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Giro en Pekín: entre la liberalización del yuan y la réplica al 'Abenomics'
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Giro en Pekín: entre la liberalización del yuan y la réplica al 'Abenomics'

El mundo mira con expectación las últimas maniobras cambiarias de China, que se mueve entre dar más libertad al yuan y las ganas de 'responder' a Japón

Foto: Sede del Banco Popular de China (PBOC) en Pekín
Sede del Banco Popular de China (PBOC) en Pekín

El movimiento comenzó el 21 de julio de 2005. Ese día, Pekín ponía fin al anclaje de su divisa, el yuan o renminbi, con el dólar estadounidense. Dejaba atrás una década en la que la moneda del gigante asiático se mantuvo estable entre los 8,277 y los 8,28 yuanes por dólar. Ese día, las autoridades chinas permitieron que se revaluara un 2%, hasta los 8,11 yuanes. Todo un hito... que ahora podría vivir otro episodio.

Occidente se las prometió muy felices tras ese primerpaso de 2005. Por fin, entendían en Europa y Estados Unidos, China aceptaba elevar el valor de su divisa y dejaba de mantenerla infravalorada para estimular su sector exportador.

Pero corrieron demasiado. Una cosa es que Pekín comprendiera que debía levar las anclas del yuan y otra muy distinta que fuera a dar paso a un festival alcista de su divisa. Lo que instauró fue un sistema de flotación sucia. Es decir, anunció que estaba dispuesto a revaluar su moneda, pero siempre de forma progresiva y dirigida, dentro de unos límites, con el banco central -el Banco del Pueblo de China (BPCh) como cuidador.Vamos, que el yuan se iba a apreciar en función de la conveniencia china y dentro de un orden.

Lo demostró con la definición de unas bandas de fluctuación, es decir, el establecimiento de unos límites por encima de los cuales no podría moverse.Primero, permitió que cada día pudiera moverse un 0,3% al alza o a la baja; en mayo de 2007 amplió ese margen al 0,5%; y en abril de 2012, hasta el 1%. Ahora podría dar un paso adicional de mayor calado, puesto que podría ampliar en breve esa banda de fluctuación hasta el 2%. Así lo apuntaron ayer distintas firmas, como Nomura y Bank of East Asia, según recogió la agencia financiera Bloomberg.

Probando... con las mayores caídas desde 2012

Las autoridades chinas están dando muestras de que ese movimiento puede estar próximo. Las recientes caídas del yuan, auspiciadas por Pekín, responderían al deseo de ir preparando el terreno para esa maniobra. En especial, llamó la atención el descenso de este martes, cuando el yuan se depreció un 0,4% contra el dólar, hasta los 6,123 yuanes, en la que fue su mayor caída diaria desde mayo de 2012. Contra el euro se dejó un 0,5%, hasta los 8,425 yuanes, aunque en su caso fue más de rebote, puesto que la divisa china continúa vinculada a la estadounidense.

Hoy está dando continuidad a este descenso. El yuan cede otro 0,1% contra el dólar, hasta los 6,127 yuanes, enla que es laséptima jornada consecutiva a la baja la moneda China. En este intervalo se ha depreciado un 1,2% contra el billete verde.

Si Pekín confirma esas expectativas, daría otro paso más hacia la liberalización del tipo de cambio de su moneda, algo que se le vienen reclamando desde distintos países, como Estados Unidos, y diferentes foros u organismos internacionales, como el G-7 o el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde hace más de una década. Confirmaría de ese modo que comienza a asumir el nuevo papel que le corresponde al país y a su divisa en el concierto económico y financiero mundial. Según el último informe trienal de divisas del Banco Internacional de Pagos (BIS), el yuan ya figura entre las diez divisas más negociadas del mundo, puesto que en 2013 estaba presente en el 2,2% de las transacciones, frente al 0,9% de 2010. Y eso sin que el mercado cambiario y comercial chino sea completamente accesible.

Sube, pero también puede bajar

Además de que las últimas bajadas del yuan pueden responder a las pruebas previas para ampliar la banda de fluctuación del yuan, Pekín también buscaría otro propósito con ellas: decirle al mundo que el yuan no solo tiene un camino. Que el movimiento iniciado en 2005 no es únicamente de subida, sino que también puede perder valor.

Este mensaje perseguiría dos fines: el primero, ahuyentar el flujo de dinero caliente que únicamente entra en China a laespera de que el yuan suba para luego repatriar los rendimientos derivados de esa apreciación.

En cuanto al segundo, consiste en resaltar que China no es ajena a lo que está ocurriendo en otros paísesemergentes y asiáticosy a los efectos colaterales de la retirada de los estímulos en EEUUy que, llegado el caso, puede frenar o interrumpir la revaluación del yuan.Sobre todo, si entiende que la economía requiere un respiro, como puede ocurrir ahora, cuando el país persigue un enfriamiento controlado de su crecimiento.

En respuesta a Japón

China ya demostró de lo que es capaz en este terreno tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Tras el colapso que siguió a este episodio, el BPChfrenó en seco la subida del yuanhasta que la situación económica y financiera se asentó. Así, entre finales de 2008 y mediados de 2010, lo congelóen los 6,82 yuanes.

Recordando este precedente, la reciente debilidad delyuan no sólo genera expectación por el avance que puede suponer hacia su liberalización, sino que tambiéngenera incertidumbre porla posibilidad de que Pekín esté debilitando el yuan como paliativo ante una ralentización mayor de la prevista. Más aún en un contexto como el actual, en el que la divida china pierde competitividad contra otras monedas, desde el yen japonés hasta emergentes como el real brasileño o el rublo ruso,que se debilitan contra el dólar.

Aunque, sobre todo, en su punto de mira estaría replicar la expansiva política monetaria de Japon y la voluntad nipona de mantener un yen débil. "El gobierno chino ha criticado duramente el Abenomics y la devaluación del yen, mientras Japón y Corea continúan siendo su principal competencia como exportadores", subraya Steen Jakobsen, economista jefe y responsable de inversiones de Saxo Bank. En su opinión, Pekín se ha cansado de este juego, después de que el yuan se revaluara un 14% contra el yen en 2012 y otro 25% en 2013,y"el gigante asiático parece haberse embarcado en un cambio fundamental de su política monetaria con esta jugada para debilitar el renminbi".

El movimiento comenzó el 21 de julio de 2005. Ese día, Pekín ponía fin al anclaje de su divisa, el yuan o renminbi, con el dólar estadounidense. Dejaba atrás una década en la que la moneda del gigante asiático se mantuvo estable entre los 8,277 y los 8,28 yuanes por dólar. Ese día, las autoridades chinas permitieron que se revaluara un 2%, hasta los 8,11 yuanes. Todo un hito... que ahora podría vivir otro episodio.

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