El detalle de los combates que se libraron en Diwaniya y Nayaf se narra por primera vez en el libro 'Y al final, la guerra', del militar profesional e historiador Luis Miguel Francisco Iglesias.
La presencia de los soldados españoles en Iraq no fue una misión de paz, sino de guerra, en la que los enfrentamientos a la defensiva contra
La presencia de los soldados españoles en Iraq no fue una misión de paz, sino de guerra, en la que los enfrentamientos a la defensiva contra los guerreros chiitas se saldaron con más de doscientas bajas enemigas, según reconocen los mandos militares españoles. El detalle de los combates que se libraron en Diwaniya y Nayaf se narra por primera vez en el libro Y al final, la guerra, del militar profesional e historiador Luis Miguel Francisco Iglesias, en colaboración con el escritor Lorenzo Silva.
El libro sale este martes a la venta en las librerías de toda España e incluye doscientas fotografías. Se trata de un trabajo periodístico de primer orden sobre lo que podíamos llamar “un vacío de conocimiento” de la opinión pública acerca de lo ocurrido en Iraq. Las escaramuzas bélicas se sucedieron diariamente desde finales de marzo de 2004 hasta mediados de mayo de dicho año. Incluso, en la retirada de las tropas españolas por orden del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se registraron, al menos, ocho muertos del ejército del Mahdi.
Narrado en un tono ágil y directo, con testimonios en primera persona de algunos soldados españoles, el volumen no llega a precisar la cifra exacta de muertos y heridos iraquíes. Pero, más allá de los doscientos reconocidos oficialmente por los oficiales españoles, Francisco Iglesias explica a este diario que “después de haber hablado con más de cien protagonistas directos tengo la impresión de que fueron muchos más”.
Sobre el número de muertos iraquíes en los enfrentamientos con las tropas españolas, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, general de Ejército Félix Sanz Roldán, sostiene que “sólo podemos dar la cifra de aquellos de los que tenemos constancia porque los recogimos nosotros, y no fueron más de doce”. Pero reconoce que pudieron ser muchos más, ya que la mayor parte de los atacantes muertos o heridos eran rescatados por el enemigo.
La presencia de los soldados españoles en Iraq no fue una misión de paz, sino de guerra, en la que los enfrentamientos a la defensiva contra los guerreros chiitas se saldaron con más de doscientas bajas enemigas, según reconocen los mandos militares españoles. El detalle de los combates que se libraron en Diwaniya y Nayaf se narra por primera vez en el libro Y al final, la guerra, del militar profesional e historiador Luis Miguel Francisco Iglesias, en colaboración con el escritor Lorenzo Silva.