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IPIC ofreció el viernes a Botín su último precio por Cepsa: 35 euros por acción
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LA CIFRA, CASI UN INSULTO, DESATÓ LA AMPLIACIÓN DE CAPITAL

IPIC ofreció el viernes a Botín su último precio por Cepsa: 35 euros por acción

Emilio Botín, presidente del Banco Santander, recibió el viernes 7 de noviembre por la mañana una llamada telefónica que iba a resultar trascendental en la pequeña

Foto: IPIC ofreció el viernes a Botín su último precio por Cepsa: 35 euros por acción
IPIC ofreció el viernes a Botín su último precio por Cepsa: 35 euros por acción

Emilio Botín, presidente del Banco Santander, recibió el viernes 7 de noviembre por la mañana una llamada telefónica que iba a resultar trascendental en la pequeña historia de la entidad, y seguramente acabará siéndolo también en el devenir de la banca española en su conjunto. Alfonso Cortina, como presidente de Banca Rothschild en España, llamó al banquero cántabro para hacerle partícipe del último precio que sus clientes de International Petroleum Investment Company, (IPIC), el fondo financiero de Abu Dhabi, estaban dispuestos a abonar por el paquete del 30,6% que el Santander mantiene en Cepsa: 35 euros por acción. Ni uno más.

Después de haber estado a punto de cerrar la operación este verano a un precio que rondaba los 50 euros (era lo que ofrecía IPIC, mientras el Santander pretendía arañar algún euro más), a Botín los 35 euros le parecieron un insulto. No había deal posible a tales precios. El lunes 10 por la mañana, el primer banco privado español conmocionaba el mercado anunciando una sorpresiva ampliación de capital por importe de 7.200 millones de euros. Además de la venta de su paquete en Cepsa, al Santander le había fallado también la venta del Banco de Venezuela así como la de su gestora de fondos y el negocio de seguros.

A primeros de septiembre, un portavoz de la entidad cántabra aseguró a este diario que el acuerdo con IPIC estaba prácticamente cerrado a un precio “ligeramente por encima de los 50 euros por acción”. La firma estaba pendiente únicamente de los “protocolos necesarios por parte del grupo árabe con sus autoridades”. Todo parece indicar que el súbito deterioro de la situación financiera internacional ocurrido a partir de agosto pasado, en paralelo con la caída de los precios del petróleo, ha inducido al fondo de Abu Dhabi a mostrarse cada día más amarrón con el precio ofrecido por Cepsa, para desesperación de Botín y sus gentes.

Al precio pactado en agosto, los citados 50 euros acción o poco más, el paquete del Santander en Cepsa hubiera valido en torno a los 4.200 millones de euros en números redondos. La petrolera, que ayer cerró a 68,70, vale a esos precios 18.382 millones de euros. Pero los gestores de IPIC, viejos accionistas de Cepsa con el 9,5% del capital social, han venido acusando tras las bambalinas a Botín de manipular el precio, artificialmente alto, en Bolsa de la petrolera -el free float apenas alcanza el 6%-, argumento que está en el centro de las diferencias que han enfrentado a las partes en esta larga historia de amor imposible.

Otro argumento contundente manejado por el grupo árabe es que resulta del todo imposible abonar una prima de control por un paquete que, a pesar de su importancia, no es precisamente de control, teniendo en cuenta que con un accionista como Total que controla algo más del 49% (cómoda mayoría en Junta General), el papel de IPIC siempre será de mero escolta de las decisiones que adopte el grupo francés, por más que las relaciones entre ambos grupos sean excelentes. El resultado es que con esos 4.200 millones que hubiera podido obtener por su 30,6% en Cepsa y alguna venta más, Botín no hubiera tenido necesidad de acometer esa ampliación de capital monstruo.

A la altura del 10 de septiembre (como oportunamente publicó el económico Cinco Días) la operación de compraventa se hallaba estancada “por discrepancias en el precio”. Según el citado diario “En el Santander han trabajado duro el fin de semana [6/7 se septiembre] para cerrar la operación de venta a IPIC de su paquete del 30,6% en Cepsa”. Según ello, los responsables del grupo árabe se habrían trasladado ese fin de semana a Madrid para tratar de cerrar un acuerdo con el consejero delegado, Alfredo Sáenz. “Y, aunque el domingo todo apuntaba a un rápido desenlace, éste se ha complicado por desacuerdos en el precio”. La cuerda ha terminado por romperse, tras el drástico recorte de precio efectuado por IPIC.

Emilio Botín, presidente del Banco Santander, recibió el viernes 7 de noviembre por la mañana una llamada telefónica que iba a resultar trascendental en la pequeña historia de la entidad, y seguramente acabará siéndolo también en el devenir de la banca española en su conjunto. Alfonso Cortina, como presidente de Banca Rothschild en España, llamó al banquero cántabro para hacerle partícipe del último precio que sus clientes de International Petroleum Investment Company, (IPIC), el fondo financiero de Abu Dhabi, estaban dispuestos a abonar por el paquete del 30,6% que el Santander mantiene en Cepsa: 35 euros por acción. Ni uno más.

Emilio Botín Cepsa