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¿Provocar el despido de tu superior? Guía para lidiar con malos jefes
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Cómo sobrevivir a cualquier tipo de jefe

¿Provocar el despido de tu superior? Guía para lidiar con malos jefes

La vida es demasiado corta para trabajar con imbéciles. Esto es lo que tienes que hacer cuando tu jefe es un controlador, un abusón o parece que no existe

Foto: Foto: EC Diseño.
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Se pasea detrás de ti o te envía un mensaje cada 10 minutos para preguntarte por el informe que no está previsto hasta la semana que viene. Es un escandaloso, un abusón, un experto en lanzar indirectas pasivo-agresivas, generalmente delante de todos tus compañeros. O tal vez te ha abandonado y ha dejado que te las apañes tú solo en tu nuevo empleo.

Desde que existe el trabajo, ha habido gente que lo hace insoportable para sus subordinados. Y la reciente oleada de cambios de puesto de trabajo ha dado lugar a cierto arrepentimiento laboral. Desesperadas por encontrar talento, muchas empresas ascendieron rápidamente a nuevos directivos, a veces sin haber comprobado sus capacidades, y al mismo tiempo aceleraron los procesos de contratación para hacerse con posibles candidatos antes de que lo hicieran sus rivales, afirma Cate Luzio, fundadora y CEO de la organización de desarrollo profesional Luminary.

Decir que sí a un puesto de trabajo era fácil para muchos candidatos mientras se les engatusaba con aumentos y ascensos, dice. Lo más difícil era saber cómo sería realmente trabajar para ese desconocido en la entrevista de Zoom. Casi tres cuartas partes de los adultos encuestados este año por The Muse, una empresa dedicada a la búsqueda de empleo y a la orientación profesional, afirmaron sentirse sorprendidos o arrepentidos tras comenzar un nuevo trabajo.

Foto: Un obrero trabaja sobre un andamio. (EFE/Diego Fernández)

Luzio ha visto cómo los trabajadores se presentan a nuevos trabajos para darse cuenta de que en realidad tienen tres jefes, o que los gerentes se retractan de las promesas de trabajo a distancia. Mientras tanto, el jefe sigue siendo el dueño y señor de todo, desde la elección de proyectos y las bonificaciones hasta de tu felicidad en general.

Puede mejorar. He aquí cómo sobrevivir, cambiar, pasar o derrotar a tu tipo particular de mal jefe, según los que lo han conseguido.

El controlador

Los jefes prepotentes no soportan no estar seguros de cómo saldrá un proyecto, pueden sentir que nadie se preocupa tanto como ellos, explica Janet Ahn, psicóloga social y ejecutiva de la empresa de formación MindGym. Este tipo de jefe necesita garantías de que el trabajo se hará bien. Dile que compartes su sentido de urgencia y que entiendes exactamente lo que quiere que hagas para que la tarea sea un éxito, hasta el tipo de letra que prefiere.

De forma sutil estás diciendo: "Estoy en ello, no tienes que vigilarme, pero te escucho", dice Ahn.

Foto: La nota de la empresa exigiendo puntualidad (Reddit)

Entonces, inúndales con información incluso antes de que la pidan. Mary Abbajay, presidenta y cofundadora de la empresa de desarrollo profesional Careerstone Group LLC, recomienda compartir actualizaciones frecuentes del estado del proyecto, incluso listas diarias de las prioridades en las que te estás centrando.

"Conviértete en su aliado", dice. "Todo lo que necesitan es información y control, dáselo".

En el momento, se sentirá muy mal, explica, pero, a medida que vayas ganando su confianza, se irá soltando.

"Tienes que encontrar su punto débil y ponerle solución", dice sobre los malos jefes.

El inexistente

Tal vez estén ocupados o quemados, o simplemente sean muy confiados. En cualquier caso, no es bueno tener un jefe que ignora tus preguntas o que está ausente cuando una tarea sale mal.

Este jefe necesita que tomes las riendas. Sé tenaz, dice Abbajay. Concierta unas reuniones en su agenda, más de las que crees que necesitas, ya que podría cancelar la mitad, advierte. En la convocatoria, expón tu programa y cíñete a este. Preferiblemente en 15 minutos o menos.

"Sé breve, sé claro", señala. "Y vete".

Intenta comunicarte principalmente a través de su medio favorito, ya sea el correo electrónico, los mensajes de texto o en persona. Si se trata de este último, haz una lista con todos los puntos en los que necesitas su opinión y llévala contigo cuando te encuentres con ellos en la oficina.

Protégete tú también. Si han estado ausentes mientras tú estabas terminando un proyecto importante, envía un correo electrónico sin complicaciones en el que les digas que tienes que entregarlo mañana a las cinco de la tarde y que adjuntas un borrador, explica Abbajay. Indica que, si tienen alguna pregunta, deben hacértelo saber antes de las cuatro de la tarde.

Establecer más conexiones te ayudará a garantizar que tu carrera siga avanzando incluso si tu jefe no aboga por ti

Y no te estanques. Cuando a la doctora Ahn, psicóloga social, le asignaron orientadores que se mostraban distantes e indiferentes durante sus años de estudiante, quedó para tomar café con otros profesores e investigadores a los que admiraba.

"La sensación es un poco de vulnerabilidad", reconoce. Pero establecer más conexiones te ayudará a garantizar que tu carrera siga avanzando incluso si tu jefe no aboga por ti.

El tóxico

¿Deberías echar a tu terrible jefe? Merece la pena intentarlo, dice Robert Sutton, un profesor de la Universidad de Stanford que ha escrito libros sobre cómo trabajar para imbéciles.

"A veces, los empleados olvidan que las empresas no quieren malos jefes", explica Sutton.

Empieza por documentar su mal comportamiento y cómo repercute. Guarda los correos en los que el jefe envíe insultos denigrantes. Lleva un diario, anota la fecha, la hora y lo que ha ocurrido. Por ejemplo, el arrebato del jefe durante una reunión hizo que un compañero se fuera al baño llorando.

Después, reúne a un grupo, señala Sutton. Haz que tus compañeros también escriban un diario. Recuerda a una oficial de control de animales que primero acudió al jefe de su jefe para quejarse de su superior verbalmente abusivo. No pasó nada. Entonces, ella y sus compañeros volvieron con sus diarios. De repente, el equipo tenía un nuevo jefe.

Foto: El trabajo soñado: Vivir en un hotel de lujo cobrando 2.000 euros al mes (Pixabay)

La clave es encontrar a una persona con poder, a ser posible alguien que tenga relaciones cordiales con un miembro del equipo. Es arriesgado, puede que tu equipo no tenga suficiente tirón para provocar el cambio. Prepara tu currículum y busca también otras oportunidades, dice Sutton, por si el motín no tiene éxito. Aun así, muchos líderes pueden convencerse de que mantener a un mal jefe es más perjudicial que beneficioso.

"Cuando todo el mundo sigue quejándose a los que mandan, es cuando empiezan a creérselo", dice.

Hacer las maletas

A veces, simplemente es el momento de irse. Si tu jefe supone una molestia y te gusta la empresa, los consultores de carrera te pueden aconsejar intentar un cambio interno. Agradece a tu jefe que te haya ayudado a crecer y explícale que te gustaría ampliar tus conocimientos en otro departamento.

Para evitar acabar con otro mal jefe, dentro o fuera de la empresa, comprueba en LinkedIn si hay gente que haya dejado recientemente el departamento que estás considerando, dice Matt Kerr, reclutador de ejecutivos en el área de Chicago. Durante las entrevistas, "toma notas, apunta nombres", añade, y aprovecha tu red para obtener comentarios sin filtro sobre tus posibles futuros compañeros.

Haz preguntas directas en las entrevistas: ¿qué pasó con la anterior persona que ocupaba el puesto? Si obtienes respuestas diferentes de distintas personas, es una señal de alarma, dice Kerr. ¿Qué ha hecho que la gente del departamento tenga éxito y qué lo ha impedido? Observa cómo tratan los jefes a sus asistentes administrativos.

Kerr recomienda intentar mantenerse en un puesto de trabajo durante al menos un año para evitar que se hagan preguntas por el currículum. Pero todo el mundo tiene derecho a un respiro en su carrera, dice.

"La vida es demasiado corta para trabajar para idiotas", añade.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'

Se pasea detrás de ti o te envía un mensaje cada 10 minutos para preguntarte por el informe que no está previsto hasta la semana que viene. Es un escandaloso, un abusón, un experto en lanzar indirectas pasivo-agresivas, generalmente delante de todos tus compañeros. O tal vez te ha abandonado y ha dejado que te las apañes tú solo en tu nuevo empleo.

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