De los mariachis de Calderón a las rancheras de Chávez con su “México lindo y querido”

El ideal bolivariano de una América unida se juega en México. Lo debaten 32 países de América Latina y el Caribe en la Cumbre de la Unidad. Pero teniendo en cuenta que se celebra en el paradisíaco entorno de la Riviera Maya, también hay lugar para la diversión.

En su papel de anfitrión, el presidente mexicano, Felipe Calderón Hinojosa, agasaja a sus homólogos con recitales de Pepe Aguilar y los Mariachi de la Marina. Habitual en las recepciones de este mandatario, que lo jalea al grito de ¡ánimo Pepe! en sus conciertos, Aguilar es un innovador de las tradicionales rancheras, lo que le ha valido un Grammy.

Según el propio Calderón, se ofreció a actuar “gratuitamente” en el cóctel de recepción de los presidentes y jefes de Estado, que concluyó con fuegos artificiales, así como en la cena de gala ofrecida en el parque ecológico Xcaret, un centro turístico con réplicas de la arqueología maya apto para todo tipo de eventos públicos y privados, como la boda de Paulina Rubio y Colate Vallejo-Nájera. Una tormenta tropical deslució ligeramente el evento.

En el apartado conocido como “La isla”, rodeado de vegetación tropical, los mandatarios disfrutaron de una exhibición del  juego de pelota de fuego, música prehispánica con tambores, espectáculos de danza de distintos Estados mexicanos y un menú de platillos regionales.

Animado por este programa, no es de extrañar que el siempre mediático presidente venezolano, Hugo Chávez, se arrancase por rancheras nada más bajar del avión presidencial, cantando a viva voz  la popular “México lindo y querido”. Aunque las relaciones entre Chávez y Calderón no son precisamente idílicas por su antagonismo ideológico y sus divergentes posturas ante Estados Unidos, el mandatario venezolano no ha dudado en gritar “viva México” cada vez que ha tenido ocasión.

Choque Chávez-Uribe

Tampoco tuvo tapujos para espetar “vete al carajo” al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, en el almuerzo de presidentes. El mandatario colombiano comparó el bloqueo de Estados Unidos sobre Cuba con el trato comercial que Venezuela da a su país, lo que enfrentó a los dos líderes en una discusión en la que tuvo que mediar el cubano Raúl Castro para evitar que la cosa llegara a mayores y se aguase la comida.

La gastronomía ha sido especialmente cuidada para la ocasión. Algo que se ha perdido la delegación cubana, con el presidente Raúl Castro al frente, que ha traído su propio chef  para cocinarles personalmente todo lo que comen, según confirmó a El Confidencial el director general del hotel Grand Velas, Fernando García.

El almuerzo “en retiro” de los 24 mandatarios asistentes -donde realmente se resuelven cuestiones interestatales y de la propia Cumbre y al que sólo asisten acompañados de una persona de seguridad y otro de protocolo- corrió a cargo del chef español Mikel Alonso en el restaurante “Cocina de autor”, una fusión de cocina molecular española y mexicana. La ayuda a Haití tras el terremoto o el sempiterno conflicto argentino por las Malvinas se abordaron entre bocado y bocado de langostino azul del Pacífico, granizado de tomate con alioli al serrano, sopa de lenguado al epazote con juliana de camote tierno, filete de ternera con pepitas caramelizadas y salsa de Cabernet Sauvignon del Valle de Guadalupe, y milhojas de frambuesa y nougat helado con crocante de avellana. Los desayunos han sido “por cuenta propia o en reuniones privadas con los menús propios del hotel”, según García.

Los presidentes y jefes de Estado, al margen de alguna excepción de intolerancias alimentarias, no han sido exigentes en sus suites, en las que disfrutan de un bien surtido servicio de minibar, además de frutas y cafeteras.

Y las primeras damas

Sólo las primeras damas de Haití, Belice, Panamá y Uruguay acompañaron a sus maridos, y han sido atendidas por la esposa de Calderón, Margarita Zavala. Tras solicitar servicios de peinados en el hotel, disfrutaron de una visita cultural a la zona arqueológica de Tulum y de un recorrido al parque ecológico de Xel-Ha, donde plantaron un árbol “sembrando la unidad de América Latina y el Caribe”, según refirieron a El Confidencial fuentes de protocolo de la Presidencia del Gobierno.

Además, el húmedo y caluroso Caribe impone sus normas. A diferencia de las cumbres europeas, no hay trajes de chaqueta ni corbatas y la prenda mayoritariamente vestida por los mandatarios es la tradicional guayabera -cuya versión en lino se considera vestimenta de etiqueta por estos lares- una camisola blanca con bolsillos en el pecheril. La nota de color, como suele ocurrir, la pusieron el boliviano Evo Morales con una camisa de manga corta bordada con el eslogan “Evo presidente” en el pecho y Chávez con su tradicional guerrera verde bajo la que luce su habitual chaleco antibalas rojo.

La tradicional foto de familia, con guayaberas, palmeras y el mar Caribe de fondo ofreció una imagen idílica de una Cumbre que no lo es tanto.