Pekín insiste en frenar al yuan al replegarlo hasta mínimos desde diciembre de 2012

China sigue protagonizando con su divisa un movimiento que no tiene precedentes en los últimos tiempos. Hay que retroceder dos décadas, hasta los años 1993 y 1994, para ver al yuan cayendo como está cayendo ahora contra el dólar estadounidense. Pero ni siquiera esa comparación temporal resulta válida. En aquellos tiempos Pekín llegó a tener dos cambios para su moneda y en 1994 ejecutó una devaluación del 50%. Por eso, que pase lo de ahora, esto es, que la divisa del gigante asiático se haya depreciado casi un 3,5% desde mediados de enero, constituye una novedad desde la irrupcion de China a los primeros puestos dela economía mundial -ya cuenta con el segundo mayor Producto Interior Bruto (PIB) del mundo, sólo por detrás de EEUU-.

Esta trayectoria, auspiciada por Pekín y el banco central chino -Banco del Pueblo de China (BPCh)- porque las autoridades todavía manejan su evolución, provoca que la moneda se haya frenado hasta los 6,25 yuanes por dólar, su cambio más bajo desde diciembre de 2012. Aunque el billete verde sigue siendo la gran referencia para China, la debilidad del yuan tambien se proyecta contra otras divisas, como el euro. La moneda única roza ya los 8,65 yuanes, su cambio más alto desde noviembre de 2011. En 2014, el euro acumula una apreciación próxima al 4% contra el yuan.

Este comportamiento contrasta con la lenta, pero continua, revaluación que venía experimentando el yuan desde que Pekín levantó su anclaje contra el dólar en julio de 2005. Tras una década fijado en los 8,277-8,28 yuanes por dólar, hace casi nueve años las autoridades entendieron que la nueva China necesitaba ir fortaleciendo y liberalizando su divisa. Desde entonces, se ha apreciado cada año contra el dólar, con la excepción de 2009, año en el que lacongelaronen los 6,828 yuanes para sortear los peores momentos de la crisis.

Ahora, sin embargo, China se está esforzando en demostrar que su moneda no sólo tiene que subir, sino que también puede bajar. De hecho, fue uno de los motivos que figuró tras la decisión que adoptó en marzo de ampliar las bandas de fluctuación diaria del yuan hasta el 2%. Al mismo tiempo, su decisión de querer frenar a su divisa coincide con las crecientes dudas sobre el ritmo al que se está desacelerando la economía china. En el primer trimestre, el crecimiento chino se enfrió hasta el 7,4%, la tasa más reducida desde el tercer trimestre de 2012.