast si no viera las cosas tan claras.

Enda Kenny, el relevo anunciado

Y es que la presión por parte del pueblo es más significativa que nunca. Hicieron falta dos referéndum para que los irlandeses dieran su “sí” al Tratado de Lisboa. Entonces quedó claro su sentimiento nacionalista y ahora que han visto cómo la Unión Europea va a meter mano a sus arcas tienen los pelos de punta. Además, el hecho de que sus vecinos de Reino Unido, que ni siquiera pertenecen a la eurozona, hayan tenido que salir también en su rescate ha supuesto un gran sentimiento de fracaso.

Si tuviesen que acudir a las urnas el año que viene, todo apunta a que las riendas del país las tomaría un antiguo profesor cuya experiencia en un gabinete se limita a un ministerio de Turismo durante los 90. Enda Kenny, líder del Fine Gael, podría ser el próximo Taoiseach (primer ministro) y siguiendo con la tradición, su formación pactaría con los laboristas, sus antiguos aliados.

En coaliciones anteriores, la política económica ha causado muchas tensiones entre los dos partidos. Al fin y al cabo, Fine Gael es de centro derecha y los laboristas tienen sus bases asentadas en los sindicatos y los funcionarios públicos de bajo rango. Sin embargo, ahora, con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional siguiendo sus movimientos contarían con poco margen de maniobra para la discusión.

Europa entera tiene los ojos puestos en los números de Irlanda, pero hay otros que pasan más inadvertidos y son los que realmente preocupan al Gobierno: los de la Dáil Éireann, la Cámara baja del Parlamento. El Ejecutivo cuenta con una mayoría de tan sólo tres votos y ahora tiene que enfrentarse a cuatro by-election (elecciones parciales) para cubrir las vacantes de los diputados que poco a poco han ido abandonando al primer ministro. La situación es delicada. Las elecciones generales anticipadas podrían celebrarse incluso antes de lo que prevén los expertos.

Irlanda Marcelino Fernández Verdes