Tras la recuperación de redes de pesca y la recogida de plásticos, los biotopos marinos

Automóviles sin emisiones, logística sin emisiones, fábricas sin emisiones, búsqueda de proveedores sin emisiones y obtención de materias primas sin emisiones. Y, por supuesto, concesionarios sin emisiones. Alcanzar la neutralidad de carbono como empresa exige la transformación de toda la cadena, y en ello están las principales marcas de automóviles desde hace años; un proceso que de vez en cuando sorprende con llamativas iniciativas de preservación del entorno. En su día fueron las plantaciones de árboles, y muchos fabricantes llegaron a contar con bosques cuyo crecimiento se vinculaba a la venta de más vehículos, pero después el abanico de proyectos se amplió por tierra, mar y aire: dragado de fondos marinos para obtener plásticos que después se reciclan, nuevas técnicas de minería microinvasiva, restauración de terrenos afectados por depósitos de residuos...

Y las acciones pueden ser aún más desinteresadas. Hace un año, por ejemplo, la Fundación para el Medioambiente de Audi y la Fundación Ferry Porsche colaboraban con el fabricante de cosméticos Babor y la startup ecológica Everwave en la limpieza durante cinco semanas de los residuos flotantes en el río Olt, un afluente del Danubio en territorio rumano con graves daños en flora y fauna, y ahora es BMW Group España la que ha apoyado en la costa mediterránea un proyecto medioambiental único en su clase: el balizamiento, mediante 10 biotopos o arrecifes, de la que ya es la primera montaña submarina construida con carbonato cálcico, destinada a convertirse en un refugio subacuático que ayude a proteger y regenerar la biodiversidad de la zona, frente a la localidad tarraconense de Torredembarra.

Con una base de 100 metros de diámetro, la nueva montaña submarina ocupa una superficie mayor que un campo de fútbol, se alza 20 metros desde el fondo y tiene un volumen de 35.000 metros cúbicos. Y lo que diferencia a esta montaña de otros arrecifes es su composición, pues se ha creado con 40.000 toneladas de rocas de carbonato cálcico, extraídas de una cantera a 15 kilómetros de la costa y que hace 25 millones de años constituían una barrera de coral.

Además, también es la primera vez que se usarán biotopos o arrecifes como sistemas de fondeo para el amarre de los barcos, evitando así el uso de anclas para proteger también el lecho marino.

Experiencia previa a menor escala

El acto de presentación, celebrado en aguas del puerto de Torredembarra, contó con la presencia de Eduard Rovira, alcalde de la localidad; Oriol Milà, director del puerto de Torredembarra y oceanógrafo; Pilar García de la Puebla, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de BMW Group España, y Miquel Rota, director de Natural Art Reef e impulsor, junto con Milà, del proyecto de la creación del arrecife.

Sus 20 años de experiencia en el desarrollo de pequeñas infraestructuras han permitido a Natural Art Reef acumular evidencias sobre el beneficio de este tipo de iniciativas de cara al incremento de la biodiversidad, facilitando la obtención del permiso para la creación de esta montaña marina, de mucha mayor escala, que fue aprobada por la Consejería de Medio Ambiente de la Generalitat catalana, con el permiso del Ministerio de Transición Ecológica. Además, el proyecto ha contado con la colaboración de diversas instituciones y organizaciones locales, como el puerto de Torredembarra, el Ayuntamiento de la localidad, la cofradía de pescadores, capitanía marítima, la agencia de buceo PADI y diversas organizaciones medioambientales y de investigación, lo que debería contribuir a garantizar su viabilidad.