Zapatero debe licitar un aluvión de obra pública en 90 días para alcanzar las inversiones de 2008

“No está el horno para bollos. El gasto aprobado y no ejecutado no se computa como déficit. Es un dinero que se ahorra. Además, la obra pública en España es tradicionalmente procíclica, y ahora no hay ni un duro”, aseguran estas fuentes. El vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, ya apuntó que en 2009 habría proyectos que tendrían que paralizarse debido a la necesaria austeridad presupuestaria en época de crisis. “Desde el punto de vista estratégico, puede ser una apuesta cuando las cuentas públicas están muy comprometidas”, se añade desde el sector. Hasta septiembre, la licitación de obra pública se situó en 11.675 millones de euros, una cifra que se queda 6.493 millones por debajo del montante licitado en el mismo periodo del año anterior, en que se alcanzaron los 18.168 millones.

Pese a la tozudez de los datos, a quien sí le salen las cuentas es al propio presidente del Gobierno. Sobre todo porque Zapatero se guardó un as en la manga. Recientemente anunció que el ejercicio 2008 iba a cerrarse con una licitación un 11% superior al del pasado año, con más de 15.400 millones de euros. Una cifra tramposa. Y es que con su previsión el presidente excluye de la comparación la inversión realizada en 2007 para el acondicionamiento de las autovías de primera generación, que supusó 5.737,7 millones que prefiere no tener en cuenta. A partir de tan cómodo objetivo, con la salida a concurso de unos factibles 3.725 millones en los tres meses que quedan de año el Ejecutivo se da por satisfecho.