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La crisis golpea a la gestión: oleada de despidos en Banif, Fidelity, JP Morgan, BlackRock, Schroders y Alliance
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La crisis golpea a la gestión: oleada de despidos en Banif, Fidelity, JP Morgan, BlackRock, Schroders y Alliance

La gestión de activos no podía ser inmune a la durísima crisis económica ni, mucho menos, a la catástrofe sufrida por los mercados este año. Las

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La crisis golpea a la gestión: oleada de despidos en Banif, Fidelity, JP Morgan, BlackRock, Schroders y Alliance

La gestión de activos no podía ser inmune a la durísima crisis económica ni, mucho menos, a la catástrofe sufrida por los mercados este año. Las consecuencias se habían hecho esperar hasta ahora, pero este fin de año ha traído una oleada de despidos en numerosas gestoras de fondos y bancos privados. La explicación unánime es la caída del patrimonio gestionado y, en consecuencia, de las comisiones, lo que obliga a adecuar la estructura a este entorno más complicado. Es decir, a despedir empleados.

Es lo que ha ocurrido en varias importantes gestoras extranjeras como Fidelity, JP Morgan, BlackRock, Schroders o Alliance & Bernstein (esta última ha cerrado su oficina en España), así como en el principal banco privado español: Banif (filial del Santander). Este negocio se basa en los activos bajo gestión, y si éstos bajan, hay que reducir la estructura de costes. Es así de simple, explican en una de las gestoras citadas. Las gestoras extranjeras han sufrido en 2008 la mayor caída de patrimonio de su historia.

La mayor cantidad de despidos, siete, se ha producido en Fidelity. La afectada más conocida es Desiree Gomar, una histórica de la firma en España, donde era la responsable de distribución para retail. Este recorte se produjo en octubre como parte de una política de reducción de costes para adaptarnos a la actual situación del mercado, según un portavoz de la firma, que sustituyó en agosto a su anterior responsable en España, Rafael Febres-Cordero, por Sebastián Velasco. Pese a ello, la filial de la mayor gestora de fondos del mundo (1,5 billones de dólares, oficialmente) mantendrá una de las estructuras más numerosas del sector en España: 19 personas.

JP Morgan, líder de las gestoras españolas por patrimonio, ha despedido a cuatro personas como parte de una reestructuración por culpa de las condiciones de mercado actuales. La entidad que dirige Javier Dorado mantiene un equipo de ocho personas en nuestro país. Otra de las grandes, BlackRock (la antigua gestora de Merrill Lynch), ha relevado a su responsable en España, Delfina Pérez, dentro de un proceso de despidos en todo el mundo y una reorganización regional del negocio. Pérez accedió al cargo en 2007 y todavía no tiene sustituto. De momento, no se han producido más despidos en la filial española.

Otra entidad que ha reducido su estructura después de cambiar a su responsable en España es Schroders. Su nuevo director, Leonardo Mathias, ha cerrado la oficina de Lisboa para centralizar el negocio de la Península Ibérica en Madrid, con lo que ha despedido a dos personas en Portugal. Además, ha abandonado la firma en España Alfonso del Moral, lo que reduce el equipo a 11 personas, según Funds People. Finalmente, la segunda gestora que cierra su oficina en España, después de Eaton Vance, es Alliance & Bernstein. Su responsable, la histórica del sector Beatriz Barros de Lis, y otras dos personas abandonan la firma.

El patrimonio gestionado por estas entidades se ha desplomado por cuatro razonesprincipales: la más evidente es el hundimiento de las bolsas (superioral 40%), que ha provocado fuertes pérdidas en todos los productos quetengan renta variable, que no son compensadas por las ganancias de losfondos de deuda; la segunda es el fiasco de los monetarios dinámicos,que prometían la panacea de una alta rentabilidad sin riesgo; en tercerlugar, la ofensiva comercial de los depósitos para cubrir lasnecesidades de liquidez de la banca, para lo cual han aconsejado a losclientes sacar el dinero de sus fondos; y la tercera y más preocupante-porque es un cambio estructural- es la desconfianza de los inversoresen los gestores y en las propias entidades tras la avalancha derescates y nacionalizaciones.

La banca privada también sufre

Las gestoras de patrimonios también tienen que adecuarse a los nuevos tiempos. Y el mayor banco privado, Banif, ha dado el primer paso con el despido de 20 personas de una plantilla de 700. Es habitual que los bancos privados despidan a fin de año a los profesionales cuyo desempeño no ha estado a la altura esperada, pero lo cierto es que Banif no había despedido más que a una o dos personas al año en los últimos ejercicios. La crisis ha golpeado de lleno y también debe ajustar su estructura a la nueva realidad.

Un portavoz de la entidad desmiente que se esté planeando una reestructuración más profunda o que se vayan a cerrar oficinas, pese al agresivo plan de apertura de sucursales de los últimos años y al enorme esfuerzo -con el coste correspondiente- realizado para acercar la entidad a un público más retail (algo que siempre se ha interpretado en el sector como una estrategia de Botín para utilizar a Banif como moneda de cambio en alguna operación corporativa). Asimismo, este portavoz niega que los despidos tengan nada que ver con el escándalo de los estructurados de Lehman Brothers.

En el caso de la banca privada, además de los factores señalados para las gestoras, hay que tener en cuenta la pérdida de confianza de los clientes en sus asesores después de haber perdido dinero con prácticamente todos los productos que les han recomendado en los últimos años: no sólo la inversión en bolsa, sino también los monetarios dinámicos, los estructurados -no sólo los que tenían detrás bonos de Lehman, aquellos que todavía tienen valor han perdido mucho por la mala evolución del subyacente-, las materias primas e incluso los de renta fija corporativa.

La gestión de activos no podía ser inmune a la durísima crisis económica ni, mucho menos, a la catástrofe sufrida por los mercados este año. Las consecuencias se habían hecho esperar hasta ahora, pero este fin de año ha traído una oleada de despidos en numerosas gestoras de fondos y bancos privados. La explicación unánime es la caída del patrimonio gestionado y, en consecuencia, de las comisiones, lo que obliga a adecuar la estructura a este entorno más complicado. Es decir, a despedir empleados.

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