La cadena belga Delhaize retirará 300 productos de Unilever

El enfrentamiento entre las cadenas de supermercados y sus proveedores se intensifica. La última batalla se libra en suelo belga donde la cadena de supermercados Delhaize ha retirado 300 productos de la multinacional anglo-holandesa Unilever de sus almacenes después de que las negociaciones sobre los precios de los productos hayan llegado a punto muerto, según informa The Wall Street Journal.

La decisión afecta a más de la mitad de los productos suministrados por el fabricante de productos de alimentación y consumo entre los que el té Lipton, el suavizante Mimosín, las sopas Knorr, el jabón Dove o el champú Sunsilk. Delhaize tiene 2.500 almacenes en cinco continentes, incluyendo más de 1.500 sólo en Estados Unidos, aunque la medida afecta a los supermercados situados en Bélgica.

Esta decisión pone de manifiesto la creciente tensión entre los minoristas y los proveedores a medida que la recesión se recrudece y el gasto de los consumidores se deteriora. Las grandes cadenas de supermercados de todo el mundo están presionando cada vez más a las distribuidoras con el objetivo de conseguir menores precios o mejores condiciones en las compras que se trasladen al cliente final. Según los expertos, la debilidad del consumo unido al auge de los almacenes con descuentos ha situado a las cadenas de supermercados contra la espada y la pared y se muestran ahora desesperados por recortar precios.

En España, tal y como avanzó El Confidencial Mercadona también ha decidido retirar de las estanterías de sus 1.200 supermercados, productos de compañías como como Calvo, Vileda, Nutrexpa (Nocilla), Nestlè, Sara Lee (Bimbo y Cruz Verde), Don Simón (zumos bio) o Pascual (yogures líquidos), entre otras grandes corporaciones alimentarias o de droguería. Por el contrario. Por su parte, Carrefour España ha querido dejar claro que no va a eliminar de sus lineales productos con marca de los fabricantes.

Exigencias en cuanto a precios

Unilever quiere introducir varias  exigencias en cuanto al surtido y los precios, que se traducirían en aumentos de precio para el consumidor hasta el 30%, lo que ha provocando el enfado de  Delhaize que ha calificado la decisión de inaceptable por lo que cancelamos varios encargos, ha dicho un portavoz de la empresa.

“Además de su aumento de tarifa anual oficial, Unilever ha puesto fin a todos los descuentos comerciales que habíamos negociado durante varias décadas para reforzar sus exigencias, por lo que nuestro precio neto de compra sube con un 20 hasta un %, dependiendo del producto, explican desde Delhaize.

Unilever, por su parte, admite que quiere poner en práctica nuevos precios, pero desmiente las cifras que destaca Delhaize, al tiempo que exige la garantía de que la cadena de supermercados ofrezca el surtido completo de sus productos al consumidor, incluidas las novedades, a lo que Delhaize se niega.

La empresa belga ha colocado letreros en sus supermercados para indicar a los consumidores cuáles son los productos alternativos para los que han desaparecido de las estanterías.

Los expertos destacan que la decisión de Delhaize es arriesgada para ambas partes, dado que el grupo perderá clientes que son fieles a ciertos productos, mientras que Unilever perderá los ingresos por los clientes que permanezcan leales a su supermercado.

El mes pasado, Terry Leahy, presidente ejecutivo de la cadena de hipermercados británicos Tesco, pidió a los proveedores que trasladaran a sus productos las últimos caídas de los precios de las materias primas y del crudo de tal manera que los consumidores pudieran beneficiarse de esos descuentos.

En el cuarto trimestre, Unilever, por el contrario, aumentó los precios en más de un 9% en todo el mudo, aunque ya ha sugerido posibles moderaciones de los precios en el futuro.