Las rotondas holandesas llegan a España para dar prioridad a los ciclistas

Aunque aquí en España son poco conocidas, en otros países europeos ya funcionan desde hace años. Las conocidas como rotondas holandesas son muy habituales en los Países Bajos, de ahí su nombre, donde la bicicleta tiene un papel preferente a la hora de circular por la ciudad. Pero también es frecuente encontrarlas en Francia o Reino Unido.

La Direccción General de Tráfico (DGT) lleva tiempo preocupada por el mal uso que los conductores hacen de las glorietas y cada poco tiempo recuerda cómo se debe entrar, circular y salir de ellas. Por eso, poco a poco se van introduciendo en algunos puntos de España y hay que tener cuidado porque cambian las preferencias.

Junto al carril (o carriles) reservados para los coches, la rotonda holandesa introduce un anillo adicional en la parte exterior reservado únicamente para el tránsito de las bicicletas. De este modo, se crea para ellos un espacio seguro que les permite salvar el cruce de vías sin miedo a sufrir atropellos.

Bilbao y Logroño las primeras en instalarlas

Bilbao y Logroño son las primeras dos ciudades españolas que han puesto en funcionamiento estas rotondas holandesas. Y su estreno ha sido cuanto menos polémico, ya que muchos conductores no saben cómo circular por ellas y su objetivo principal, el de proteger a los ciclistas, no queda muy claro.

Además de priorizar el paso de los ciclistas, con este tipo de rotondas se pretende mejorar la fluidez y seguridad. Por eso, si te cruzas con una de estas rotondas, lo primero que debes saber es que su funcionamiento es similar al de las tradicionales, solo que se añade un anillo específico para bicicletas, a modo de carril bici, que rodea por completo la rotonda. Esta característica añade prioridad total a los ciclistas.

Cualquier vehículo que vaya a entrar o salir de estas rotondas debe respetar siempre a los ciclistas. Por ello, antes de acceder o abandonar la glorieta se les debe dejar pasar. Además, hay pasos de peatones y, por supuesto, son los primeros que pueden cruzar. De este modo, los coches deben esperar a que pasen los peatones, pero han de hacerlo en el ceda el paso anterior al carril bici, y no parar sobre el carril bici, porque así se evita bloquear el carril reservado a las bicicletas si no dejan de pasar peatones.