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Guardarraíles, los grandes desconocidos
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SALVAN MUCHAS VIDAS CADA AÑO

Guardarraíles, los grandes desconocidos

Los sistemas de contención de vehículos en las carreteras, más vulgarmente conocidos como guardarraíles, son los grandes olvidados de la seguridad vial en España. Cuando hablamos

Foto: Guardarraíles, los grandes desconocidos
Guardarraíles, los grandes desconocidos

Los sistemas de contención de vehículos en las carreteras, más vulgarmente conocidos como guardarraíles, son los grandes olvidados de la seguridad vial en España. Cuando hablamos de reducir la siniestralidad pocas veces nos acordamos de este tipo de sistemas que pueden salvar muchas vidas humanas.De hecho la administración española no ha licitado ni una sola obra de renovación de sistemas de guardarraíles en carreteras ya existentes, y se limita a instalarlos cuando se hace un nuevo tramo de carretera.

Parece una valla metálica pero en realidad emplea una tecnología muy avanzada y en constante evolución. Y cada nuevo modelo que llega al mercado ofrece más protección a todos los usuarios y en todo tipo de circunstancias que su antecesor. Muchos piensan que es una simple valla metálica que ha sustituido a los pretiles de piedra de los años sesenta y setenta, pero en realidad es mucho más.

El más simple “guardarrail” hace una sujeción completa del vehículo, evita que salga rebotado hacia el otro lado de la carretera y, lo que es más importante, absorbe parte de la energía del impacto. Gracias a todo ello, las lesiones para los ocupantes se ven muy reducidas.

Hace algunas semanas tuve oportunidad de ver en televisión el accidente de Robert Kubica cuando disputaba un rallye en Italia. Si no hubiera habido un guardarril en esa zona y además bien instalado, probablemente hubiera supuesto un fatal desenlace para el piloto polaco.

El coche llegaba a una curva a derechas y su vehículo salía descontrolado hacia la izquierda, chocaba contra el guardarrail, este le sujetó y le devolvió suavemente a la carretera. El barranco por el que podría haber caído era interminable y el accidente hubiera sido trágico. Pero gracias al guardarrail no pasó nada más que un gran susto y mucha chapa. Esta era una carretera abierta al tráfico rodado similar a las que tenemos en España.

Pero, ¿cuál es el coste real de un guardarrail? El precio medio se puede estimar en torno a los 25 euros por metro lineal una vez instalado. Eso significa que un kilómetro de carretera con esta protección supone un sobrecoste de unos 25.000 euros. Es una cantidad importante pero lo es mucho menos si analizamos que a la hora de hacer un tramo nuevo de carretera la inversión para instalar los guardarraíles supone solo el 1% de la inversión total en ese tramo de carretera. O dicho de otra forma, cuesta lo mismo hacer 100 kilómetros sin estos sistemas que hacer 99 con la máxima protección.

No todos los guardarraíles son iguales. Dependiendo de las circunstancias concretas se debe usar uno u otro. En unos casos hacen falta unos de máxima sujeción que pueden aguantar el choque de vehículos industriales de hasta 38 toneladas y otras veces solo deben proteger a los turismos. Además, en ocasiones no se trata de proteger a los coches que circulan por una carretera de un choque contra un muro o una casa, sino que es al contrario, evitar que en caso de choque ese vehículo pueda chocar contra un objeto importante y causar daños más graves. Tal es el caso de las vías del tren de Alta Velocidad, por ejemplo, en cuyo caso estas vallas de protección están muy reforzadas para evitar un peligro muy superior al de un choque de un turismo. O también junto a una casa en un cruce peligroso o algo parecido, o en un puente.   

Igualmente, y además de los diferentes grados de protección por el tipo de vehículo, también hay diferentes tipos de sistemas de protección en función de las condiciones concretas de la carretera. Por ejemplo, existen los guardarrailes para protección de motoristas, otros específicos para parques naturales o entornos de máximo interés ecológico que tienen un interior en chapa de máxima protección, pero que está forrado de madera para ofrecer el aspecto más natural.

 

En cualquier caso lo que debe quedar muy claro es que el guardarrail es mucho más que una valla metalizada o que un muro de contención. Sorprende ver el funcionamiento de uno de estos sistemas de sujeción cuando choca un vehículo contra él. Este sistema lo que hace es romperse hacia el exterior pero manteniendo siempre su altura, y con ello se convierte en una especie de red protectora que una vez amortiguado el golpe vuelve a meter suavemente el coche en la carretera. No rebota bruscamente, lo que reduce notablemente el peligro de nuevas colisiones. En este video de una prueba de choque para su homologación pueden ver nuestros lectores exactamente cómo funciona, como sujeta el coche, cómo absorbe parte de la energía del choque y, sobre todo, cómo evita que el coche rebote hacia la carretera, evitando peligrosos choques con otros vehículos.   

Si tuviera que poner un ejemplo de cómo funciona, lo que me parece más expresivo es el juego de la cesta punta. El jugador, cuando le llega la pelota lo que hace es gracias a este sistema frenar la pelota, absorbe su energía y posteriormente vuelve a lanzarla con mucha fuerza pero en la dirección adecuada. En este caso lo que se hace es que esta especie de cesta punta, es decir, el guardarrail, absorba la energía del vehículo en el momento del impacto y le detiene.

Los sistemas de contención de vehículos son unos elementos que se instalan en los márgenes y medianas de las carreteras con objeto de reducir las consecuencias de los accidentes por salida de calzada.  Existen varias tipologías de sistemas de contención, fabricados a partir de distintos materiales y con diversas geometrías: barreras de seguridad, pretiles, atenuadores de impactos, terminales, transiciones o lechos de frenado.

Los sistemas de contención más empleados son las barreras de seguridad, los más clásicos guardarraíles, elementos longitudinales que se sitúan a lo largo del margen o mediana de la carretera, y que, en caso de salida de la calzada, retienen al vehículo redirigiéndolo suavemente a su trayectoria original, sin causar daños de importancia a sus ocupantes.

La deformabilidad de estos sistemas es la clave de su grado de protección y aportan algunos beneficios importantes como son la contención garantizada, que protege del impacto contra obstáculo, caída por desnivel o invasión de vía adyacente. También asegura una suave deceleración, lo que les diferencia de los sistemas más rígidos.

Antes de hacer una instalación de una protección de este tipo se debe hacer un estudio de la zona para analizar cuáles son las zonas que se deben proteger y cómo se debe hacerlo de una manera óptima. Se debe analizar el tipo de vía, los accidentes geográficos de la zona, el tipo de carretera o el tráfico en dicha zona. No es bueno poner más guardarrail del necesario, pero tampoco menos del preciso para proteger los obstáculos. Y la mejor prueba es una farola. Poner delante de un poste de iluminación un tramo de cuatro metros de valla de protección para evitar ese choque supone un grave peligro. 

Un último dato importante, y es que este tipo de sistemas requiere un mantenimiento permanente. Una valla bien instalada puede durar muchos años, pero tras sufrir un choque tiene que ser reparada inmediatamente porque puede resultar más peligrosa en ese estado que si no estuviera.

Los guardarraíles son los grandes olvidados de las carreteras. Por un  lado los conductores no hacen mucho caso de ellos, incluso en ocasiones los consideran un obstáculo. Pero es que la administración, en estos momentos de crisis en los que hay que ahorrar, parece olvidarse de ellos. Mientras que en obra nueva se sigue presupuestando instalar estos sistemas al hacer una nueva carretera, en el caso de nuevas instalaciones de protección en carreteras ya existentes no se ha hecho ninguna licitación en los últimos tres años.  

Protección de los motociclistas

En España se creó un grupo de trabajo multidisciplinar a iniciativa de la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento y de la Dirección General de Tráfico, que elaboró la Norma UNE 135 900. Esta norma es la más avanzada del mundo en cuanto a sistemas de protección para motociclistas, y define los ensayos de impacto a escala real con maniquí que se deben realizar para determinar si un determinado producto es seguro o no para los motociclistas.

En los ensayos, que se pueden realizar a 60 ó 70 km/h, se miden una serie de parámetros que permiten evaluar los daños en cabeza, cuello y tórax del motociclista. Estos ensayos reproducen el tipo de accidente que se consideró como el más frecuente, que es el de un motociclista que, tras sufrir una caída, desliza sobre la calzada por separado de su vehículo, y llega hasta la barrera. El objetivo en este tipo de siniestros, como en el de todos los realizados con vehículos de cuatro ruedas, es conseguir que el guardarraíl absorba parte de la energía del choque reduciendo de esta forma la gravedad de las lesiones.

Cuando vemos por la carretera un guardarrail con la parte inferior tapada para los motociclistas, está hecho para que el motorista no pase por debajo del guardarrail con el consiguiente peligro de lesiones o de amputación. Pero no puede ser completamente rígido, debe desplazarse un poco hacia el interior y de esta forma amortiguar parte de la energía del motorista cuando este impacta con el sistema de contención.

Los sistemas de contención de vehículos en las carreteras, más vulgarmente conocidos como guardarraíles, son los grandes olvidados de la seguridad vial en España. Cuando hablamos de reducir la siniestralidad pocas veces nos acordamos de este tipo de sistemas que pueden salvar muchas vidas humanas.De hecho la administración española no ha licitado ni una sola obra de renovación de sistemas de guardarraíles en carreteras ya existentes, y se limita a instalarlos cuando se hace un nuevo tramo de carretera.