Garamendi, Génova y una 'liebre': qué se mueve en la lucha por CEOE

La vuelta del verano ha convertido el país en un tablero electoral. Todo está en liza. Los diferentes tronos políticos (municipales y autonómicas, primero; y generales, después) y el cetro de la patronal empresarial CEOE. Esta es, de hecho, la primera gran cita a finales de noviembre. Su presidente Antonio Garamendi arrancó septiembre marcando territorio con el anuncio para su reelección, algo descontado pero nada baladí, sobre todo sabiendo que desde la primavera pasada había ruido de sables para armar una candidatura rival. Ahora, a medida que el calendario se ajusta, con las elecciones a la vuelta, el próximo 23 de noviembre, es el momento de descubrir las cartas.

El primero en darse mus en esa partida fue Miguel Garrido, presidente de CEIM. Este lunes, la patronal madrileña decide el sentido de sus 45 votos, aunque su máximo dirigente ya ha manifestado en público y en privado su apoyo a la reelección de Garamendi. Esto no quita para que su nombre fuera la primera opción para disputar el trono de CEOE, una bandera que estaba dispuesto a seguir Josep Sánchez Llibre, presidente de la catalana Foment y vicepresidente 'sin poderes' en Madrid, donde su influencia ha sido menor durante este mandato en comparación con su peso político en Barcelona. Pero pese a compartir críticas respecto al presidente, la dupla del puente aéreo no cuajó.

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El epicentro de la gran fisura se remonta a finales de 2021, con el acuerdo de CEOE y Cepyme con la reforma laboral. El pactismo de Garamendi abrió una brecha dentro de Foment y CEIM, así como en el ecosistema de la pequeña empresa representada por Gerardo Cuerva, que pese a firmar el proyecto del Gobierno renunció a posar en la foto del acuerdo con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Desde ese momento y durante las semanas posteriores, se esforzó en desmarcarse del contenido firmado, con un intenso maratón mediático donde hizo gala de sus cualidades contorsionistas. Por todo ello, su nombre fue el segundo en sonar como potencial rival.

A las puertas del verano, todo el impulso opositor pasaba por Cuerva. Además, había agravios directos que alimentaban la causa. Por un lado, el nacimiento durante este mandato de la Confederación Nacional de Pymes (Conpymes), plataforma rival por el espacio de Cepyme, que contó con el respaldo implícito del Gobierno en su presentación social a través de la participación de Begoña Pérez, mujer de Pedro Sánchez, como madrina del acto. Por otro, porque entre sus valedores figura Pimec, la patronal de micro, pequeña y mediana empresa en Cataluña, donde su discurso choca con los intereses que defiende Sánchez Llibre como presidente de Foment.

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Sin embargo, todo este caudal sigue sin dar con un candidato que mueva votos, tanto de su organización, como podían ser CEIM o Cepyme, de las más influyentes, como de otras asociaciones o sectoriales de peso. En esa tesitura, con el calendario ya encima, ha enseñado la patita Gerardo Pérez, presidente de Faconauto, patronal de concesionarios oficiales de automóviles, tercero en discordia y, de momento, la liebre que los críticos han asomado para sondear el clima de opinión. De momento, no hay candidatura oficial como tal, pero sí interés por demostrar que hay voluntad por disputar la presidencia de CEOE y, quién sabe, ganar tiempo por si Cuerva se anima.

Lo que sí está pasando ya por los subterfugios de la campaña es el tráfico de información para pinchar las opciones de los candidatos. Más allá de las críticas a Garamendi por decisiones sobre su mandato, sostenido en los momentos de mayor tensión por grandes firmas del Ibex (Banco Santander, Telefónica, Acciona o Inditex), también circula ya munición sobre sus usos y costumbres como presidente de CEOE. De la misma manera, el 'entourage' de CEOE ya ha buscado algún 'pero' en la red de empresas de Pérez desde que es presidente de Faconauto. Nadie quiere apretar el botón rojo, pero todo dependerá de cómo esté de disputada la campaña… en caso de haberla.

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Quien tampoco ha enseñado sus cartas es Garamendi, a quien flanquearán varios de los pesos pesados actuales (hay nueve vicepresidencias). Sin embargo, entre las posibles novedades, no sorprendería que Fátima Báñez, exministra de Trabajo del PP, ocupe un lugar más destacado en este mandato, después de haber aceptado la presidencia de la Fundación de CEOE. Su papel fue clave en la crítica relación de la patronal con Pablo Casado y ahora se antoja más relevante aún para engrasar la relación con el equipo de Alberto Núñez Feijóo, aunque su capacidad de interlocución real sea menor de la que muchos atribuyen a su figura.

En las últimas semanas, el presidente de CEOE ha subido el tono de su discurso, a diferencia de lo ocurrido con otros hitos de la legislatura. También él está en campaña. Tanto con motivo del anuncio de los impuestos especiales a energéticas y banca como con la subida de las cotizaciones sociales para sufragar la subida de las pensiones, Garamendi ha sido generoso en reproches al Gobierno de coalición con el vigor que otros pesos pesados de la patronal venían reclamando desde hace tiempo. Pero, en ningún caso, este acelerón a estas alturas de partido es suficiente para que los críticos olviden sus penas y cedan en sus planes de armar una candidatura rival.

Esta semana se antoja decisiva para la configuración de esa candidatura rival. El globo sonda deslizado a través de Pérez ha servido para tomar el pulso de las opciones reales. Foment, Faconauto, Anfac, Seopan y Asaja están en esa sala de máquinas, aunque movilizan el malestar de otras sectoriales no alineadas con el voto continuista de sus patronales. Garamendi hace ver que la oposición son "focos aislados", aunque parece demostrada la falta de unanimidad absoluta en torno a su figura. Incluso hay quienes abogan por la conveniencia de otro candidato por el puro ejercicio de que haya más de una opción. En breve, veremos si hay campaña y si usan munición de guerra.