Aston Martin one-77, un capricho de 1,2 millones de euros

Que una marca como Aston Martin cambie la forma de nombrar sus vehículos al lanzar un nuevo modelo demuestra que es algo diferente, que se sale de la norma. Y eso es lo que le ocurre al one-77, un vehículo de nombre extraño, y muy exclusivo porque sólo habrá 77 como él.

Salvo contadas excepciones, todos los vehículos de Aston Martin llevan en su denominación las siglas DB, en homenaje al que fuera durante años su propietario y uno de sus cerebros, David Brown. Los ya clásicos DB2 y DB4 han ido dejando su sitio a los DB7, DB9 o DBS, pero lo que llega ahora no utiliza esta denominación sino la de one-77.

El nombre indica que se trata de uno de los 77 ejemplares que se van a construir de este modelo, espectacular en todos los sentidos. Sus líneas son más exageradas que las de sus hermanos, sus apéndices aerodinámicos son grandes y su mecánica ha sido elevada al máximo exponente.  

Su motor es un ejemplo de ello. Está basado en el V12 de algunos modelos de la marca pero su cilindrada se ha aumentado hasta los 7,3 litros. Con ello se consigue un motor atmosférico de más de 700 caballos. Lo más llamativo es su posición, que ha sido retrasada con relación a otros modelos de la marca para conseguir el mejor reparto de pesos posible. Y lo mismo con su altura ya que va situado en una posición baja para mejorar su estabilidad al llevar el centro de gravedad muy bajo.  

Según las primeras informaciones que ha facilitado la marca británica, su peso será de unos 1.500 kg. Un peso especialmente bajo si lo comparamos con algunos de sus rivales más directos. Para lograrlo ha sido necesario emplear la tecnología más sofisticada. Así, su chasis está construido en fibra de carbono, un material muy caro y sofisticado pero al mismo tiempo muy ligero y resistente. Un componente habitualmente usado en la Fórmula 1.  

El resultado resulta impresionante. Pero desgraciadamente su precio también lo es, 1,2 millones de euros. Lo peor de todo es que ni siquiera se puede soñar con una lotería para comprarse uno, porque las 77 unidades que se van a construir ya tienen su dueño que ha pagado al menos una parte de su importe. Parece que la crisis no es igual para todos.