División en CEOE: el presidente de la patronal andaluza se negó a avalar la hoja de ruta del Gobierno

El Comité Ejecutivo de CEOE debía decidir el lunes si se hacía la foto con los sindicatos y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, respaldando así con su presencia una hoja de ruta sobre el diálogo social más declarativa que dotada de contenido real. Ese comité se preveía tenso y no fue precisamente una balsa de aceite. De hecho, alguno de los presentes expresó serias dudas sobre la conveniencia de aparecer en una instantánea que avala un documento de mínimos. No obstante, la cúpula de la organización sí compartía un mismo enfoque. Gerardo Diaz Ferrán y Juan Jiménez Aguilar, presidente y secretario general, las caras de las dos facciones enfrentadas en la patronal, se mostraron de acuerdo en acudir a la cita por responsabilidad, por mucho que la declaración tuviera mucho de brindis el sol.

Es más, el propio secretario general porfió por que al menos se incluyeran algunas menciones referentes a la situación crítica que atraviesa la economía española que maquillaran el documento, con alusiones a la importancia de avanzar en la mejora de la competitividad y de acometer reformas estructurales. Referencias en las que cabe todo, pero que igualmente dejan el documento abierto. Una aproximación que, en todo caso, no fue suficiente para que hubiera unanimidad en la aprobación del documento.

Fue el representante de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Santiago Herrero, quien no avaló la firma de la declaración. Herrero, uno de los críticos a Díaz Ferrán más significados, ya se presentó contra éste durante su elección como presidente de CEOE al abandonar la presidencia José María Cuevas. Muchos dentro de la organización le ven como su principal rival en las elecciones de 2010. “Forma parte de su estrategia de oposición. Además, por consumo interno, de cara a los problemas que sufren los empresarios andaluces, no quería respaldar esa estampa. En todo caso, el Comité entendía que el documento no comprometía a nada y daño no hacía”, aseguran fuentes conocedoras de lo que se habló en la reunión.

Luz y taquígrafos

Otras fuentes de la Confederación no quieren relativizar tanto el valor de la firma: “Se ha suscrito creyéndonos el texto de verdad. No hay que olvidar que a la vuelta de verano la situación económica va a ser mucho peor”. No obstante, estas mismas fuentes no dejan de lamentar que el texto no haga ninguna mención a una reforma laboral en el horizonte. “¿Acaso crees que no nos hubiera gustado. Nuestra pretensión sería que aparecieran esas palabras con luz, taquígrafos y negrita si hacía falta. Pero al menos lo que tenemos da margen para ir haciendo cosas… Es un documento tan abierto”, conceden.

Ayer, las declaraciones tras la firma fueron tibias y no sorprendieron a nadie. Díaz Ferrán pidió al Gobierno medidas en materia de vivienda, energía e infraestructuras, al tiempo que alentó fórmulas para mejorar la financiación de las empresas. Al presidente de Cepyme, Jesús Bárcenas, sí puede leérsele más entre líneas. Calificó la declaración suscrita como “un ejercicio de compromiso compartido”, aunque templó gaitas al considerarla necesaria ante la “grave crisis” por la que atraviesa la economía española.

En cualquier caso, no es Díaz Ferrán el único que tiene el enemigo en casa. El secretario general de CCOO, José María Fidalgo, tras congratularse por la firma del texto, tuvo que afrontar las críticas del sector crítico del sindicato, que aseguró que la llamada Declaración para el impulso de la economía, el empleo, la competitividad y el progreso social es “un auténtico brindis al sol” que no aporta soluciones. Según este sector de CCOO, el documento no contempla medidas dirigidas a poner en marcha el plan de choque contra el paro y la crisis económica, apuntando “generalidades” como si fueran soluciones.