Los errores de Reyal Urbis ponen a su consejero delegado al pie de los caballos

El sector inmobiliario español ha cometido muchos errores en los últimos años. Pecados  que son veniales en épocas  de bonanza pero mortales en tiempos de crisis. Los últimos meses nos han dado sobrados ejemplos de gestores inmobiliarios que han pagado muy caros sus  fallos. Reyal Urbis, la  inmobiliaria presidida por Rafael Santamaría, no es una excepción. La mala gestión de la compañía pone a su consejero delegado, Pedro Javier Rodera Zazo, a los pies de los caballos. Consultada Reyal Urbis por El Confidencial, ha declinado referirse a la actual situación de Rodera dentro de la inmobiliaria.

Procedente de la dirección general adjunta de Realia, Rodera fue elegido consejero delegado en julio de 2007, un mes después de que Luis Arredondo dejara la breve presidencia compañía, y un año después de que el pez chico (Reyal) se comiera al grande (Urbis), dejando a Banesto 1.200 millones de euros de plusvalías.

“Rodera es muy trabajador, pero no rectifica con facilidad. Es un profesional que funcionaba muy bien al alza, porque era un negociador muy duro, pero que no da resultados a la baja, porque ha dejado escapar buenas oportunidades”, valoran fuentes del sector. Rodera Zazo es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid y diplomado del IESE por la Universidad de Navarra. Como complemento a su formación posee la diplomatura en Gestión Urbanística por el Instituto de Derecho Administrativo (C.S.I.C) y por la Escuela de Estudios Urbanísticos.

Las ‘due dilligence’ del ABC de Serrano

“Rodera ha apostado más por el perfil inmobiliario que por el financiero. Cambió totalmente la organización territorial de Reyal Urbis. Y no tuvo en cuenta el capital humano que había”, añaden. Es vox populi en el sector inmobiliario que “Reyal Urbis ha tenido buenas ofertas por el centro comercial ABC de Serrano encima de la mesa, pero las ha despreciado reiteradamente. Cuando se ha dado cuenta de que eran interesantes, ya era demasiado tarde”. Uno de los detalles más comentados por todo el sector es la falta de diligencia a la hora de elaborar las due dilligence. Con todo, hay unanimidad en otorgar al presidente, Rafael Santamaría, “la responsabilidad de lo que le ha ocurrido a Reyal Urbis”.

En tan sólo dos años, el deterioro de la compañía es más que palpable. La inmobiliaria cerró recientemente una complicada refinanciación de deuda por importe de 3.000 millones de euros, merced al sostén de Santander y Banesto que, como ya publicó este online, no estaban dispuestos a dejarla caer.

La inmobiliaria concluyó el primer semestre del año con una pérdida neta de 331,75 millones de euros, lo que supuso multiplicar casi por diez (+874%) la de 34,05 millones registrada en igual periodo de 2007. La última buena nueva que dio esta inmobiliaria hizo pública fue la reducción de su plantilla en un 20%, lo que supuso la salida de un centenar de empleados de distintas áreas y departamentos. ¿Quién dijo que había que ayudar al sector para no perder empleo? Hasta José Ramón Carabante ha prescindido de los servicios del ex ministro  Miguel Boyer, que ha estado ocupando hasta la fecha un sillón en el consejo de Reyal Urbis en representación de Corporación Financiera Issos.