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Lo que valía hasta ahora ya no vale: los países buscan métricas para desescalar bien
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Lo que valía hasta ahora ya no vale: los países buscan métricas para desescalar bien

Las métricas que hasta ahora servían de referencia para actuar a los países europeos se están desmoronando y volviéndose menos fiables según se reducen los nuevos contagios

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Según se reduce el ritmo de contagios en Europa, los gobiernos empiezan a plantearse cuál es la mejor hoja de ruta para medir el progreso de la enfermedad y así preparar la desescalada.

Algunos se están dando cuenta de que las métricas que usaban cuando los casos crecían exponencialmente se están volviendo ahora más difíciles de interpretar o que son, sencillamente, demasiado volátiles cuando las infecciones se miden en centenas y no en millares.

La búsqueda de nuevas estadísticas fiables es otro desafío al que se enfrentan los países que empiezan a levantar el confinamiento y que tratan de reanudar la actividad sin que se dispare el riesgo de una segunda ola de contagios.

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Alemania, Francia, España, Italia y otros países han sido golpeados con dureza pero ya ven como los casos diarios están por debajo del millar. Para muchos expertos los números se van a estabilizar en esos niveles, permitiendo a los hospitales soportar el ritmo de pacientes en el futuro cercano.

Cuando los 'länder' alemanes ordenaron el confinamiento, la canciller, Angela Merkel, señaló a la tasa de reproducción, o R, que indica a cuantas personas contagia en promedio un infectado, como el factor a vigilar.

Siempre que R se mantenga por encima de uno —lo que indica que esa persona ha infectado de media al menos a otra— la enfermedad seguirá creciendo exponencialmente y amenazando la capacidad del sistema sanitario para no colapsarse. Pero si cae por debajo, es que la infección pierde fuerza.

Merkel, que escribió su tesis doctoral sobre química cuántica en 1986, explicó en una rueda de prensa el 16 de abril que el éxito del confinamiento se basaría en la capacidad para empujar R por debajo de uno.

Esa tarea se ha convertido desde entonces en una cruzada de las autoridades, con líderes que van desde Merkel hasta el 'premier' Boris Johnson usándolo el concepto en sus intervenciones. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, dijo el pasado mes que el foco en la región se había contenido porque R bajó hasta 0,8.

La tasa de R se calcula de diferentes maneras según el país. En Alemania, se calcula dividiendo el número de infecciones en los cuatro días últimos días entre los cuatro días anteriores a esos. El miércoles, según el Instituto Robert Koch, que mide el progreso de la pandemia, estaba en 0,81.

placeholder Personas tocando instrumentos en un parque de Berlín. (Reuters)
Personas tocando instrumentos en un parque de Berlín. (Reuters)

Uno de los problemas de R es que puede subir incluso cuando el número de infectados a nivel general está cayendo. Eso se debe a que un foco en una fábrica, un colegio o una residencia puede elevar la cifra R en toda una población. Esta métrica es más fiable cuando se usa en tiempo real a la vez que se hacen test masivos.

Países como Alemania, Austria o Corea del Sur han hecho suficientes test como para medir con relativa precisión R, según los epidemiólogos

Por contra, Reino Unido ha tenido muchos problemas a la hora de hacer test y el Gobierno se basa en cuatro o cinco modelos diferentes, cada uno con su metodología y diferentes métricas, para estimar con precisión esta tasa.

Otro problema es la alta volatilidad de R cuando los nuevos casos cae. En Alemania la cifra ha fluctuado fuertemente en los últimos días, desplomándose al 0,6 antes de dispararse hasta el 1,1 para luego bajar de la unidad en dos semanas.

Foto: Un ciclista circula por Viena el pasado 20 de marzo (Reuters)

El Instituto Robert Koch ha intentado explicar esas fluctuaciones. En un país de 83 millones de habitantes con un número de casos diarios que suele estar en el entorno de los 1.000, un fuerte foco muy localizado puede desvirtuar la tasa R incluso cuando la tendencia del virus no ha cambiado a nivel nacional. Uno de esos brotes se dio en los últimos días, con cientos de trabajadores inmigrantes de mataderos siendo infectados por el coronavirus.

Si R escala por encima de 1 y se mantiene durante un tiempo, "habría que tomar medidas. Pero unos cuantos días por encima no suponen un problema", explica el doctor Lars Schaade, vicepresidente del instituto.

Cuando los estados federales alemanes acordaron levantar de manera coordinada el confinamiento a principio de mes, intentaron crear nuevas métricas de referencia para medir el nivel de amenaza del virus. Las administraciones locales tienen ahora la tarea de volver a instalar la cuarentena si los casos suben por encima de los 50 por cada 100.000 habitantes en un periodo de una semana.

El Gobierno italiano, por su parte, está estimando R tanto a nivel nacional como regional con la intención de mantenerlo por debajo de 1. Es uno de los criterios que las autoridades van a vigilar a la hora de monitorizar los efectos de la reapertura de la economía y de la vuelta de las interacciones sociales. Un empeoramiento de R y otras métricas podrían obligar a imponer restricciones a nivel local, ha explicado el Gobierno.

En Francia, las autoridades han quitado peso al número de infectados, ya que los test se han focalizado en personas con síntomas, ya que el país no tiene capacidad para hacer las pruebas a grandes grupos de asintomáticos.

En vez de eso, el Gobierno está midiendo el nivel de expansión con dos datos principales: el número de camas UCI ocupadas y la proporción de casos sospechosos dentro del total de personas que llegan a las urgencias de los hospitales. Está midiendo ambas cifras en todas las regiones del país para determinar dónde establecer restricciones de movimiento y de reunión.

Países más pequeños como Bélgica, Países Bajos o Luxemburgo no dan tanto valor a R, sino que se concentraron en diferentes indicadores diarios como el número de nuevos infectados, la ocupación de camas UCI, las muertes y los ingresos hospitalarios.

placeholder Una persona con mascarilla frente al Museo del Louvre, en París. (Reuters)
Una persona con mascarilla frente al Museo del Louvre, en París. (Reuters)

Reino Unido sí que ha puesto R en el centro de su estrategia de desescalada, pero también monitoriza el número de infectados. Johnson anunció el pasado domingo un sistema de alerta con cinco niveles para guiar el desconfinamiento, alegando que el escalón será determinado mayoritariamente por R y el número de casos de coronavirus. Según explicó, R está actualmente entre 0,5 y 0,9, apuntando a que el Gobierno tiene que ser cauto relajando el confinamiento.

Ian Diamond, director de la Oficina Nacional de Estadísticas de Reino Unido, afirmó la semana pasada en un comité parlamentario que "R por si sola no es suficiente. Hace falta que venga acompañada por la prevalencia" como medida para saber la expansión del virus en la población.

Los expertos del sistema sanitario inglés y de la Universidad de Cambridge, cuyo trabajo alimenta los cálculos del Gobierno, utilizan datos de los dispositivos móviles como 'smartphones' de la población. Así, estiman que Inglaterra estará cerca del 0,75 a nivel estatal, pero con cifras diferentes que van desde del 0,4 de Londres al 0,8 del noreste del país.

Foto: Boris Johnson. (Reuters)

Su modelo también sugiere que la razón por la que R está tan baja en Londres se debe a que mucha gente ya ha tenido el virus y no tiene riesgo de volver a infectarse, el conocido efecto de la inmunidad de grupo. El modelo estima que alrededor de 1,8 millones de londinenses podrían haber superado el virus, una quinta parte del total de los habitantes de la ciudad.

Las autoridades británicas explican que R es una estimación con datos de diferentes fuentes, incluyendo ingresos hospitalarios y muertes, encuestas de interacciones sociales o los resultados de test positivos o de aquellos que tienen anticuerpos. Consideran que R está en un nivel similar en todo Reino Unido, aunque no descartan que haya ciertas diferentes entre las regiones.

Según se reduce el ritmo de contagios en Europa, los gobiernos empiezan a plantearse cuál es la mejor hoja de ruta para medir el progreso de la enfermedad y así preparar la desescalada.

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