"Retirarnos juntos", la última petición de Galán a su guardia de corps

Ignacio Sánchez Galán afronta en tres semanas el que puede ser su último gran plan estratégico como presidente de Iberdrola. El próximo 21 de marzo, el directivo salmantino reunirá en Londres a los principales inversores del grupo energético nacional para presentarles su visión para el periodo 2024-2026. Una hoja de ruta con la que culminará su mandato como comandante en jefe de la primera eléctrica española y segunda del mundo en el sector de las renovables.

El evento, que se celebrará en la sede de Allen & Overy, uno de los numerosos bufetes con los que trabaja Iberdrola, es el último gran desafío de Galán, que ha sido uno de los ejecutivos del Ibex que más valor ha generado para sus accionistas en las últimas décadas. Su éxito como gestor es indiscutible en este periodo de tiempo, en el que ha multiplicado por más de cinco veces el valor del grupo, a la par que ha remunerado de forma constante y creciente a sus inversores.

Sin embargo, el fracaso de la compra de PNM Resources por 11.000 millones de dólares, operación tumbada por las autoridades de EEUU, con la que iba a afianzar su posición en el país que, para Galán, es el más seguro del mundo desde el punto de vista empresarial, ha tocado la confianza ciega que los gestores de fondos de pensiones, de inversión y familiy offices tenían en Galán. La prueba es que, tras presentar el pasado jueves un beneficio récord de 4.800 millones de euros, la cotización ha caído cerca de un 3% en dos días. En el año, el descenso es del 10%, comportamiento que ha provocado inquietud en la cúpula de la empresa vasca.

En la reunión del pasado jueves para detallar las cuentas de 2023, los inversores le pidieron a Galán en varias ocasiones que les diera alguna pista de por dónde iría el nuevo guidance 2024-2026, después de que el gran deal de Estados Unidos no saliera adelante. Un golpe bajo, nunca sufrido por una compañía española en EEUU e inesperado, a tenor de las reiteradas manifestaciones de optimismo del presidente sobre esa transacción. Pero el primer ejecutivo de Iberdrola les llamó a la calma, que tuvieran paciencia, y aseguró que el 21 de marzo conocerían los nuevos pasos para seguir creciendo casi al 10% anual en ingresos y beneficio.

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A Galán le toca frotar la lámpara y diseñar una estrategia con sex appeal para convencer a un mercado al que la abultada deuda de Iberdrola y la caída de los precios de la electricidad han inyectado prudencia. Distintas fuentes aseguran que el presidente tiene previsto anunciar el desembarco en nuevas áreas geográficas, como la asiática, con India, el país que más crece de la zona, como foco principal, tras agotar el potencial de crecimiento en Europa y el paso atrás en Estados Unidos. Un país que, si vuelve a ser gobernado por Donald Trump, será una amenaza para empresas de renovables como la española.

Y Galán afronta este reto con su equipo titular al borde la jubilación. Pepe Sanz Armada, director de Finanzas, Control y Desarrollo Corporativo (CFO), entra este año en la edad de la retirada. Lo mismo que Jesús Martínez, el número dos de Sanz Armada y que además se encarga de gestionar la tesorería. Dos personas que, junto a Ignacio Cuenca, el responsable de la Relación con Inversores, probablemente el mejor del Ibex, han sido los lugartenientes del presidente, que hasta hace poco no tenía consejero delegado. Ellos han sido vitales para Iberdrola, especialmente en los dos últimos años, cuando los tipos de interés han golpeado con dureza a sus competidores.

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La española ha salido casi indemne de un endurecimiento de las condiciones de créditos gracias a que ha llegado a acuerdos con fondos como el soberano de Noruega y el de Abu Dabi para compartir inversiones o, lo que es lo mismo, ahorrar dinero (capex) y gastar menos, para no engordar aún más la deuda, que a finales del pasado año se acercaba a los 48.000 millones. Además, ha vendido el negocio en México, un país que la había puesto en la diana y del que ha salido con 5.600 millones en el bolsillo, que cobrará esta semana. Un dinero que servirá para bajar el pasivo a 42.500 millones, pero por el que paga ya un tipo de interés del 5,11%, un punto más —4,14%— que en 2022 y, sobre todo, casi el doble respecto al 2,86% que pagaba en 2020.

Según fuentes próximas a Iberdrola, Galán les ha pedido a Pepe Sainz, duque de Rivas, y a Chus Martínez, que no se jubilen todavía, que aguanten dos años para poner en marcha el nuevo plan estratégico 2024-2026, para "retirarnos juntos". Ese "juntos" significa que al presidente también se le ha pasado por la cabeza dejar el mando de la eléctrica, a la que llegó en 2002. Su mandato actual finaliza en marzo de 2027, momento en el que tendrá 76 años, edad que actualmente no tiene ningún presidente ejecutivo de una empresa de primera línea del Ibex. Solo Florentino Pérez, su archienemigo, le supera. El presidente del Real Madrid ya tiene esos 76. Pero ACS es una pyme (10.300 millones de capitalización) frente a los 68.300 millones de la energética. Y a Galán, los nietos y la finca de Salamanca cada vez le tiran más, porque tiene poco más que demostrar.

Pepe Sainz Armada y Chus Martínez han reconocido a sus allegados —el primero a sus vecinos de la lujosa urbanización de Sotogrande, Cádiz— que están cansados y que quieren jubilarse ya. No obstante, la influencia e insistencia del jefe, que se quiere despedir con algo grande, para poner la guinda a un legado difícil de repetir, les está haciendo dudar. Tanto como el próximo bonus que cobrarán en 2026.

Porque Galán, que el año pasado obtuvo una remuneración de 13,8 millones, cuida, y muy bien, a sus hombres de confianza. Como Ángel Acebes, el que fuera ministro del Interior y Justicia con José María Aznar, que el año pasado ganó 766.000 euros, un 54,7% más, gracias a ser incluido en la comisión ejecutiva y nombrado presidente de la comisión de nombramientos. Más de lo que factura con su sociedad personal, Doble A Estudios y Análisis, Isabel Tejerina, también exministra del Partido Popular, recibió 319.000 euros.